Cuántos son
los casos lamentables y dolorosos que se viven en Colombia por este
parroquialismo que todavía invade las
mentes arcaicas de una buena parte de la sociedad.
En Colombia existe
anualmente, según recientes estadísticas, unos 400.412 abortos provocados, de
los cuales solamente 322 son procedimientos legales. Es decir que que el resto son clandestinos con el grave riesgo para la paciente y surge el interrogante, dónde esta la PREVALENCIA DE LA SALUD.
Y, en una
sociedad donde el estado mantiene en el abandono a una alta franja de la
sociedad, cada vez infortunadamente aumentan los embarazos no deseados y como
resultado los abortos clandestinos, donde las jovencitas tienen que arriesgarse
a morir en manos de inexpertos, porque así lo ha querido una alta franja de la
sociedad al oponerse a un sistema que
proteja a las gestantes, facilitándoles acudir a una clínica legalmente establecida.
Y, que este
tema, sea oportuno para recordar al científico que tuvo una visión
extraordinaria del mundo sobre la evolución de las especies, el naturalista británico
Charles Darwin, cuando escribió esta cita: "No es el más fuerte de las
especies el que sobrevive, tampoco es el más inteligente el que sobrevive. Es aquel que es más adaptable al cambio". Eso quiere decir
que si no nos adaptamos al cambio estamos condenados a vivir en el pasado como
los cavernícolas de la llamada era moderna. La decisión de la Corte al aprobar
el aborto en Colombia es eso. Es adaptarnos a los cambios que exige el mundo de
hoy. De lo contrario seguimos viviendo el tiempo de las cavernas cuando la atención
de la salud se hacía únicamente con ‘rezos’ y prácticas rituales.
Y es risible oír
a algunos de nuestros gobernantes rasgándose
las vestiduras de manera hipócrita, y condenando aviesamente e irrespetuosa a
la Corte, en una actitud disimulada o farisaica, sin detenerse a pensar que si
continúan las prácticas clandestinas se amenaza la integridad de las jovencitas
que lo hagan.
Los
magistrados que lo aprobaron tienen una visión de cambio y no se quedan en el
pasado esperando los cambios con palabras, sino con hechos. El ejemplo ya está
en otros países desarrollados y no podemos con el prurito de que somos
subdesarrollados negarles la atención en salud al género femenino que lo requiera.
bersoa@hotmail.com
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