CESAR
GONZALEZ MUÑOZ
Horacio Serpa
Tuve el honor y el orgullo
de conocer, de tratar y de querer a Cesar González Muñoz. Primero lo conocí de
oídas, como se dice en Santander, por su destacada trayectoria en el campo
económico, por su labor en la Decanatura de Ciencias Económicas de la
Universidad Nacional, de donde era egresado, por su notable actuación en la
gerencia de la Financiera Eléctrica Nacional ---FEN---, por la labor que
cumplía en la Presidencia de la Asociación Bancaria. Se había especializado en
Inglaterra y gozaba de enorme aprecio en distintos círculos sociales y
profesionales.
Cesar González M (qepd) |
Luego lo conocí
personalmente cuando me desempeñaba como Ministro del Interior del Presidente
Samper y él trabajaba en la Bancaria. Muchas veces nos encontramos en distintos
eventos académicos y sociales y me gustaba escucharle sus planteamientos
económicos y sus comentarios políticos. Era un demócrata progresista bastante
alejado de la ortodoxia económica, excelente analista de las realidades
nacionales. Nació en Santander, en Jesús María, un bello pueblito de la
provincia de Vélez, y en alguna ocasión en la que conversábamos sobre los
“chicharrones” que me tocaba atender a diario me dijo, “ojalá no le vayan a
hacer huelga los ascensoristas de mi pueblo”. Amaba y recordaba mucho a su
patria chica.
Un buen día, cuando me
decidí a aspirar a la Presidencia de la República, le propuse que me acompañara
en ese propósito. Me contestó galante que lo iba a pensar y un par de semanas
después me invitó a una tarde dominguera en su casa, para hablar. Dialogamos
muchas horas, de política, del gobierno y la oposición, de la guerra y de la
paz, del propósito presidencial, de esta vida y de la otra. Al final de la
larga e interesante charla me dijo que
le jalaba al proyecto. Sentí una gran alegría.
Cesar González Muñoz qepd |
Cesar y otros especiales
amigos como Mauricio Cabrera, Antonio Hernández, el recordado Luis Bernardo
Flórez y Chucho Villamizar, se propusieron enseñarme economía. Fueron largas y
extenuantes jornadas pedagógicas, de análisis, a veces de intensas discusiones,
sobre esta ciencia a la que me acercaba con temores. Me quitaron el miedo y
aprendí mucho más allá de lo básico. Recuerdo la cara que pusieron mis colegas
aspirantes a la presidencia cuando en un foro económico aparecí explicando y
elogiando las tesis de Joseph Stiglitz,
por entonces economista jefe del Banco Mundial y un desconocido aún para muchos
expertos.
Diferentes anécdotas y
experiencias podría contar sobre Cesar, pero el propósito de estas notas solo
es el de manifestar mi dolor y el de mi familia por su sensible muerte. Se fue
el gran César, como le decíamos algunos amigos, bastante temprano, cuando era
mucho lo que podía seguir ofreciendo en inteligencia a su país y en afecto a su
familia y a sus allegados. Muchos sentimos que su fallecimiento fue un acto de
traición de la parca, tan incontrolable e insensata.
Abrazos y solidaridad para
Anett, sus hijos y familia, y para los paisanos y amigos del gran ausente.
Bogotá D.C., 19 de
Julio del 2016 - Fuente: Ola política
No hay comentarios.:
Publicar un comentario