Fuente: Lapatria.com >
Ha sido escandaloso saber cómo la casi totalidad de los recursos de este supuesto noble y protector estímulo al sector agrícola quedaron en manos de unos pocos y además de unos pocos ricos.
__________________________Luis Felipe Gómez Restrepo SJ
El gobierno de Uribe, tanto el primero como el segundo, se ha caracterizado por jugarle a fondo a los incentivos al capital. Y evidentemente en Colombia, con una de las tasas de desigualdad en la distribución del ingreso más malas de toda América Latina, esta fórmula se convierte en un instrumento que aumenta dicha inequidad. La opinión pública ha podido ver en los últimos días el debate sobre el programa de Agro-Ingreso Seguro, de cómo la política de incentivos al agro quedó atrapada en las manos de unos cuantos ricos.
¡Qué afrenta tan grande a un país con tantos campesinos pobres! Qué cinismo del Estado.
Ha sido escandaloso saber cómo la casi totalidad de los recursos de este supuesto noble y protector estímulo al sector agrícola quedaron en manos de unos pocos y además de unos pocos ricos. El ex ministro Arias se defiende diciendo que se optaron por unos criterios, por una especie de licitación pública. Pero la pregunta de fondo es que si se quería beneficiar a los pequeños y medianos campesinos había que diseñar una manera para que los campesinos de verdad tuvieran acceso. Pero la verdad es que los grandes latifundistas ya sabían del asunto y cuando se abrió la recepción de postulantes quedaron en los primeros puestos y agotaron los recursos.
Veamos una imagen, es como si se organizara una carrera de carros. Todas las reglas se dispusieran, pero pudieran competir desde un Renault 4 hasta un Ferrari. Es obvio que el Ferrari en menos de diez segundos estará en la meta, ¡cuando el Renault 4 todavía lo estén calentando para arrancar! Y esto es producto de la insensibilidad y falta de conocimiento (para no decir que hay una maldad…) de la realidad nacional, de tener una verdadera opción por los que están pasando hambre y dificultad en el campo.
Pero este es uno de los casos. Ya con la rebaja del impuesto al patrimonio y en la reinversión de utilidades en las empresas, también se cayó en la misma perversidad. Es para que los ricos sean más ricos. Y esto no hay derecho en un país con tantos sufrimientos sociales. Es triste que los recursos escasos del presupuesto nacional lleguen a las billeteras rechonchas de unos pocos.
Colombia requiere de una política social consistente, que desarrolle sistemas para que los pobres puedan satisfacer sus necesidades básicas, para que el emprendimiento de las personas sin capital pueda ser una realidad. Un verdadero Estado preocupado por los pobres no puede darse el lujo de este tipo de errores.
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__________________________Luis Felipe Gómez Restrepo SJ
El gobierno de Uribe, tanto el primero como el segundo, se ha caracterizado por jugarle a fondo a los incentivos al capital. Y evidentemente en Colombia, con una de las tasas de desigualdad en la distribución del ingreso más malas de toda América Latina, esta fórmula se convierte en un instrumento que aumenta dicha inequidad. La opinión pública ha podido ver en los últimos días el debate sobre el programa de Agro-Ingreso Seguro, de cómo la política de incentivos al agro quedó atrapada en las manos de unos cuantos ricos.
¡Qué afrenta tan grande a un país con tantos campesinos pobres! Qué cinismo del Estado.
Ha sido escandaloso saber cómo la casi totalidad de los recursos de este supuesto noble y protector estímulo al sector agrícola quedaron en manos de unos pocos y además de unos pocos ricos. El ex ministro Arias se defiende diciendo que se optaron por unos criterios, por una especie de licitación pública. Pero la pregunta de fondo es que si se quería beneficiar a los pequeños y medianos campesinos había que diseñar una manera para que los campesinos de verdad tuvieran acceso. Pero la verdad es que los grandes latifundistas ya sabían del asunto y cuando se abrió la recepción de postulantes quedaron en los primeros puestos y agotaron los recursos.
Veamos una imagen, es como si se organizara una carrera de carros. Todas las reglas se dispusieran, pero pudieran competir desde un Renault 4 hasta un Ferrari. Es obvio que el Ferrari en menos de diez segundos estará en la meta, ¡cuando el Renault 4 todavía lo estén calentando para arrancar! Y esto es producto de la insensibilidad y falta de conocimiento (para no decir que hay una maldad…) de la realidad nacional, de tener una verdadera opción por los que están pasando hambre y dificultad en el campo.
Pero este es uno de los casos. Ya con la rebaja del impuesto al patrimonio y en la reinversión de utilidades en las empresas, también se cayó en la misma perversidad. Es para que los ricos sean más ricos. Y esto no hay derecho en un país con tantos sufrimientos sociales. Es triste que los recursos escasos del presupuesto nacional lleguen a las billeteras rechonchas de unos pocos.
Colombia requiere de una política social consistente, que desarrolle sistemas para que los pobres puedan satisfacer sus necesidades básicas, para que el emprendimiento de las personas sin capital pueda ser una realidad. Un verdadero Estado preocupado por los pobres no puede darse el lujo de este tipo de errores.
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