Trafugario
Por: José Oscar Fajardo
A las 11 de la noche del
viernes anterior yo no hallaba qué hacer para no tener que escribir de
política, de elecciones, ni mucho menos de candidatos, primero porque ya lo he
hecho en oportunidades anteriores, y segundo, porque, quién lo va a creer, la
gente común y corriente ya está mamada
con esta cantaleta que a ojos vistas no produce buenos resultados. Para
efectos de escribir esta columna con argumentos sólidos y convincentes,
consulté a modo de encuesta, por decir algo Gallup o Napoleón Franco, da igual,
con un curioso cuestionario que me inventé, a un no menos curioso líder que
conseguí, y miren lo que me respondió el doctor fulano de tal.
Doctor fulano de tal ¿usted
qué opina de la política?
Respuesta: Pues que como la
política goza de toda la legalidad que un Estado democrático le puede otorgar a
cualquier negocio o transacción comercial dentro de la ley, pues la política es
un negocio más donde se invierten grandes cantidades de dinero para obtener el
poder de todas las instituciones nacionales con el fin de volver a recuperar el
dinero invertido pero multiplicado de una manera fantástica.
¿Y a usted no le da culillo
hacer semejante afirmación contra los políticos? ¿No teme represalias?
Respuesta: Y por qué me va a
dar culillo si es que estoy diciendo la verdad por que yo fui candidato a la
Cámara de Representantes varias veces y en una salí elegido y en efecto fui
Representante legalmente. Lo que pasó fue que gané dos turnos y perdí otros dos
y como quedó limpia la ñonga, entonces me tocó quedarme de comentarista
político como hacen todos los futbolistas viejos o fracasados que se dedican a
comentaristas. O usted, periodista ¿sí
cree en un político “mondao”? Porque eso es como uno creer en un Parasicólogo
que le hace milagros a todo el mundo pero no se los hace a él mismo. O como el vendedor de lotería que le vende a
uno el premio mayor pero no se le ocurre comprarlo él.
Pero dígame con sinceridad
¿Usted que opina de la política?
Respuesta: Hermano, que como
la gripa, la pecueca, o las paperas, es un mal necesario.
Cómo así; explíqueme
Respuesta: Pues mire hermano.
Uno necesita que le dé gripa porque por medio de ella elimina toxinas. Uno necesita que le dé pecueca para que la
gente sepa que uno patea con ambas. Y uno necesita que le dé paperas, o
parotiditis, que llaman, para que el organismo se autoinmunice y no le vuelva a
repetir ¿me entiende? Lo mismo pasa con la política. En la política, más que con títulos
universitarios y posgrados de prestigiosas universidades, usted aprende a ser
abeja, avión, abejorro, divino y adivino, prestidigitador, intérprete de sueños
y creador de ensueños, ilusionista, malabarista, billarista con efecto triple
al chorizo y especialista en carambolas a cinco bandas y de tas tas, rezandero,
sobandero, enderezador de matrimonios, brujo barboseño, abogado saltimbanquis y
hasta escritor y periodista.
Pero yo soy periodista
profesional y usted me está ofendiendo.
Pues eso hágase el pendejo y
no se ofenda de a mucho hermanito que de abogados profesionales, médicos
profesionales, ingenieros y arquitectos profesionales, etcéteras profesionales,
incluso hasta de magos profesionales y de doctores en cualquier “güevonada”, es
que está llena la fauna de la política.
Pero es que es tan bacana.
Pero usted por qué compara los
brujos (parasicólogos, metafísicos, mentalistas, etc) con los políticos.
Respuesta: Pues es que eso es
claro hermanito; no ve que se las saben todas y además el saludo, sobre todo en
estos tiempos de elecciones, es idéntico y dice así: Qué tal, como te va; he
pensado mucho en ti; te quiero mucho; cuéntame tu problema. Y enseguida, tenga
el garrotazo por los riñones.
Pero Doctor X, usted hace
afirmaciones muy ofensivas y tendenciosas contra los políticos.
Respuesta: Qué va hombre; no
sea ingenuo que ellos leen esta vaina y se mueren de la risa. O es que usted,
siendo periodista ¿no los conoce? Y sepa usted que la mayoría de ellos son
rebacanos. Porque es que así es la política en todo el mundo y qué problema tan
arrecho no estar metido en ella.
Amigos lectores. Ustedes crean
o no, ésta fue en realidad una entrevista, eso sí, con un personaje demasiado
sicodélico y descrestador.