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lunes, 16 de marzo de 2015

Más allá del desempleo

Por Sergio Isnardo Muñoz
Para resolver el hambre, la simple compasión no es suficiente. O mejor, es contraproducente. El paternalismo, que propicia la entrega de pescado, pero no enseña a pescar, ha agravado un problema que no ha sido abordado de manera responsable, probablemente por la dependencia que las empresas electorales tienen del voto de quienes nada tienen y que, como ya sabemos, reciben promesas de un maná futuro, y reciben la lechona dominical como premio de consolación. ¡Un toma y daca nefasto!
La solución estructural del desempleo demanda, fundamentalmente, un cambio de mentalidad sobre el trabajo y la vida en general: hay que acabar con el concepto de que el desempleado es una víctima de la sociedad (que, irónicamente, lo es), para despertar en ellos un espíritu de dignidad y compromiso con su propia vida y con la sociedad.
Veamos: son muchos los niños que rechazan la idea de ir a la escuela—quizá tienen en la cabeza la idea de que educarse es perder el tiempo, o no encuentran en las aulas atractivos suficientes—, y después, cuando alcanzan la edad de trabajar y al verse sin oportunidades se convierten en carne de cañón para la delincuencia o en peso muerto para el Estado, porque nunca tuvieron acceso a formación de calidad para enfrentar la vida.
¿Por qué razón esforzarse, cuando el sistema les garantiza la supervivencia? A Nicolás Maduro lo respaldan millones de personas sin futuro económico, a quienes mantiene en situación de dependencia, cada vez más acentuada, para nutrirse de su respaldo. La izquierda histórica nos decía que ese era el truco de las castas dominantes en la feudal América Latina.
Es obvio que mantener un ejército de personas dependientes conviene a los intereses de la política tradicional, que se nutre del populismo, pero no es saludable para el desarrollo integral de los pueblos. De lo cual debemos hacer conciencia ahora, cuando, con el proceso de paz, al país se le ofrece la posibilidad de un nuevo comienzo: un gran pacto social por la Educación que forme para la vida y abra todas las oportunidades a todos por igual.
Ahora, ¿qué hacer para resolver, estructuralmente, el desempleo, después de tomar conciencia de las causas supremas del mismo? Entre muchos recursos (sin ser simplistas, por supuesto), impulsar, de parte de los sectores público y privado la formación y el apoyo financiero para fortalecer el emprendimiento como la nueva filosofía del trabajo. Articular las cadenas productivas, para que las empresas fuertes ayuden a las emergentes y se genere el círculo virtuoso del desarrollo económico.
Hacer realidad el principio de responsabilidad social de empresarios y gremios, con la exigencia de resultados comprobables de parte de los beneficiaros. Exigir productos de calidad que estimulen la competencia. Todo, menos la simple compasión, que sirve para mantener empresas electorales y dictaduras, pero no para generar legítimo desarrollo.

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