martes, 27 de junio de 2023

A dónde llegarán los gorriones con sus astucias

Por Bernardo Socha Acosta
Una conferencia acerca de la misión que cada uno de los seres humanos hemos adquirido cuando nacemos, me llamó poderosamente la atención cuando el expositor se refirió a la malvada astucia de los gorriones.

Las misiones no son solo asuntos de religión, sino de las responsabilidades que a diario cada persona adquiere cuando viene al mundo. Y entre las responsabilidades está la de cooperar para que tanto la vida como lo bienes de la naturaleza cada día sean más enriquecedores de manera individual y colectiva, es decir para bien de todos, para que haya un país o un mundo mejor. Haciendo un comparativo a nuestra vida práctica, encontramos las teorías de los filósofos antinatalistas que seguramente se van a los extremos y opinan que, de no nacer para vivir mejor, la vida no se merece. Es decir que, si el ser humano no cumple con la misión encomendada, más vale no haber nacido

Y asimilando lo anterior, todo parece copiado, de lo que le está ocurriendo a Colombia con los gorriones que ni trabajan ni dejan trabajar. Para los gorriones, está tan malo lo que se hace, como es tan malo lo que no se hace, porque creen y quieren hacerle creer al país que ellos son los buenos. Efectivamente parece que son los buenos, pero para acabar con los niveles de bienestar de muchos colombianos.

Y refiriéndonos a los niveles de vida de los colombianos tenemos que recordar algunos episodios de los que no quisiéramos acordarnos, porque han afectado a los más necesitados. Para citar solo algunos, de tantos horrores del pasado que son los que han llevado a la violencia, los odios y el hambre que hoy laceran a una gran parte de colombianos que ha preferido irse del país y otros seguir mendigando.

Léase bien, y miren a los que posan ser mejor que los demás. Cuando el entonces muy respetable presidente Pastrana en l998 creó el 1x1.000 fue un latigazo para los pobres que querían también tener una cuenta de ahorros como cualquier ciudadano legal, pero, el triunfo fue para los banqueros y politiqueros; en el año 2.000 el mismo presidente Pastrana para congraciarse más con los banqueros y sus llamadas bancadas políticas en el congresos, reajustó ese impuesto al 2x1.000. Y qué sorpresa para los colombianos más deprimidos, que llegó el entonces presidente Álvaro Uribe Vélez y lo reajustó al 4x1.000 arguyendo que era temporal por 4 años, pero finalmente lo IMPUSO como impuesto permanente y así hasta nuestros días; hasta que llegó una partecita del cambio para los menos pudientes, económicamente. Pues a partir de este año quienes hagan transacciones bancarias por menos de 13 millones mensuales, no tendrán que pagar ese lastre de impuesto que habían establecido los que hoy dicen haber sido mejores gobernantes. Con qué cara un dirigente (si se le puede decir así) le pone la cara a los colombianos para burlarse seguramente de la amnesia que muchos padecen.

Pero eso no es todo. El señor Uribe ya para finalizar su gobierno le arrebató a los trabajadores las horas extras y buena parte de los derechos dominicales y festivos. Y así muchos de esos afectados tienen el valor de endiosarlo. Cómo será el poder para lavarle el cerebro a esos bienaventurados.

Si en Colombia fracasan los proyectos que para el bien nacional ha expuesto el gobierno, fracasará todo y entonces habrá que aplicar la filosofía ANTINATALISTA. ¡Mejor no haber nacido!

Nadie puede ser tan iluso y tan retrasado mental, pensar que proyectos como los de mejorar la salud para los colombianos sea malo; o pensar en una paz para todos sea un carma y una violación legal como ya algunos “sabios” lo han calificado; pero si la paz fracasa por esos padres de la patria, pues que entre el diablo y escoja, porque no habrá más que hacer. O, también será maldad que los campesinos reciban tierra para producir alimentos y darle de comer a esos “sabios” que al parecer creen ignorantemente que con billetes y monedas podrán alimentarse. O, será acaso que si los trabajadores pueden tener mejores niveles de vida con más capacidad adquisitiva para consumir bienes y fortalecer la industria, es ilegal. Proponer cambios en estos campos u otros, no es malo. Lo malo e inaudito es que esos políticos amañados no quieran hacerlo; solo sueñan seguir devengando sus 34 millones de pesos mensuales de sueldo que les pagamos los colombianos.

Ni el más ignorante puede creer que hacer cambios para el bien del país sea malo. Lo que los opositores desean es tener más gente mendigándoles para obligarlos a darles el voto cada vez que haya elecciones. Los politiqueros que mantienen embrujados a sus seguidores no les interesa que, éstos miren más allá de sus vetustas figuras, porque se les acaba, dónde chupar la sangre que le han sacado a los colombianos por tantos años. Parece que no se dan cuenta, o se hacen los miopes, para ver que la rebeldía de muchos, no es porque les guste irse a la aventurar de la selva en busca de mejores oportunidades, sino porque los han obligado a lanzarse a la ilegalidad, porque es la única alternativa que han dejado los politiqueros con su actitud malsana. Finalicemos diciendo que, esos politiqueros que parece que anhelaran la guerra en todo momento, a diario le auguran a Colombia un futuro incierto, con sarta de mentiras, asaltando la buena fe de algunos periodistas y medios de comunicación, que es para lo que tienen argucias, para el mal, no para el bien.

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