FUTBOL DE PURO MILAGRO
Milagro, Milagro… gritó la señorita Triniristirina Suezcún cuando vio que, aunque echaba humo, su vieja camándula chiquinquireña y su vetusto libro de oraciones a las benditas almas, se había salvado del voraz incendio como se salvó el chino Moisés milagrosamente de las aguas. Sucedió que la señorita Suezcún, señorita aunque con ocho nietos, todos graduados en la universidad, le había metido candela a su humilde vivienda de pocos ladrillos pero de muchas latas, con una veladora grande de catedral con la que le pedía a las susodichas damas de ultratumba, que la volvieran rica después de vieja, ya que de joven no le habían socorrido un marido que no bebiera trago ni uno que no jugara tejo. Pero las benditas almas le obsequiaron el milagro de dejarla en la cochina calle a través de un incendio. Para completar, los colombianos somos milagreros por herencia cultural y por nuestra propia naturaleza. El chance, la lotería, el baloto, las rifas y unas veladoras de las más grandes, son la base fundamental, la teoría de Keines y los elementos desarrollistas para los proyectos de vida. “Dios lo quiso así”, dijo un viejo de Vélez cuando se le perdió la plata.
Y yo creo que Kiko Barrios, el Director Técnico del Atlético Bucaramanga, sin muchas diferencias, no se le queda atrás. Lo de la búsqueda del milagro de Kiko Barrios y lo de la bendición del equipo es demasiado correcto y acertado. Lo que pasó fue que el agua bendita que le echaron al equipo para bendecirlo no estaba hervida y a los muchachos les dio amibiasis. Otro error técnico del Kiko Barrios: cómo no se le ocurre meter a la Santísima Trinidad en la delantera, hombre. ¿Ustedes se acuerdan de Lato, Deina y Sarmach, del seleccionado de Polonia? ¿O a Tostao, Pelé y Jairsinho del conjunto brasileño? Pues éstos son unos pinches jugadores de tángara al lado de la Santísima Trinidad porque estos tres manes si saben de fútbol, dado que aún sin la pelota, meten los goles por cualquier parte. Ahí no hay Lev Yashin, ni Amadeo Carrizo, ni el Divino Zamora que valgan.
Ahora, cómo no se le ocurre al Kiko Barrios sacar de una oreja a Marlon Díaz y meter de una a San Martín de Porres, hombre. Ese negrito, ahí como lo ven, humilde, vaciado y todo, juega más que Maicon o Balotelli. ¿Se da cuenta cómo se parece a Tierry Henry? Y dizque hace los mismos, e incluso mejores milagritos que el francés. Un comentarista holandés dijo, yo no sé si por puro mamar gallo, que al negrito San Martín no se le había dado la gana fichar con el Barcelona, ni mucho menos alinearse con Camerún, de donde es oriundo, por una bronca de tragos con Samuel E’too. Lo único que tiene de malo el negrito es que anda con una gallada de perros, ratones y gatos pero el man patea con ambas.
Ahora por dios Kiko Barrios, cómo es que usted olvida al Señor de los Milagros si está allí no más en Girón, que para venir, cualquiera le hubiera regalado lo de la buseta. “Ese man sí es que en verdad es un teso cuadro”, como dicen los costeños. La otra vez dizque le llegó un tipo con una Orquitis crónica por lo cual no podía procrear, y el Señor de los Milagros le hizo dos jugadas mil veces mejores que cualquiera de las de Pelé o de Maradona: no sólo le dio ocho criaturitas sino que se ganó la lotería cuatro veces.
Por otra parte, si ve que el argentino Caporale no hace milagros que los argentinos son verracos para eso, y si no pregúntele a Maradona cómo fue lo de la “mano milagrosa” cuando sacó del mundial a Inglaterra en ese entonces, porque no metió a San Pedro Claver o a San Luis Gonzaga. Estos son otros dos manes, carajo, jodidos en el medio campo y como volantes de contención, ahí no hay ningún Mascherano. ¿Entonces, qué es lo que usted sabe de milagros don Kiko Barrios? Cómo es que no cuenta con Juan Pablo II que todavía no es santo pero va para allá que se las pela, que no hizo sino el milagrito, con Lech Walesa, de ayudar a desbaratar a la Unión Soviética.
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