Trafugario
Por: José
Óscar Fajardo
Con este candidato es bien complicada la cosa porque casi nada hay que decir dado que le pasa lo de Lionel Messi: que todo el mundo lo conoce. Y eso es muy bacano y ventajoso a la hora de ir a unas elecciones políticas siendo uno candidato. Además es un hombre intelectual que “todavía fornica”, como se lo dijo él mismo a un periodista que quiso mamarle gallo en una entrevista por aquello de sus años. A mí me parece muy importante eso. No que fornique, ya que eso es un asunto demasiado personal, sino que se nota de lejos que es un hombre de debates. De defensa siciliana, como diría un ajedrecista. Ahora entremos en materia. ¿Por qué me gustaría, de acuerdo a mi periscopio político, que el doctor Horacio Serpa volviera al Senado? Pues no porque fornique, que eso de por sí ya es una proeza, sino porque es un político de espectro nacional e internacional. El doctor Horacio, y que conste que no le estoy echando cepillo ya que casi nunca nos vemos y mucho menos nos escribimos, es uno de los pocos políticos que conoce el país desde una escuela pública donde recibió sus primeras enseñanzas. Baste con decir que su señora madre era profesora de escuela y que son de estricto origen proletario. Cuando muchacho jugaba basketbol en el colegio Santander de Bucaramanga, como cualquier estudiante largo y flaco, y cuando pudo, se fue a Barranquilla a estudiar la carrera Derecho.
Entonces, cómo no va a conocer a Colombia un tipo dedicado a la política que viniendo de una familia modesta y pasando por ser juez de pueblo chiquito, concejal de pueblo chiquito y así de piedra en piedra y salto y salto, pasando por la secretaría de Educación de Santander, llega a ser Diputado de Santander. Y así en esas condiciones de ires y venires y de dimes y diretes, llegó a la Cámara de Representantes y posteriormente al Senado la primera vez, y continuó por varios periodos. Cómo no va a ser “arrecho un pingo”, y cómo no va a conocer a Colombia política, económica y socialmente un individuo del común que luchando de elección en elección, llega ser candidato al más alto cargo del país: la presidencia de Colombia. Cómo carajos no. Y eso que no estoy contando que, entre tantas otras, fue Procurador General de la Nación y Embajador ante la OEA. En ese estado de cosas, uno colige de ipsofacto que Horacio Serpa Uribe es un político que debe y tiene que estar en el congreso colombiano porque, por sobre todas las cosas, Santander lo necesita. Tengo que aclarar que los demás candidatos son supremamente importantes. Pero Serpa Uribe es decano entre ellos y eso tiene su lógica dialéctica. Y no porque fornique. Sencillamente es un hombre que sabe del país, desde sus ancestros mestizados hasta de su actual sociología, visiblemente trasculturada y sojuzgada.
Ya he dado en columnas anteriores los nombres de dos candidatos al Senado que me gustaría, acompañaran al doctor Serpa en el Congreso. Porque todos los que logren la curul en cualquiera de las cámaras, deben conformar un grupo unido de trabajo, con el fin de que en el Departamento de Santander se beneficien en todos los sectores sociales y no sólo la clase política. Para que ese grupo de parlamentarios selectos logre que Ecopetrol, la primera empresa industrial colombiana, orgullosamente enclavada en nuestra tierra, invierta siquiera una parte miserable de sus ganancias en el desarrollo y progreso de sus gentes. Además, porque todos los santandereanos estaremos pendientes de los debates entre Serpa, Uribe y Robledo puesto que debe quedar claro quién es el más arrecho de Pueblo arrecho. Y no exactamente fornicando.