Colombia, miércoles 4 de febrero de 2009
HORACIO SERPA
Cuatro compatriotas han regresado de la muerte en vida que les decretaron las FARC hacia varios años. La tenacidad y la entrega incondicional a esa causa de la senadora Piedad Córdoba hicieron posible ese milagro, que ha devuelto la esperanza colectiva en nuevos caminos que conduzcan a una salida política al conflicto armado.
No ha sido fácil el proceso de liberación de los secuestrados por las FARC. Solo la valentía humanitaria de Piedad ha permitido mantener el tema en la agenda pública, luego de sufrir todo tipo de descalificaciones e improperios por su certera convicción de que hay que liberar a todos los secuestrados por esa guerrilla. A ella poco le ha importado el costo político y personal que ha tenido que pagar por su esfuerzo.
La apuesta por la paz que ha hecho Piedad resulta ganadora cuando de las selvas del sur del país regresan a la libertad, luego de un exhaustivo proceso de negociación con las partes, guerrilla y gobierno, los policías Walter Lozano, Juan Fernando Galicia y Alexis Torres, y el soldado Giovanni Domínguez, a quienes el país ha recibido con enorme expectativas.
Las liberaciones de Alan Jara y Sigifredo López, completan el objetivo trazado por Piedad y los intelectuales y académicos que integran el grupo colombianos por la Paz, quienes destrabaron la ruta de la libertad de los secuestrados, tras la exaltación de la Operación Jaque y la liberación de Ingrid por parte del Ejército.
Piedad ha hecho factible que con la ayuda del CICR y un país amigo, en este caso Brasil, con el consentimiento del Presidente Uribe, regresen del horror del secuestro quienes debieron estar libres hace muchos años. Esos hechos revelan que las FARC parecen estar entendiendo que fracasó su estrategia de secuestros políticos y que llegó la hora de la liberación unilateral. Cada día que los plagiados sigan en poder de las FARC, estas se debilitarán más y se excluirán del territorio de la política, para acomodarse en el del terrorismo.
La llegada de Cano a la comandancia de las FARC pareciera estar permitiendo que esa organización mire nuevos horizontes políticos, aunque falta que abandonen el accionar terrorista. Le corresponde a la sociedad civil crear escenarios que privilegien la política a la guerra total para ganar la reconciliación. Pero la guerrilla debe renunciar al secuestro, a las violaciones permanentes al DIH, y dar un giro que haga posible el inicio inmediato de un proceso de paz, con una nueva agenda y condiciones diferentes a los ya fracasados.
Piedad ha hecho el milagro de la libertad. Los colombianos debemos apoyarla en su esfuerzo y pedirle que siga adelante. Gracias Piedad, tu lucha humanitaria ha mostrado tu estatura de coraje, responsabilidad y compromiso social. Volver a Inicio >
HORACIO SERPA
Cuatro compatriotas han regresado de la muerte en vida que les decretaron las FARC hacia varios años. La tenacidad y la entrega incondicional a esa causa de la senadora Piedad Córdoba hicieron posible ese milagro, que ha devuelto la esperanza colectiva en nuevos caminos que conduzcan a una salida política al conflicto armado.
No ha sido fácil el proceso de liberación de los secuestrados por las FARC. Solo la valentía humanitaria de Piedad ha permitido mantener el tema en la agenda pública, luego de sufrir todo tipo de descalificaciones e improperios por su certera convicción de que hay que liberar a todos los secuestrados por esa guerrilla. A ella poco le ha importado el costo político y personal que ha tenido que pagar por su esfuerzo.
La apuesta por la paz que ha hecho Piedad resulta ganadora cuando de las selvas del sur del país regresan a la libertad, luego de un exhaustivo proceso de negociación con las partes, guerrilla y gobierno, los policías Walter Lozano, Juan Fernando Galicia y Alexis Torres, y el soldado Giovanni Domínguez, a quienes el país ha recibido con enorme expectativas.
Las liberaciones de Alan Jara y Sigifredo López, completan el objetivo trazado por Piedad y los intelectuales y académicos que integran el grupo colombianos por la Paz, quienes destrabaron la ruta de la libertad de los secuestrados, tras la exaltación de la Operación Jaque y la liberación de Ingrid por parte del Ejército.
Piedad ha hecho factible que con la ayuda del CICR y un país amigo, en este caso Brasil, con el consentimiento del Presidente Uribe, regresen del horror del secuestro quienes debieron estar libres hace muchos años. Esos hechos revelan que las FARC parecen estar entendiendo que fracasó su estrategia de secuestros políticos y que llegó la hora de la liberación unilateral. Cada día que los plagiados sigan en poder de las FARC, estas se debilitarán más y se excluirán del territorio de la política, para acomodarse en el del terrorismo.
La llegada de Cano a la comandancia de las FARC pareciera estar permitiendo que esa organización mire nuevos horizontes políticos, aunque falta que abandonen el accionar terrorista. Le corresponde a la sociedad civil crear escenarios que privilegien la política a la guerra total para ganar la reconciliación. Pero la guerrilla debe renunciar al secuestro, a las violaciones permanentes al DIH, y dar un giro que haga posible el inicio inmediato de un proceso de paz, con una nueva agenda y condiciones diferentes a los ya fracasados.
Piedad ha hecho el milagro de la libertad. Los colombianos debemos apoyarla en su esfuerzo y pedirle que siga adelante. Gracias Piedad, tu lucha humanitaria ha mostrado tu estatura de coraje, responsabilidad y compromiso social. Volver a Inicio >
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