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viernes, 1 de febrero de 2013

El reajuste catastral, una dictadura que empobrece

Contribuyentes en estado de alerta
Por: Bernardo Socha Acosta
Como si fuera poco el estado de zozobra que han despertado todas las formas de violencia  que mantiene a los colombianos al borde de la desesperación y la locura, se presenta un nuevo fenómeno que atenta contra la estabilidad económica y tranquilidad de las familias, situación originada de un Instituto estatal, como el Geográfico Agustín Codazzi.
El desespero de los contribuyentes parece estar llegando al límite  sin que hasta el momento se haya hecho pronunciamiento alguno oficialmente, porque los acosados contribuyentes parece que no tenemos dolientes  ni en el  ejecutivo ni en el Congreso de la república.  Esa situación puso en estado de alerta a los ciudadanos que ven gravemente afectados sus intereses.
Los dueños de pequeños predios tanto urbanos como rurales   no encuentran forma alguna de conseguir cómo pagar los desproporcionados impuestos que se ha inventado el  AGUSTIN CODAZZI, no se sabe sobre qué base, pero lo que sí se sabe, es que, es para alimentar la alta burocracia estatal, las privilegiadas pensiones  y los carruseles de corrupción que vienen enquistados al parecer, con el mayor apogeo desde hace unos 10 años.
En la última década, los contribuyentes del impuesto predial unificado de los municipios colombianos han sido sorprendidos con reajustes hasta el 90 y 100 y hasta el 200%  si no es más,  sin que haya poder alguno que lo controle y ponga algunos límites.
Hicimos un sondeo con contribuyentes, para el caso de Floridablanca, Santander, (los impuestos más altos) correspondiente al año pasado y de Bucaramanga para este año y  se encontraron reajustes que son como para Ripley. Exagerados, ante los cuales muy poco, o nada pueden hacer los acosados contribuyentes. De ese castigo del estado nadie se escapa, porque el Agustín Codazzi parece que fuera un estado independiente que existe solo para imponer precios ficticios a la tierra sin que medie alguna vocería de defensa en favor de los contribuyentes. Y mientras escribía esta nota las informaciones nacionales daban cuenta de la inconformidad que el mismo tema despertaba en Medellín, Antioquia.
Con sobrada razón, dijeron los afectados, que ese organismo (Agustín Codazzi) se convirtió en la peor dictadura nacional que empobrece a los más débiles y ya le temen más que a los factores de violencia generalizada que ha soportado el país en tantos años,  por la  zozobra que éstas medidas despiertan en cada una de las familias que deben desprenderse cada comienzo de año, del pan de sus hijos para pagar desproporcionados e injustos precios catastrales. Y lo lamentable es que no hay un organismo ante quién  puedan buscar alivio los colombianos acosados por estas medidas.
 Frente a la situación,  los afectados no dudaron en señalar que el  reajuste catastral ya está llegando al límite de atentar contra los derechos humanos porque las familias sienten vulnerados sus derechos de sustento, para poder cumplirle al estado el desaforado costo de los impuestos. Los ciudadanos en ningún momento desconocen la obligación de pagar tributos, pero equitativos y no los que impone caprichosamente el Instituto Geográfico Agustín Codazzi.
Agregaron los contribuyentes consultados que, de no haber una solución, esta medida estatal se convertirá en un nuevo factor de violencia, porque no está lejos, una declaratoria de desobediencia civil de las comunidades para no pagar esos tributos que ya comienzan a devolver la historia que produjo la Revolución de los Comuneros para protestar contra el estado alcabalero que los tenía sometidos.   

martes, 1 de mayo de 2012

Sistema nacional de regalías en Colombia

Columna del nuevo siglo
GOBIERNO UNIO A TODOS CONTRA REGALIAS

Horacio Serpa
El proyecto de Acto Legislativo que creo el Sistema Nacional de Regalías tuvo enorme aceptación. Todos los Departamentos y Municipios no productores que son la mayoría, gobernadores, alcaldes, diputados, congresistas, periodistas, gremios, se juntaron para apoyar al gobierno nacional. Desde las regiones productoras nos opusimos, pero no dimos un brinco. Ni siquiera se nos escuchó. Fue una solfa tremenda, sin contemplaciones.
Los argumentos fueron múltiples: equidad, para que “la mermelada se reparta por toda la tostada”, como repitió en todas partes y a toda hora el señor Ministro de Hacienda;  corrupción, porque en las regiones se roban la plata; incompetencia, porque en la provincia no se sabe nada de nada y por eso los recursos se aplican incorrectamente y con pésimos resultados. En Bogotá si se haría justicia, dijeron, allá no hay corrupción y la tecnocracia capitalina hace las cosas muy bien, como todos los días nos enteramos en los medios de comunicación.
Cuando se agotaban los argumentos, el señor Ministro de Hacienda sacaba el papelito donde tenía anotadas las cifras de lo que le correspondería a Departamentos y Municipios y todos quedaban subyugados, emocionados, sin chistar palabra. ¡Por fin había llegado la reivindicación esperada!
Lo que no han llegado son las regalías. El cacareado nuevo sistema no ha comenzado a funcionar; el Congreso no ha aprobado el desarrollo legislativo que requiere la reforma constitucional; los decretos dictados por el gobierno a finales del año pasado son un galimatías que nadie entiende; y las cifras informadas ahora a los territorios no son las mismas del papelito de marras.
Una burla completa.  La quinta parte de los Municipios no recibirán nada; muchos más tendrán que superar la pobreza con menos de diez millones de pesos al año; hasta hay poblaciones que van a recibir diez mil pesos. Y las grandes ilusiones de los Departamentos se redujeron a la tercera parte de lo anunciado. No les dieron mermelada, sino caramelo.
El sistema es laberíntico y un monumento a la tramitología, dicen los alcaldes. También es grave ejemplo de recentralización.
A las regiones productoras se les doró la píldora con cifras que resultaron mínimas e inequitativas. No quisieron entender que regalía no es sinónimo de regalo, sino de compensación, de indemnización, por los impactos negativos que produce  la explotación de recursos naturales no renovables. Con la tal reforma, descubrir oro o petróleo puede ser una maldición.
El disgusto es muy grande. Todos están bravos, con razón. Los paliativos de última hora a nadie convencen. Se perdió la confianza y el enredo es tan grande que no tiene arreglo. Entre más traten de corregir, de enmendar, de explicar, mayor será la embarrada.
En el Ministerio de Hacienda deben estar  rogando a las benditas ánimas del purgatorio para que la Honorable Corte Constitucional declare inexequible el Acto Legislativo 05 de 2011, lo que sacaría al gobierno del problema y le daría la oportunidad de emprender una verdadera y equitativa reforma sobre regalías. Sería una solución oportuna.  
Bogotá D.C., 02 de Mayo de 2012

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