miércoles, 9 de septiembre de 2009

EL AMOR VIAJA EN CARAVANA


Por: Martha Clemencia González M

Correo: alejanico@yahoo.com

"Entonces dijo Almitra: háblanos del amor. Y él levantó la cabeza, extendió su mirada sobre todo el pueblo de Orfalís, y un profundo silencio se hizo, y con voz sonora, díjoles:

Cuando el amor os llame, seguidlo, aunque sus caminos sean duros y empinados. Y cuando sus alas os envuelvan, entregáos a él. Aunque la espada que se oculte entre sus plumas os hiera. Y cuando os hable, creedle."

Los anteriores párrafos corresponden al capítulo dedicado al amor, escrito por el libanés Jalil Gibrán en su libro "El profeta, el loco".

He querido echar mano de esta descripción tan especial acerca del amor y de sus designios, para referirme a una costumbre divertida, bonita y al final eficaz que existe en España y tal vez en otras partes del mundo: organizar reuniones, especialmente de mujeres solteras, para relacionarlas con hombres, también solteros, de pueblos que corren el riesgo de desaparecer porque sus posibilidades de crecimiento poblacional son prácticamente nulas; ya que muchos se han ido a las grandes capitales, mientras que los que se han quedado no encuentran opciones reales de formar una familia en su propia tierra.

Otra particularidad de los encuentros organizados en España, es que las mujeres interesadas en visitar dichos pueblos, provienen de otras ciudades o regiones y viajan en caravanas especialmente acondicionadas para crear un ambiente además de festivo y original muy respetuoso, en el que a la llegada del "coche del amor", los solteros esperan en el marco de una fiesta al grupo de "chicas" dentro del que podrían encontrar a su "media naranja".

Y pongo entre comillas la palabra "chicas", ya que, por lo general, a esta divertida e inofensiva aventura, se apuntan mujeres cuyas edades oscilan entre los 35 y los 50 o 55 años. Lo mismo sucede con la parte masculina...la de los "chicos". Hay que apuntar, además, que dado el nivel de inmigración en España, las participantes bien pueden ser nacidas en este país, como provenientes de otras partes del mundo; de hecho hago énfasis en la altísima inscripción de mujeres latinoramericanas.

Al llegar la caravana, el ayuntamiento da inicio a una fiesta musical y gastronómica de un día, por lo general, organizada en la plaza principal del pueblo que se acondiciona especialmente con flores y festones a fin de contar con un ambiente alegre y a la vez romántico, que pueda servir de preámbulo a la formación de nuevas parejas.

Gran parte de los gastos de estas fiestas, se pagan con el valor de las inscripciones de los participantes: 100 euros los hombres y 20 euros las mujeres. Generalmente, los grupos de cada carvana, están conformados por un número que oscila entre 80 y 100 personas, como mínimo.

De este tipo de experiencias surgen anécdotas graciosas, como la de una cubana de 33 años, residente legal en España, que se apuntó por primera vez a "la caravana del amor" y al llegar al pueblo y ver las edades de los "chicos" dijo con una amplísima sonrisa y evidentemente sin el ánimo de ofender, sino de bromear acerca del motivo de su asistencia: "en España, los hombres son como los teléfonos públicos en Cuba: los que no están ocupados, están desconchados (viejos o rotos)".

Como contraparte, están quienes si han sentido el flechazo del amor y han visto cómo las fotos que les toman en estos encuentros, años más tarde les sirven para contar a sus hijos y/o a sus amigos, cómo fue el inicio de su relación.

"Las caravanas del amor", no son tradición de un punto exclusivo en España, ya que se realizan en diferentes partes del territorio nacional, por lo general en verano, con resultados que aún no terminan por satisfacer a sus organizadores, ya que son muy pocas las parejas que verdaderamente resultan de estas experiencias.

Aún así, el intento es, por lo visto, agradable y sano. Y como mínimo, seguro si quedan muchos lazos de amistad entre quienes asisten a estos encuentros. Por esta misma razón, acudo de nuevo al libro de Gibrán y cierro con lo siguiente: "el amor no da nada que no sea de sí mismo, y no toma nada que no sea de sí mismo. El amor no posee, ni permite ser poseído. Porque el amor se basta al amor. Y recordad que nunca podréis dirigir el curso del amor, sino que el amor, si os encuentra dignos, es el que dirigirá vuestro curso". Volver a Pág España >

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