jueves, 17 de febrero de 2022

Democracia sin autoridad no es democracia

Carlos Ibáñez Muñoz
Se me tildará seguramente de facho, de derecha, conservador o algo por el estilo, pero sin lugar a dudas creo que la forma de perpetuar la democracia y fortalecerla es con diálogo, libertades , inclusión y con autoridad . Claro está que no la privilegio como exclusiva forma de gobierno.

Cuando no hay autoridad la sociedad se anarquiza, los derechos se pisotean, la ley se desconoce, la libertad se conculca y el Estado como regulador y armonizador de la vida colectiva se torna inviable.

La autoridad emana del poder público y este se estructura a través de la democracia y como tal está por consiguiente legítimamente constituida.

No concibo la autoridad al servicio de la tiranía o de las dictaduras, o la autoridad ejercida por fuera de los cánones legales y constitucionales.

Pero tampoco concibo una autoridad complaciente, relajada, flexible, condescendiente con el atropello, el delito, el delincuente y mucho menos manoseada.

Lamentablemente en America Latina el principio de autoridad hizo aguas, todo es permisivo, la ley se desconoce y no se actúa sobre el infractor, no se respeta a quien la ejerce debidamente y se le mofa y se le atropella. El principio emblemático de nuestro escudo patrio LIBERTAD Y ORDEN es una quimera o sueño, ya que no se practica ni lo uno ni lo otro. Peligrosamente cuando la autoridad tambalea hay LIBERTINAJE Y ANARQUÍA, y a partir de todo esto se estructura una maléfica cultura comportamental que guía al ciudadano, lo anarquiza y lo introduce en la conducta del TODO SE PUEDE y por ello viola la ley, los reglamentos, las directrices y las más elementales normas de convivencia.

Pero el principio de autoridad empieza a resquebrajarse desde el hogar, los hijos no obedecen a sus padres, son reyezuelos que hacen lo que les venga en gana y así se comportan en sociedad, los progenitores en muchos casos dan mal ejemplo y sus hijos asumen que es normal y sobresaliente el que de manera habilidosa se irrespete la cola, se viole una señal de tránsito, se arroje basuras en la calle, etc. ; tampoco respetan y acatan a sus profesores y las directrices educativas y en ese camino del desconocimiento se van adentrando en una cultura del mal comportamiento.

Los Estados demócratas se fajan por tener indemne el principio de autoridad, que es el soporte del acatamiento de la ley, lo ejercen y lo hacen respetar. No transan con el crimen, hay articulación estrecha con la justicia, ganándose el respeto y el acatamiento de los ciudadanos.

Acá un ladronzuelo capturado por la autoridad policial en flagrancia, a las pocas horas está en la calle y regresa a seguir delinquiendo. La ley vestida de un exuberante atuendo de formalidades no le permite al juez legalizar la captura cuando se desconoce un requisito formal de procedimiento y debe SOLTARLO.

Ya entenderán el porqué en otros países sus ciudadanos son disciplinados y respetan la autoridad y la ley . Sencillamente porque no hay contemplaciones y a todos por igual, ricos y pobres, poderosos y menesterosos, políticos y dirigentes se les aplica.

Restablecer el principio de autoridad y hacerlo respetar garantiza el ejercicio pleno de los derechos ciudadanos, restablece la concordia y convivencia ciudadana y fortalece la democracia.

Carlos Ibáñez Muñoz
Usa , febrero 2022.

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