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domingo, 26 de diciembre de 2010

Las ironías de un columnista

Citicos Tomás y Jerónimo
--------------------------------Por Daniel Samper Ospina
Tomado de la Revista SEMANA.COM

OPINIÓN Crearé en Facebook el grupo 'Alegremos a Tomás y Jerónimo' y meteré preso a quien no lo siga.

Sábado 25 Diciembre 2010Me gusta la Navidad, pese a que es muy desgastante. Este 24, por ejemplo, era de noche y yo seguía repartiendo las últimas anchetas: una para Lucho con botellas de sabajón; una para 'el Sodomita' Rivera, con productos de belleza y bonos de depilación. A José Galat no le regalé nada, pero lo invité para la cena del 31, en la cual mis hijas y yo lo quemaremos, como ya es tradición cada año, y tal y como él lo hacía con Galileo, por allá en su juventud.

Ya tengo puesta la mesa para la cena de Año Nuevo: una empanada en bandeja de plata con su respectiva botella despicada por si cae el hijo de Javier Ayala; un plato vacío (con comida escondida debajo de la mesa) por si viene Róbinson Devia. Compré una torta para que se la repartan entre Iván y Samuel. Espero la presencia de Lecompte, con el brazo del tatuaje de Íngrid amputado, y la del presidente Santos, con el pequeño Edward parado en el hombro, como si fuera un loro. Instalé un acuario gigante por si aparece el Registrador. Le dije a Laura Acuña que mi familia la acogía en su seno. Corrijo: con su seno. Y le advertí al celador del edificio que se escondiera, por si pasa Rodrigo Lara.

En diciembre siempre hago una obra de caridad.

Hace un año, si lo recuerdan, adopté a un gamín: el autoproclamado gamín Álvaro Uribe Vélez. No me fue bien, lo reconozco. Era grosero, metía gente por el garaje, amenazaba a las visitas con darles en la cara. Habituado a su vida callejera, no se cubría con cobijas sino que se tapaba con periódicos, casi siempre con El Colombiano. Sin embargo, lo eduqué con cariño. Le enseñé a escribir; le abrí una cuenta en Twitter para que practicara. Al comienzo se saltaba las vocales, todas menos la U. Después mandaba mensajes día y noche sobre un tal periodista mafioso, a tal punto que intervine: no permitiré que nadie ataque a José Obdulio, mi maestro. Al final huyó de la casa en un rapto de locura. Todavía lo busco. Mide 1,60. Anda en alpargatas, lleva un poncho y carga una gallina. Si se lo encuentra, no trate de agarrarlo: puede ser agresivo. Mejor llame al manicomio más cercano.

Pese a la mala experiencia, sigo con la idea de hacer una obra de caridad. Y más después de haber visto la Teletón, que fue un desastre: ¿no es una infamia hacer una colecta para los damnificados del invierno e invitar a tocar a Palo de Agua? Con tanta gente hambrienta, ¿cómo ponen de presentador a Jorge Alfredo, cuya papada crece más que la inflación venezolana? Aunque, claro, hay que advertir que la televisión engorda. Vale la pena decirle a Jorge Alfredo que no coma más televisores.

Pensé en recoger ropa para Petro; en adoptar una mascota abandonada, como 'el Pincher' Arias. Pensé en ayudar a Pachito, que este año llenó la ciudad con unas vallas gigantes en las que salía con cara de niño perdido, todo muerto del susto. Pachito busca su hogar, pensé. Voy a ayudarlo: voy a contratarle un fonoaudiólogo para que pronuncie los fonemas sin escupir; a pagarle un peluquero que no sea tan facilista de cortarle el pelo poniéndole una totuma encima para recortar los sobrantes. Voy a volverlo adulto.

Pero no me sentía pleno. Me gusta ayudar, pero no de cualquier manera. Este año, por ejemplo, publiqué un libro para construir la Escuela para Lagartos Armandito Benedetti. Roy Barreras intrigó para que la obra llevara su nombre, pero habría sido injusto: Armandito ha hecho una gran labor. La decana será Lucero Cortés. Las inscripciones están abiertas.

Cavilé hasta último momento y finalmente di con la obra que quiero hacer de Navidad: una Teletón para recoger fondos para Tomás y Jerónimo Uribe. Pobres. Últimamente los han perseguido mucho. No sé si oyeron a Tomás en La W: era conmovedor. Contaba que su papá los ponía a limpiar pesebreras a los cinco años, tal y como lo hacía el ex presidente Turbay con Junior en las de Usaquén; y decía, humilde, que ahora se la pasa estudiando en el exterior 14 horas al día. Citico: o sea que duerme apenas diez. Pobre.

Pobres hermanos Uribe. En este país de parásitos los asedian por nimiedades, los acusan de plagio en las universidades, sus declaraciones de renta despiertan sospechas, les preguntan por sus reuniones en Panamá con los Nule. ¿No se dan cuenta, acaso, de que son solo dos muchachos tan francos como la zona donde -de pura casualidad- tienen sus lotes? Para quien no lo sepa, ambos han hecho su humilde capital reciclando basura, sobre todo en los medios, como quedó claro esta semana.

Bien: me harté. No permitiré que sufran más. Lo primero que voy a hacer es colgarle a cada uno una escarapela con su respectivo nombre para poderlos distinguir. En mi Teletón el presentador no será Jorge Alfredo, sino Pachito. El capitán Lagos y otros detectives del DAS contestarán el call center. Fernando Londoño manejará financieramente los recaudos. Crearé el grupo en Facebook 'Alegremos a Tomás y Jerónimo' y meteré preso a quien no lo siga. Y con lo que recoja, construiré en Stanford un pueblito paisa y les consignaré viáticos para que, si viajan a Panamá, se compren una pizza en el hotel y no terminen -de pura casualidad- en almuerzos con contratistas estatales.

Apoye esta obra social. Ayude a dos niños desprotegidos. Marque ya el número uno. Y feliz año.

lunes, 6 de septiembre de 2010

TRAFUGARIO

-------------------------------Por: JOSE OSCAR FAJARDO

EL ÉXITO DE ULIBRO

Hace tiempo tomando tinto con un buen amigo y también columnista de este periódico, perorábamos de por qué yo casi nunca le daba garrote a personaje alguno en mis columnas. Y pude darme cuenta de que él, mi amigo, tenía el concepto, muy personal lógicamente, y lo ponía en práctica con enconada frecuencia, de que las columnas eran para dar garrote. Mas nunca para admirar o para felicitar. Yo no hago eso, o casi nunca lo hago. Claro que cuando lo hago, es porque tengo la certeza científica de que a quien va dirigido el misil, no hay posibilidad de duda, se lo merece. Al fin y al cabo eso es parte del oficio de los columnistas: producir y generar opinión. Como para la muestra siempre hay un botón, tengo ubicado un político que desde hace tiempo se viene ganando un “suculento garrotazo”, que el día que se lo pegue, va a quedar más torcido que el jorobado de nuestra señora de París. Se gasta una prepotencia y un cinismo sólo comparable a la del mismísimo Nicolacito Maquiavelo. Su nombre, obvio, es reserva del sumario.

Pero siguiendo con nuestro tema inicial, esta vez Ulibro se gana mis aplausos y los de la comunidad progresista de Bucaramanga, puesto que para mí el evento fue todo un éxito. No porque se hayan tranzado 100 o 200 millones de dólares en libros, por decir algo, sino con lo que se ganó tratando de imponer la cultura de los libros y el culto a la lectura. Mil millones de felicitaciones porque, “dadme un punto de apoyo y moveré el mundo”. Yo diría a lo griego: “Provocad progresos culturales en la sociedad y desaparecerá la violencia”. Muchos sabemos que Santander es uno de los Departamentos con más bajo índice de lecturabilidad en todo el país y, con todo el respeto, eso de por sí ya es una vergüenza. Porque dizque los santandereanos somos unos verracos. Después de cien años de soledad, en verdad que me quedan bastantes dudas. Aclaro que el anterior dato, el de la lecturabilidad, no es ningún invento del columnista, sino que por el contrario, es un dato totalmente oficial y verídico.

 El hecho de que ya la gente, aunque sea un pequeño sector social relativamente, incluya dentro de la canasta familiar, libros, eso ya es un éxito cultural. Y hay algo más verraco todavía: el hecho de que la gente vaya a hacer cola, así sea solamente universitarios, para entrar al auditorio a escuchar las palabras y los conceptos de Héctor Abad Facio Lince o de Fernando Savater, ambos pesos pesados uno de la literatura nacional, Facio Lince, y Savater ya del ranking mundial, es cosa de ponerse uno a botar ramos de olivos por los aires de legítima felicidad. ¿Por qué? Ya lo dije atrás. Porque si cambiamos nuestros parámetros culturales y les damos un rumbo hacia el… no salvagismo, estamos dando un salto equiparable al que dio Neil Armsntrong pisándole la cara a la Luna para el bien de la humanidad. Y una razón todavía más verraca. Que en Colombia la Cultura depende de la Política cuando en los países civilizados es al revés. La Política es un apéndice la Cultura.

 Por todo ello colijo que la feria del libro va más allá que una simple feria de vanidades de esas que se hacen a diario con el fin de embrutecer más a la gente. Y sin ser yo San Martín de Porres y muchísimo menos sor Teresa de Calcuta, los libros pueden ser la panacea. Porque en las sociedades donde se lee, se facilita el diálogo. Porque el hombre que lee, fortalece su personalidad y se vuelve un faro para competir desde el punto de vista de la racionalidad, y sea cual sea su profesión. La fuerza de las ideas está en las capacidades intelectuales. Y en la fuerza de las ideas, señores políticos y gobernantes, está la verdadera Democracia. Lo demás es engaño, autoritarismo despótico y violencia.

miércoles, 10 de febrero de 2010

Cambio y fuera

Colombia, miércoles 10 de febrero de 2010

HORACIO SERPA URIBE
________________________

A Cambio se le acabó el tiempo. Después de circular durante 17 años, haber tenido en su planilla a los mejores periodistas del país, incluso al Nóbel García Márquez y sobrevivir económicamente, el grupo Planeta decidió ponerle punto final a esa empresa periodística.

Ha sido una mala noticia para nuestra democracia, tan necesitada de una prensa libre, independiente, corajuda, comprometida con la verdad y que vaya mucho más allá de la versión oficial de los hechos. Un periodismo que denuncie, cuestione, escudriñe, rompa los embrujos de la imagen, descubra nuevas audiencias y muestre un país diverso.

A Cambio la enterraron cuando estaba en su mejor momento periodístico. Con Rodrigo Pardo, María Elvira Samper y un joven equipo de periodistas, ese medio creció cuando se negó a ser una caja de resonancia, un vocero de la derecha, un legitimador de los hechos más oscuros que han sacudido el país en las últimas décadas y un irresponsable con la historia y la democracia.

La denuncia del paramilitarismo, la parapolítica, las chuzadas del DAS, el escándalo de Agro Ingreso Seguro, los falsos positivos, los meganegocios teñidos de corrupción con apellidos a bordo, convirtieron a Cambio en un estorbo para quienes trabajan con el engaño y se esfuerzan todos los días por convertir a Colombia en un remedo de democracia, en una república bananera, con una sola verdad, una sola voz, un solo partido, una sola opcion. Un país con poca dignidad, sin futuro, sin libros, sin noticias: solo reinas, silicona, cirugías y fútbol.

El periodismo colombiano está en crisis. La concentración del poder económico, político y mediático ha impedido el surgimiento de nuevos medios. Varios de los más poderosos han girado a la derecha reaccionaria. Se ha estigmatizado a quienes hablan de derechos humanos, convivencia, negociación del conflicto armado. Nadie puede tocar el tema de la paz.

Los manuales de periodismo sobran. Basta leer las páginas editoriales y los titulares de algunos grandes medios. Ser independiente no da réditos, solo produce amenazas y bolsillos vacíos que llevan al cierre o al exilio. Algunos valientes mantienen la pluma en alto y la dignidad intacta. Son ejemplos a seguir por las nuevas generaciones de lectores y escritores.

El derecho a la información está cada vez más limitado. Hay poco que leer, ver, escuchar. La mayoría quiere congraciarse con el poder. El tercer canal es un anzuelo que busca alineamientos. Pocos se atreven a criticar, a denunciar, a mostrarle a la opinión pública que también hay flaquezas, dificultades, vacios e improvisaciones, que la corrupción crece, los paramilitares matan, el clientelismo manda, la pobreza aumenta, el país se desbarata y una bigornia de diablos posa de ángeles.

En algunos países los medios se cierran con decretos oficiales, en Colombia con decisiones comerciales. Pero no todo es malo: nos quedan medios independientes, periodistas de carácter, profesionales que no se arrodillan ante los propietarios, queda la Internet y luchan muchos valientes en las regiones. Cambio y fuera.
Bucaramanga, 10 de Febrero, 2010
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