Trafugario
Escribe: José Óscar Fajardo
Todos los años y por esta
misma época se lleva a cabo como un ritual y por pura herencia cultural, las
fiestas municipales de Vélez que a la hora de la verdad son regionales. Y yo
creo que el nombre de Vélez es conocido a nivel mundial, no solo por sus bocadillos
sino también por su historia que viene desde la conquista y que se afianza
durante la colonia con tantos sucesos que ocurrieron en este período. Por
ejemplo, la llegada de Martín Galeano y el genocidio de sus antiguos pobladores
y verdaderos dueños de las tierras como eran los indios Agataes y Cocomés,
Chipataes y Cimitarras, que se encontraban aquí por simple ley natural puesto
que allí en aquel territorio de América nacieron, se criaron y crearon su propia cultura. Los
cronistas que arribaron con los conquistadores, y que eran los periodistas de
la época y los encargados de registrar todos los hechos de aquel entonces, los
cuentan con sus medios primitivos y con sus propias metodologías ya que no
existían los engendros de las
comunicaciones de hoy. Son varios y muy destacados y entre ellos se ubica a
Fray Pedro Simón, uno de los más prolíficos cronistas de la provincia de Vélez. Entre tantas cosas narra alguien que
Vélez no nació allí donde está hoy, sino donde hoy está ubicado Cite,
corregimiento de Barbosa. A Cite le tienen un cuento, del origen de su nombre,
que dan ganas de llorar. Dice la tradición de, “corre ve y dile”, que cuando
surgió y creció el caserío, llegó el momento de ponerle nombre. Los sobresalientes del caserío dizque
comenzaron a decirse entre sí, cite usted, y que el otro le respondía: no, cite
usted. Y que de ahí surgió el nombre de Cite. Una historia tan tonta como
ridícula. En cambio opina mi amigo abogado, músico e historiador oriundo de
Vélez, Wilson Hernández, que tal palabra se deriva del francés La Cité (La
ciudad) y que proviene por allá de los tiempos de la fundación de París, unos
700 años DC. La Cité era una isla que quedaba en medio de una bifurcación del
río Sena, muy cerca de otra isla llamada Santo Domingo en territorio Francés.
Wilson asegura que la palabreja llegó al Nuevo Reino y exactamente a esta
región, traída por los conquistadores como muchas otras, Pamplona, Málaga,
Medellín, y que aquí le quitaron la
tilde. Pero miren qué ocurre con el nombre de Vélez. A orillas del mar
Mediterráneo por allá por el siglo XV, había tres poblados con el nombre
genérico de Vélez. Ellos eran Vélez Málaga, Vélez Rubio y Vélez Benahudaya. De
Vélez Málaga era la esposa del conquistador Gonzalo Jiménez de Quesada, quien
entre otras cosas padecía de Lepra y prácticamente eso lo mató. O lo ayudó a
matar porque los enfermos de Hansen, como se les dice hoy, mueren más que todo
de viejos. Cuando ya quedó fundada y establecida La Cité de Vélez donde está
hoy, Martín Galeano, su fundador, quiso tener una deferencia con su jefe
Gonzalo Jiménez de Quesada, y en honor a su esposa, de Gonzalo Jiménez, le puso y oficializó el nombre de Vélez como se
le conoce hoy. Hay un montón de datos históricos aledaños y muy deliciosos,
como los bocadillos veleños, de escribir, pero me toca obviarlos porque la
extensión de este escrito no me lo permite. Eso es bueno que se sepa y se
divulgue porque por estos días Vélez celebra sus fiestas tradicionales y no es
bueno que sus miles de visitantes, e incluso sus naturales, se sigan comiendo
el antiguo cuento.
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