Para resolver el hambre, la
simple compasión no es suficiente. O mejor, es contraproducente. El
paternalismo, que propicia la entrega de pescado, pero no enseña a pescar, ha
agravado un problema que no ha sido abordado de manera responsable,
probablemente por la dependencia que las empresas electorales tienen del voto
de quienes nada tienen y que, como ya sabemos, reciben promesas de un maná
futuro, y reciben la lechona dominical como premio de consolación. ¡Un toma y
daca nefasto!
La solución estructural del
desempleo demanda, fundamentalmente, un cambio de mentalidad sobre el trabajo y
la vida en general: hay que acabar con el concepto de que el desempleado es una
víctima de la sociedad (que, irónicamente, lo es), para despertar en ellos un
espíritu de dignidad y compromiso con su propia vida y con la sociedad.
Veamos: son muchos los niños
que rechazan la idea de ir a la escuela—quizá tienen en la cabeza la idea de
que educarse es perder el tiempo, o no encuentran en las aulas atractivos
suficientes—, y después, cuando alcanzan la edad de trabajar y al verse sin
oportunidades se convierten en carne de cañón para la delincuencia o en peso
muerto para el Estado, porque nunca tuvieron acceso a formación de calidad para
enfrentar la vida.
¿Por qué razón esforzarse,
cuando el sistema les garantiza la supervivencia? A Nicolás Maduro lo respaldan
millones de personas sin futuro económico, a quienes mantiene en situación de
dependencia, cada vez más acentuada, para nutrirse de su respaldo. La izquierda
histórica nos decía que ese era el truco de las castas dominantes en la feudal
América Latina.
Es obvio que mantener un
ejército de personas dependientes conviene a los intereses de la política
tradicional, que se nutre del populismo, pero no es saludable para el
desarrollo integral de los pueblos. De lo cual debemos hacer conciencia ahora,
cuando, con el proceso de paz, al país se le ofrece la posibilidad de un nuevo
comienzo: un gran pacto social por la Educación que forme para la vida y abra
todas las oportunidades a todos por igual.
Ahora, ¿qué hacer para
resolver, estructuralmente, el desempleo, después de tomar conciencia de las
causas supremas del mismo? Entre muchos recursos (sin ser simplistas, por
supuesto), impulsar, de parte de los sectores público y privado la formación y
el apoyo financiero para fortalecer el emprendimiento como la nueva filosofía
del trabajo. Articular las cadenas productivas, para que las empresas fuertes
ayuden a las emergentes y se genere el círculo virtuoso del desarrollo
económico.
Hacer realidad el principio de responsabilidad social de empresarios y gremios, con la exigencia de resultados comprobables de parte de los beneficiaros. Exigir productos de calidad que estimulen la competencia. Todo, menos la simple compasión, que sirve para mantener empresas electorales y dictaduras, pero no para generar legítimo desarrollo.
Hacer realidad el principio de responsabilidad social de empresarios y gremios, con la exigencia de resultados comprobables de parte de los beneficiaros. Exigir productos de calidad que estimulen la competencia. Todo, menos la simple compasión, que sirve para mantener empresas electorales y dictaduras, pero no para generar legítimo desarrollo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario