Por: Bernardo Socha Acosta
Será el precio más costoso que motociclista alguno haya pagado en Colombia por la osadía de adulterar los sistemas de escape, sumado a la incapacidad de las autoridades para ejercer controles y asumir la prevención de graves enfermedades.
Sendas investigaciones de neurocientíficos, dejan al descubierto, los efectos mortales que causan las altas oscilaciones mecanizadas de algunos velocípedos y en algunos equipos estacionarios de trabajo.
El estudio advierte que esos daños son irreversibles por las secuencias mutantes que causan altas vibraciones y que buena parte van originando deterioro del genoma mitocondrial por la atrofia de las células.
Dentro de las investigaciones se indica sobre el riesgo que corren las personas como, algunos motociclistas y otras personas que son sometidas a altas vibraciones y sonidos que superan los decibelios permitidos al sentido humano, factor que puede llevar al extremo de sufrir el “Síndrome de Sensibilidad Selectiva al Sonido (SSS)” una de las enfermedades causadas como respuestas desproporcionadas del sistema nervioso.
Los diversos estudios sobre las vibraciones que cubren el cuerpo completo como el que generan las motocicletas o taladros, con altos sonidos, pueden producir efectos en oído interno, retardo en tiempo de reacción, efectos cardiovasculares, efectos sobre el sistema nervioso, sobre el sistema circulatorio o sobre el sistema digestivo.
Las investigaciones comprobaron que el excesivo sonido junto con las vibraciones cuando son recurrentes y prolongadas se incorpora a los órganos internos, así se trate de bloquear el orificio auditivo, cuando las exageradas oscilaciones y sonidos como el tránsito en motocicletas que tienen aditamentos fuera de lo normal para aumentar el sonido de escape.
Los motociclistas sometidos a estos periódicos excesos de sonidos y vibraciones traumatizan severamente el conjunto de órganos vitales del cuerpo, capaz de convertirlo en un objeto sin capacidades motoras.
Los daños que causan esos factores de ruido vibracional son múltiples que se manifiestan en diferentes etapas y grados de intensidad.
A propósito de los elevados ruidos, en un artículo de la investigadora y periodista Lucía Blasco publicado por la BBC mundo, se relata sobre los misófonos, que les disgusta enormemente sonidos de la vida cotidiana y les generan ansiedad y ataques de pánico, el tema fue básico para otras investigaciones sobre los graves efectos de los sonidos que superan los decibelios.
Los neurocientíficos estadounidenses Pawel y Margaret Jastreboff han elaborado diversas investigaciones con las cuales lograron que en 2013 se clasificara el término misófono como un desorden psiquiátrico.
Lo peor de estos desordenes siquiátricos -según los investigadores- es que personas con Transtorno Obsesivo Compulsivo (TOC), no pueden ser diagnosticados para adelantar un tratamiento definido.
En esta materia los investigadores resumen los graves efectos de las vibraciones y alto volumen de sonidos sintetizándolos en la producción de trastornos respiratorios, músculo-esqueléticos, sensoriales, cardiovasculares, efectos sobre el sistema nervioso, sobre el sistema circulatorio o sobre el sistema digestivo.
Pero lo peor es que los generadores de su propio suplicio que viven consumidos en ese mundo tormentoso, (los motociclistas ruidosos) están también creando un cuadro externo de misófonos, de riesgo contra si mismos, porque éstos son capaces de reaccionar violentamente contra esos sujetos causantes de elevados decibelios.
Los motociclistas causantes de altos niveles de ruido están creando una nueva epidemia, gracias a la incapacidad de las autoridades de tránsito de hacer cumplir normatividad vigente sobre estos factores que destruyen la calidad ambiental.
El ruido de las motocicletas adulteradores de sus vehículos (que son contados) son tan agudo que a su paso por las vías activan los sistemas de alarma de oficinas y de otros vehículos.
Esos ruidos con decibeles fuera de lo normal son calificados como peligrosos por los expertos, y sin embargo para las autoridades pasan inadvertidos en una demostración de abandono frente al interés general.
Y hay que destacar sí, el gran señorío de la mayoría de motociclistas que hace buen uso de estos velocípedos de transporte y de trabajo, porque son unos contados los que hacen mal uso y atropellan la vida de los demás y su propia vida, con el exceso de ruido. (bersoa@hotmail.com)
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