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martes, 4 de junio de 2013

¿Más los perjuicios que beneficios, en el día sin carro?

Por: Bernardo Socha Acosta
El tan publicitado y cacareado día sin carro en el Área Metropolitana de Bucaramanga, no deja de ser un afán más de protagonismo de esos que desde los puestos oficiales se programan para merecer la admiración popular.
Si nos ponemos a examinar qué beneficios deja el día sin carro, concluimos, que ninguno; pero, sí le causamos un cúmulo de inconvenientes a quienes trabajan y necesitan este bien (carro) para cumplir su rutina diaria.
Y por qué se concluye que no hay beneficios en materia de contaminación ambiental.
1º Porque los autos particulares no son los que más contaminan.
2º Los vehículos de servicio público son los que más inundan la ciudad de monóxido de carbono y ruido. 
3º Los vehículos particulares no están rodando todo el día por las vías.
4º El día sin carro tendrán que aumentarse las frecuencias de buses, busetas,  Metrolínea y taxis para cumplir con el servicio y suplir la demanda de transporte.
Con solo estos cuatro puntos  se desvirtúa que vaya a  rebajarse la contaminación.  Inclusive,  podríamos decir que la contaminación aumenta, tanto de gases como sonora, porque habrá más automotores de servicio público  recorriendo las autopistas y los principales ejes viales del Área metropolitana.
Habrá calles y carreras que se muestren limpias, claro, porque el vehículo particular se encuentra guardado, pero los principales corredores tendrán los mismos efectos.
 Y decimos que son más los perjuicios, porque ese día (ya lo dijo Fenalco) la reducción de las ventas del comercio van a ser  escandalosas.  (¿Será que habrá una rebaja proporcional de los impuestos de industria y comercio?)
Los talleres de mantenimiento de vehículo estarán cesantes.
Las estaciones distribuidoras de combustible padecerán el mismo efecto.
Los restaurantes y loncherías perderán muchas de las provisiones.
Llevar a un enfermo a un hospital o una clínica será un calvario
Y en fin son muchos los efectos negativos  que ésta medida trae comparados con los beneficios aparentes que se generan.
Hablar de esta medida (día sin carro) sobre los pro y contras, daría para muchas páginas. Pero finalmente sabemos que quien tiene el poder (respetable) lo aplica por encima de cualquier circunstancia.
Y con estas consideraciones no es que seamos enemigos de mejorar el ambiente.  Lo que creemos es que los vehículos particulares no son los que contaminan, con monóxido de carbono, o con ruido; la contaminación proviene de la mayoría de servicio público.
Al finalizar la jornada del día sin carro  se irá a decir como siempre, que fue muy positivo.  Pero sabe Dios cuántas dificultades pasaron en ese día (sin carro) muchas familias o muchas personas que requerían hacer alguna diligencia en la cual necesitaban su vehículo, que para eso se compró y ese día quedará como un lucro cesante.
Quien compra un automóvil, camioneta o similares, no lo hace por deporte o porque le sobre la plata –algunos muy pocos si les sobra-  sino porque necesitan el vehículo, pero éste no se utiliza todo el día como uno de servicio público, sino por unas pocas horas diarias.
Para descontaminar el medio ambienta hay muchas alternativas que ha traído la tecnología y no necesitamos de tomar estas medidas que para muchos son negativas. Y con un día sin carro, qué alivio tendrá el ambiente.
¿Será que las grandes fábricas (muchas obsoletas que contaminan) también  deban parar un día para aportar mejor ambiente?
Bueno, solo nos resta desear que la jornada resulte como la programaron los organizadores. Lo recomendable –si se puede- es no salir a realizar diligencia alguna, quedarnos en nuestra casa.

miércoles, 24 de marzo de 2010

¡Cualquiera puede ganar!

Colombia, miércoles 24 de marzo de 2010

HORACIO SERPA

Definida la candidatura azul, comenzó la carrera por la Presidencia de la República. Es una jornada dificilísima, intensa, saturada de sobresaltos, imprevisible. Solo apropiada para valientes. Quienes participan merecen admiración y respeto por medírsele a una prueba tan exigente. Los pronósticos van y vienen, al igual que las encuestas y las especulaciones. Cualquiera puede ganar. En política lo único cierto es lo que ya pasó.

Transcurridos estos quince días de calentamiento, viene la Semana Santa, para reflexionar y pulir la estrategia. La de Pascua será decisiva para entrar “a tierra derecha” con velocidad, mucho empuje y todos los atributos.

Solo serán siete semanas de campaña en las que el país aspira a que se examinen de fondo los grandes asuntos nacionales. Para eso son las campañas presidenciales. Para estudiar, controvertir y proponer. La gente espera novedades, aún de los candidatos oficialistas que estarán alabando a la Seguridad Democrática y mostrándose como los mejores amigos del Presidente.

Así merezca elogios, se requiere salir de la monotemática. Hay demasiados aspectos que requieren aclaración, información, controversia, planteamientos distintos, innovación, genialidades. Por ejemplo, los Derechos Humanos a la luz de lo que todos vivimos y de los últimos informes internacionales. La descentralización exige análisis y reformas para volverla compromiso de vanguardia. La concentración de la riqueza y del ingreso merece capítulo especial. Las relaciones internacionales. El empleo. ¿Cómo no tratar a fondo la relación entre seguridad, tranquilidad y convivencia, y la necesidad de la paz? Lo de salud no puede quedar en punta.

Ojala la campaña no se vaya en discusiones banales y en marketing publicitario. Ni se cometa la equivocación de pasarse los dos próximos meses echándole la culpa al Registrador de las demoras en el conteo de los votos, cuando lo malo de las pasadas elecciones estuvo en otros inconvenientes. Lo actual es abrirle camino a una intensa discusión sobre el país, lo bueno y lo malo, lo que ha pasado de conveniente pero también lo inapropiado, lo que se hizo y lo que se dejó de hacer, para que la gente pueda votar a conciencia.

Nuestro mundo colombiano no es una maravilla. Lo de que somos el país más feliz del mundo no es el resultado de una encuesta sino un sarcasmo. Desigualdad, corrupción, narcotráfico, guerrilla, renovado paramilitarismo, impunidad, precario crecimiento económico, desempleo, en fin, tristezas.

La oportunidad es magnífica. Los colombianos están abriendo los ojos para encontrarse con unas indeseables realidades que pensaban superadas. Están ahí, a pesar de los muertos, de los procesos de reinserción, de las delaciones, de las capturas, de que se pueda ir a la finca o de vacaciones por carretera, lo cual es bueno. Lo malo es que lo otro no se acabó.

La ocasión es de primera línea para que se luzcan las candidaturas. Hay temas y esperanzas. Bienvenidos los debates, las réplicas, los análisis, las propuestas, y con ellas ojala compromisos con lo social y con la verdad. Que así sea.

Bogota D.C., 23 de Marzo, 2010

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