Por: Ferna Domin -Autor: FERNANDO DOMINGUEZ -Creada: octubre 15 de 2009 -
La decisión de un juez ecuatoriano de dictar orden de captura en contra de otro nacional más, en este caso el general Freddy Padilla De León muestra sin duda la hipócrita y oscura maniobra del gobierno de Quito que, por un lado muestra su amable y dispuesta actitud de acercamiento y dialogo -como presidente protémpore de una organización regional-, y, por otro lado sigue produciendo dolorosos y constantes estertores por esa vieja y honda herida que dejó la necesaria, inolvidable y heroica gesta militar colombiana en su olvidada pero alquilada región de Sucumbíos.
Que extraña ironía. Ahora, cuando se están generando avances en los acercamientos para el restablecimiento de las relaciones diplomáticas con el gobierno ecuatoriano rotas luego de la operación militar a un campamento de las FARC en territorio del vecino país, donde se logró la muerte de alias “Raúl Reyes” además de su séquito personal, la justicia ecuatoriana en un alarde de “independencia” de poderes –faltaba más- pretende con desconocimiento del gobierno central de su país retroceder en dichos avances notorios y casi que esperanzadores anteponiendo su ofensiva justiciera bajo la figura de jurisdicción de extraterritorialidad y sin tener en cuenta las prioridades de la política exterior de su país llamar a juicio a uno de los artífices de una de las más trascendentales gestas militares en la historia reciente de Colombia, el general Padilla De León.
No resulta extraño luego de reflexionar que este tipo de decisiones tengan un trasfondo que puede parecer negativo o pesimista, pero que hoy por hoy es cada vez más evidente y descarado. El acercamiento de Ecuador no es otra cosa más que una cortina de humo, de esa dilatoria y compleja, carente de la buena voluntad y confianza que debería contener tan difícil y extenuante labor conciliatoria más aún en el campo diplomático. Pero desafortunadamente esa línea entre la buena y mala leche de la política de vecindad es casi que imperceptible. Los lineamientos de la política exterior del Ecuador sabemos realmente de donde proviene, sabemos realmente cual es el objetivo fehaciente de que nunca se logre un real acercamiento de nuestro país con el vecino del sur, y, sabemos que las fuerzas subversivas en su avanzada y firme diplomacia han logrado que la guerra siempre perdida en el campo militar se traslade a los anales de la justicia no solo nacional sino en este caso también la notamos en los infames y sesgados laudos de justicia internacional.
Lo que hoy sucede con este honroso general no es más que una patraña política que trasciende fronteras. Faltaba más que Colombia permita tan fácilmente que sus nacionales hoy héroes terminen ante el escarnio de una justicia permeada por la dictadura del socialismo del siglo XXI y, que más allá de lo que pudo parecer una invasión hostil y arrasadora a un territorio hermano lo que se buscaba en realidad era salvaguardar nuestra nación y a nuestros connacionales del cáncer del terrorismo, pero que tristemente la valoración la hacen los que realmente sienten la paz y la democracia más allá de las ideologías y los sesgos de la coyuntura actual, lejos de los que creen que cada golpe a las Farc es un golpe a un “Ejercito de un pueblo” a unos “guerreros” a unos reivindicadores de una causa que jamás se les ha pedido la logren ni que mucho menos representan a un pueblo que hoy y siempre ha de rechazarlos y juzgarlos por siempre al ser los gestores del dolor que hoy siente una patria que defiende y defenderá con cuerpo y alma a sus hoy héroes pretendidos por un cadalso ajeno ávido y sediento de venganza y revancha. Regresar a Inicio >
La decisión de un juez ecuatoriano de dictar orden de captura en contra de otro nacional más, en este caso el general Freddy Padilla De León muestra sin duda la hipócrita y oscura maniobra del gobierno de Quito que, por un lado muestra su amable y dispuesta actitud de acercamiento y dialogo -como presidente protémpore de una organización regional-, y, por otro lado sigue produciendo dolorosos y constantes estertores por esa vieja y honda herida que dejó la necesaria, inolvidable y heroica gesta militar colombiana en su olvidada pero alquilada región de Sucumbíos.
Que extraña ironía. Ahora, cuando se están generando avances en los acercamientos para el restablecimiento de las relaciones diplomáticas con el gobierno ecuatoriano rotas luego de la operación militar a un campamento de las FARC en territorio del vecino país, donde se logró la muerte de alias “Raúl Reyes” además de su séquito personal, la justicia ecuatoriana en un alarde de “independencia” de poderes –faltaba más- pretende con desconocimiento del gobierno central de su país retroceder en dichos avances notorios y casi que esperanzadores anteponiendo su ofensiva justiciera bajo la figura de jurisdicción de extraterritorialidad y sin tener en cuenta las prioridades de la política exterior de su país llamar a juicio a uno de los artífices de una de las más trascendentales gestas militares en la historia reciente de Colombia, el general Padilla De León.
No resulta extraño luego de reflexionar que este tipo de decisiones tengan un trasfondo que puede parecer negativo o pesimista, pero que hoy por hoy es cada vez más evidente y descarado. El acercamiento de Ecuador no es otra cosa más que una cortina de humo, de esa dilatoria y compleja, carente de la buena voluntad y confianza que debería contener tan difícil y extenuante labor conciliatoria más aún en el campo diplomático. Pero desafortunadamente esa línea entre la buena y mala leche de la política de vecindad es casi que imperceptible. Los lineamientos de la política exterior del Ecuador sabemos realmente de donde proviene, sabemos realmente cual es el objetivo fehaciente de que nunca se logre un real acercamiento de nuestro país con el vecino del sur, y, sabemos que las fuerzas subversivas en su avanzada y firme diplomacia han logrado que la guerra siempre perdida en el campo militar se traslade a los anales de la justicia no solo nacional sino en este caso también la notamos en los infames y sesgados laudos de justicia internacional.
Lo que hoy sucede con este honroso general no es más que una patraña política que trasciende fronteras. Faltaba más que Colombia permita tan fácilmente que sus nacionales hoy héroes terminen ante el escarnio de una justicia permeada por la dictadura del socialismo del siglo XXI y, que más allá de lo que pudo parecer una invasión hostil y arrasadora a un territorio hermano lo que se buscaba en realidad era salvaguardar nuestra nación y a nuestros connacionales del cáncer del terrorismo, pero que tristemente la valoración la hacen los que realmente sienten la paz y la democracia más allá de las ideologías y los sesgos de la coyuntura actual, lejos de los que creen que cada golpe a las Farc es un golpe a un “Ejercito de un pueblo” a unos “guerreros” a unos reivindicadores de una causa que jamás se les ha pedido la logren ni que mucho menos representan a un pueblo que hoy y siempre ha de rechazarlos y juzgarlos por siempre al ser los gestores del dolor que hoy siente una patria que defiende y defenderá con cuerpo y alma a sus hoy héroes pretendidos por un cadalso ajeno ávido y sediento de venganza y revancha. Regresar a Inicio >
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