Por Mauricio Aguilar Hurtado
Senador de la República
La emergencia que actualmente se vive en las principales vías de Santander, donde según el último reporte del Instituto Nacional de Vías (Invías) cuatro corredores todavía presentan cierre para el trasporte de carga, es el resultado de la indiferencia de las autoridades departamentales y nacionales para definir una política de prevención y control frente a la existencia de numerosas fallas geológicas en las que se encuentra ubicada la ciudad de Bucaramanga y otros 15 municipio de esta región.
Es ilógico que solo se pretenda responsabilizar a la fuerte ola invernal del colapso en la red vial, cuando llevamos años escuchando a los expertos hablar sobre la problemática geológica del Departamento, la cual ha convertido a Santander en el segundo “nido sísmico” del mundo por su permanente actividad.
El pasado invierno fue la gota que derramó el vaso y agravo una situación ya por muchos conocida y anunciada: Santander no cuenta con estudios técnicos que alerten sobre las consecuencias que sus fallas geológicas pueden ocasionar; además es evidente el fracaso de las autoridades ambientales para prevenir y contrarrestar los daños ocasionados por las lluvias.
La vía Bucaramanga-Barrancabermeja fue la más afectadas por este fenómeno. El suelo se desplazó en un tramo de 3 kilómetros debido a que la carretera se construyó sobre una falla geológica. Tras 34 días de cierre total, hoy la vía está habilitada a un solo carril para vehículos pequeños y medianos; pero aún se sienten las pérdidas millonarias de las empresas de transporte de pasajeros y de carga, y a ello se suma el riesgo al que se sometieron cientos de personas que hicieron peligrosos transbordos por la necesidad de transitar entre la capital santandereana y la ciudad petrolera.
Ante este panorama, lo único cierto es que se debe construir una vía sustitutiva. Sin embargo, llama la atención que hasta el momento no hay una solución definitiva para la comunicación terrestre de estas dos ciudades. Ojalá se haya aprendido esta lección de la naturaleza, de lo contrario se correría el riesgo de construir esta nueva vía sobre otra falla geológica.
Estaré muy atento a la decisiones finales de todo este proceso; y así suene repetitivo en mis peticiones, en este periodo legislativo seguiré insistiendo sobre la importancia de atender las necesidades de infraestructura vial que tienen las provincias santandereanas.
Como miembro de la Comisión Sexta del Senado alerte en varias oportunidades sobre el mal estado de la vía Curos-Málaga en la Provincia de García Rovira, por eso aplaudo que empezando el nuevo año el Gobierno Nacional hiciera presencia en la región y anunciara la inversión de cerca de 250 mil millones para la pavimentación de esta vía.
Pero queremos que estas iniciativas se repliquen en otros sectores del Departamento, porque como ya lo dije y lo vuelvo a repetir: la economía de Santander no resiste otro colapso vial.
Necesitamos soluciones inmediatas que mejoren la movilidad restringida a los transportadores de carga para que los campesinos vuelvan a comercializar sus productos. Es lamentable ver que a pesar del privilegio de estar comunicada con las principales ciudades del país, la región se está empobreciendo por el pésimo estado de sus carreteras.
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