Trafugario
Por: José Óscar Fajardo
Antes de que me despidan del
periódico por escribir lujuriosas obcenidades como argüiría el señor procurador
General de la Nación, quien a la postre odia, no las Cucas si no las obcenidades, quiero aclarar que
Cuca, así como lo pueden leer, es un sabroso amasijo oriundo de las tierras
santandereanas y exactamente de Florida y otras poblaciones circunvecinas,
según datos emitidos por científicos de la Nasa. De tal manera, les ruego que
no me miren rayado. Lo que pasó fue que estuve perorando por largo rato con mi
muy estimado amigo NN, antiguo Gobernador, quien a la postre resultó ser uno de
los “cucólogos” más avezados que tiene el Departamento. El me pidió muy
comedidamente que aprovechara mi columna y le hablara al público en general,
sobre los luciferinos poderes de la Cuca. Me refiero al susodicho amasijo del
cual el doctor NN, según me demostró, sabe más que Max Plank de Mecánica
Cuántica. Reitero vehementemente que NN, qué envidia, es un refinado y
envidiable cucólogo. Temo que a estas alturas del partido, yo no sé qué estarán
elucubrando algunos hermanos cristianos y algunos sacerdotes de la caridad y a
todos los que les hace daño la Cuca. Me refiero al amasijo de NN. Pestes me
estarán echando y muchas maldiciones me caerán, pero Dios ha de salvarme porque
la Cuca, es decir el amasijo, es de lo más sagrado y alimenticio que tiene la
creación (me refiero a la cocina creativa de las amas de casa de Florida que
fue donde parece que inventaron el amasijo).
Me remito a Florida, Santander, y no a Florida, EE UU, aunque dicen las
malas lenguas allí también pululan unas hermosas Cucas. En este caso empleo el
adjetivo “hermosas”, en calidad de sabrosas, porque si no el señor Procurador
General de la Nación me capa pero con unas tenazas de herrería. Dios me asista.
Claro que NN me pidió muy comedidamente que aclarara que Cuca es también el
apocope del nombre genérico de un animal asqueroso al que todo el mundo le
tiene tirria precisamente porque no hay rendija que se respete que no tenga
cucaracha. Eso es. Me refiero a la cucaracha. Y me rogó NN que aclarara lo del
nombre genérico de la cucaracha porque
es que no se conoce una cucaracha que tenga nombre propio, por decir algo
Eneida, Eudolorquina, Ortisidia, y además otras cucarachas. Sé que con esta
columna me voy a echar de enemigos a muchos amigos que no les gusta, o le hacen
mala atmósfera a la Cuca, sobre todo cuando esta va acompañada con masato y
queso o con café con leche. No me pidan que diga nombres propios de hombres que
no gustan de la Cuca porque en ese caso me tocaría ir a ejercer el periodismo a
Siberia o a Africa por lenguaraz. Claro, en esas condiciones y con esos
revueltos a cualquier cristiano le hace daño la Cuca. Eso me dijo NN. Durante la charla NN me comentó que hay un
exalcalde y un exgobernador que no es mucho lo que gustan de la Cuca, o mejor
dicho que la saborean pero muy por debajo de cuerda porque ellos son muy
tímidos para comer en público. No obstante, sí aceptan que ese amasijo es una
verdadera obra de Arte, no de las amas de casa florideñas sino del propio
creador. Que es mucho ser rica (me refiero al amasijo) para que el señor
Procurador no me vaya a descamandular. Deduje entonces que el singular NN, sin
lugar a dudas, es el hombre que más conoce de cucas sobre la faz de la tierra.
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