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martes, 1 de mayo de 2012

Sistema nacional de regalías en Colombia

Columna del nuevo siglo
GOBIERNO UNIO A TODOS CONTRA REGALIAS

Horacio Serpa
El proyecto de Acto Legislativo que creo el Sistema Nacional de Regalías tuvo enorme aceptación. Todos los Departamentos y Municipios no productores que son la mayoría, gobernadores, alcaldes, diputados, congresistas, periodistas, gremios, se juntaron para apoyar al gobierno nacional. Desde las regiones productoras nos opusimos, pero no dimos un brinco. Ni siquiera se nos escuchó. Fue una solfa tremenda, sin contemplaciones.
Los argumentos fueron múltiples: equidad, para que “la mermelada se reparta por toda la tostada”, como repitió en todas partes y a toda hora el señor Ministro de Hacienda;  corrupción, porque en las regiones se roban la plata; incompetencia, porque en la provincia no se sabe nada de nada y por eso los recursos se aplican incorrectamente y con pésimos resultados. En Bogotá si se haría justicia, dijeron, allá no hay corrupción y la tecnocracia capitalina hace las cosas muy bien, como todos los días nos enteramos en los medios de comunicación.
Cuando se agotaban los argumentos, el señor Ministro de Hacienda sacaba el papelito donde tenía anotadas las cifras de lo que le correspondería a Departamentos y Municipios y todos quedaban subyugados, emocionados, sin chistar palabra. ¡Por fin había llegado la reivindicación esperada!
Lo que no han llegado son las regalías. El cacareado nuevo sistema no ha comenzado a funcionar; el Congreso no ha aprobado el desarrollo legislativo que requiere la reforma constitucional; los decretos dictados por el gobierno a finales del año pasado son un galimatías que nadie entiende; y las cifras informadas ahora a los territorios no son las mismas del papelito de marras.
Una burla completa.  La quinta parte de los Municipios no recibirán nada; muchos más tendrán que superar la pobreza con menos de diez millones de pesos al año; hasta hay poblaciones que van a recibir diez mil pesos. Y las grandes ilusiones de los Departamentos se redujeron a la tercera parte de lo anunciado. No les dieron mermelada, sino caramelo.
El sistema es laberíntico y un monumento a la tramitología, dicen los alcaldes. También es grave ejemplo de recentralización.
A las regiones productoras se les doró la píldora con cifras que resultaron mínimas e inequitativas. No quisieron entender que regalía no es sinónimo de regalo, sino de compensación, de indemnización, por los impactos negativos que produce  la explotación de recursos naturales no renovables. Con la tal reforma, descubrir oro o petróleo puede ser una maldición.
El disgusto es muy grande. Todos están bravos, con razón. Los paliativos de última hora a nadie convencen. Se perdió la confianza y el enredo es tan grande que no tiene arreglo. Entre más traten de corregir, de enmendar, de explicar, mayor será la embarrada.
En el Ministerio de Hacienda deben estar  rogando a las benditas ánimas del purgatorio para que la Honorable Corte Constitucional declare inexequible el Acto Legislativo 05 de 2011, lo que sacaría al gobierno del problema y le daría la oportunidad de emprender una verdadera y equitativa reforma sobre regalías. Sería una solución oportuna.  
Bogotá D.C., 02 de Mayo de 2012

viernes, 23 de marzo de 2012

DE NUEVO CON LAS REGALÍAS


Horacio Serpa
El doctor Simón Gaviria, Director del Partido Liberal, dijo ayer en El Tiempo que el “Esquema de regalías es ineficaz”. En términos generales expresó que la “mermelada” prometida para que llegara equitativamente a todos los lugares del país no se va a repartir con ese criterio, que muchos municipios ni siquiera recibirán un peso y que para la distribución se diseñó un sistema centralista, ineficiente e ineficaz.
Agregó: “Es un proceso lleno de tramitologías, que probablemente lleve a la no distribución de estos recursos. El sistema de triángulo no permite la misma diligencia que tenía un Alcalde para contratar o avanzar en algún proyecto”. Dijo el doctor Gaviria que el nuevo sistema va hacia donde llegó el Fosyga. Y ya sabemos lo que ello significa.
En todas partes hay quejas. Reclamos, protestas. El gobierno prometió maravillas que no se van a ver. Sería muy bueno saber a donde fue a parar el papelito que cargaba el señor Ministro de Hacienda en su bolsillo para convencer a los Congresistas. Cada vez que hablaba de trecientos, cuatrocientos mil millones de pesos para esta o aquella región que nunca había recibido regalías, o le llegaban pocas, les brillaban los ojos a los Parlamentarios. Y votaban emocionados el proyecto de reforma constitucional.
Lástima que no fuera verdad tanta belleza. Ahora les dicen que el cálculo fue hecho “a mano alzada”, que toca descontar para el ahorro, lo de las pensiones, lo de ciencia y tecnología, y además utilizar parte de esos recursos en infinidad de asuntos de urgencia nacional. Muchos quedaron “viendo un chispero”.
Pero, además, lo poco que les corresponderá lo va a manejar el centralismo. No demoran en decir que es una manera de proteger las regalías de la corrupción e incompetencia que existen en las provincias.
No puede olvidarse que a los departamentos y municipios productores de petróleo se les propinó un golpe tremendo. Se vinieron abajo los ingresos que recibían para compensar los impactos económicos, sociales, culturales, ambientales y delincuenciales que sufren por la explotación del crudo. No se tuvo en cuenta que con cargo a los ingresos esperados se había planeado el futuro de dichas comunidades y que en muchos casos estaban comprometidos. El cacareado criterio de equidad planteado con tanto entusiasmo marcó una de las más grandes injusticias contra numerosos y respetables sectores comunitarios.
Nadie se opone a que los ingresos de regalías se repartan justicieramente entre todas las regiones y municipios y que alcancen para atender prioritarios requerimientos del país. Pero deben tenerse en cuenta los problemas de las zonas productoras, que son enormes, lograr que el cuento de la mermelada no se vuelva “carameleo” y respetar el derecho de regiones y localidades a definir sus propios destinos. No más centralismo.
No se cuestionan las buenas intenciones del gobierno. Debe decirse, eso sí, que no prestó atención a las observaciones que oportunamente se le hicieron. Tampoco la mayoría de Congresistas. Pero hay tiempo para enmendar las cosas. Ojalá se atrevan.
Bogotà D.C. 22 de Marzo, 2012

sábado, 10 de marzo de 2012

NO A LA ACTITUD MENDICANTE


                                      TRAFUGARIO
---------------------------------------Por: JOSE OSCAR FAJARDO
                                   
Hace ya una semana el gobernador de Santander dio una conferencia de prensa y en ella habló de la crisis económica que se avecina en el Departamento por cuenta de los descuentos que le hiciera el fisco nacional a las regalías que por derecho propio le corresponden a Santander. Estaba preocupado y desolado el doctor Richard Aguilar y con toda la razón. Pues después de contar con 230 mil millones de pesos, que era el monto total de lo que venía recibiendo el Departamento, por obra y gracia de algunas triquiñuelas estatales pasó a percibir unos 78 mil millones de pesos, hablando en cifras redondas. ¿Por qué ocurrió esto? Cosas de la austeridad, contestaron desde lo más alto. ¿Por asuntos políticos? Consíganse la lámpara de Aladino y que ella les diga. Lo cierto es que la medida ya está tomada, mejor dicho el daño fiscal al Departamento ya está hecho y eso es lo que le produce insomnio al señor Gobernador, según nos estuvo contando.
Pero yo no estoy de acuerdo con la actitud mendicante que propone el doctor Enrique Gómez París, y ahí me perdonará que se lo diga de frente. Voy a explicarles por qué. Porque el doctor Gómez París propone que se recurra al apretamiento de la correa, al máximo grado de la austeridad y a una solidaridad inmarcesible entre los mismos santandereanos, para que el tren de los proyectos no se quede varado. Yo no es que no esté de acuerdo con la austeridad porque el control del gasto indudablemente mejora la economía. Yo no es que no esté de acuerdo con la solidaridad entre nosotros mismos porque es una expresión muy humana de convivencia y hermandad.
Apretarse la correa es muy importante cuando uno se da cuenta a tiempo que cuando el hambre entra por la puerta el amor sale por la ventana.  Uno no puede vivir de quimeras, añorando y balbuceando que todo pasado fue mejor. Al diablo con esas teorías preclásicas. En la rueda de prensa le hice una pregunta al doctor Richard Aguilar y a partir de ella, ustedes me dicen si tengo o no la razón.  Señor gobernador, le dije; si Ecopetrol es la empresa más poderosa y sólida económicamente de todo el país, con  ganancias facturadas de algo así como $11 billones el año anterior, situada ligeramente detrás de Petrobras, de PDVSA y de Pemex, y si esa empresa está ubicada exactamente en Santander ¿Por qué carajos tenemos que pedir limosna? Muy respetuosamente, cosa que lo que caracteriza a él, me contestó. No. No se preocupen que Ecopetrol nos va a ayudar. Ya el presidente de la empresa me lo prometió y de eso no tengamos la menor duda. Esa respuesta categórica del doctor Richard Aguilar me dejó conforme como tendrá que dejar contentos a todos los que lean esta columna y crean en lo que el presidente de Ecopetrol prometió. 
De tal manera que no le pregunté más porque no tenía objeto. Pero sí tengo tres cosas para quejarme con vehemencia. Una. Con el doctor Juan Manuel Santos, Presidente de la República porque, no lo puedo comprobar matemáticamente a través de la lógica, pero intuyo que él tuvo mucho qué ver con el garrotazo mortal que le dieron a las finanzas de Santander.  Dos. Con Ecopetrol porque siendo ésta una empresa tan poderosa e hija de las entrañas del Departamento de Santander, y en donde en el sentido pragmático, por lo de los combustibles, los subproductos del petróleo y la demás industria petroquímica que de él emana, este Departamento mueve la economía nacional. Por lo mismo tanto no hay ninguna razón dialéctica para que estemos pidiendo limosna o en su defecto, “haciendo bazares para bautizar el pelao”, y esto lo expreso en forma metafórica. Tres. Lo anterior no debe sino tiene que ser un objetivo inmediato de los congresistas santandereanos. Darse la pela por las finanzas del Departamento porque esta no es solamente responsabilidad del doctor Richard Aguilar. ¿Para qué se hicieron elegir entonces?  ¿Para engordar la burocracia, para teledirigir el clientelismo y para esperar la multimillonaria pensión? Se mandan Güevo doctores.

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