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martes, 23 de marzo de 2010

La humanización de la industria petrolera

Fuente: Recibido por correo

Por Óscar Humberto Gómez Gómez

Houston, en el Estado de Texas, para no citar sino un ejemplo, es la ciudad petrolera por excelencia en los Estados Unidos. Y a su alrededor sólo se respira progreso.

Pero, ¿qué sucede en Colombia? ¿Por qué alrededor de nuestras zonas petroleras sólo se observan caminos de herradura, miseria, prostitución, cantinas, embriaguez, violencia, hambre y olvido?

Indudablemente, algo está fallando. Y viene fallando desde hace mucho tiempo.

No tiene sentido lógico alguno, en efecto, que lo que circunde la fuente de riqueza por excelencia sea, precisamente, su contrario: la pobreza.
Ya es hora de que a esa situación absurda se le ponga remedio.
HUMANIZAR LA INDUSTRIA DEL PETRÓLEO debe ser el ideal inmediato.
El petróleo, ciertamente, debe suponer alegría, confianza en el futuro, vías pavimentadas y anchurosas por donde circule el turismo, escuelas bien dotadas, colegios de excelente nivel académico, universidades cuyos egresados no vayan a engrosar los batallones del desempleo, la incertidumbre y el resentimiento social, hospitales de nivel IV donde los pacientes disfruten de los avances tecnológicos y científicos logrados por la Medicina, centros de abastecimiento con precios razonables en los que se encuentre de todo; en fin, una comunidad donde no sea exótica la esperanza.

Alrededor del petróleo debe afincarse el respeto por la dignidad de la mujer, por el futuro de nuestra niñez, por el porvenir de nuestra juventud. Ni la mujer, ni la niñez, ni la juventud en las zonas petroleras nacionales tienen porqué resignarse a la sempiterna violencia intrafamiliar, al anacrónico analfabetismo y a la vergonzosa deserción escolar; ningún niño de las regiones petroleras tiene por qué quedar marginado del sistema educativo colombiano; al contrario: las regiones petroleras deben brindarle a Colombia profesionales idóneos en las diversas áreas del saber humano.

Es inaplazable desterrar la creencia generalizada de que la presencia del Estado alrededor del petróleo se reduce al acantonamiento de tropas. Por supuesto, la fuerza pública de cualquier país, llámese Cuba, Venezuela, Rusia, China, Alemania o España, con su presencia afirma la soberanía nacional. Pero eso no es suficiente.

A LA INDUSTRIA PETROLERA HAY QUE DARLE UN ROSTRO HUMANO.
Quienes sólo exigen para los territorios petroleros una buena provisión de fusiles y de balas le están haciendo un inmenso daño a la democracia. Tanto, como el que le hacen aquellos que ingenuamente creen que el Estado puede renunciar a su presencia soberana y volverse algo así como un Estado invisible o apendejado.

Lo que ha ocurrido, quizás, es que jamás se ha tomado en serio el RESPETO que merecen las zonas de donde se extrae el petróleo, mejor dicho: las zonas de donde brota la RIQUEZA, las cuales no deberían vivir en la MISERIA, sino ser regiones PRÓSPERAS.
Ojalá se piense seriamente en esto en la nueva era que se avecina para Colombia.


COLOFÓN: La Psicología contempla la introspección como método de análisis. Hagamos una INTROSPECCIÓN NACIONAL y meditemos sobre si será que no hemos aprendido las lecciones que nos ha dejado la Historia de Colombia y persistimos, más bien, en la creencia errada de que la violencia, pura y simple, nos lo solucionará todo.

No insistamos en creer eso. Porque finalmente se comprobará algún día que los problemas de la humanidad solamente podía solucionarlos la más poderosa fuerza cósmica existente en el universo: la fuerza inconmensurable del Amor.

Si no, miren a dónde ha conducido al mundo su ausencia.

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