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sábado, 31 de marzo de 2012

Cae en un 60% producción cafetera en Colombia


Sal a las heridas de los cafeteros
Por: Jorge Enrique Robledo
Bogotá, 30 de marzo de 2012
Tomado del sitio robledosomostodos.com 
Hay gran molestia entre los cafeteros. Entre los pequeños, los medianos y los grandes, los campesinos y los empresarios. Y no es para menos. Porque la cosecha es la menor desde 1976, los precios externos e internos del café caen en picada y, como echándoles sal en las heridas, el presidente Juan Manuel Santos se empecina en aumentarle la contribución al café, ese impuesto especial que maneja la Federación de Cafeteros, a la que la Contraloría acaba de acusar de manejos irregulares en el Fondo Nacional del Café, con un detrimento patrimonial de sesenta mil millones de pesos.
Si las cuentas por fin le salen este año a la Federación, la cosecha apenas superará los siete millones de sacos. Para entender la escasez de esa cifra basta con saber que en 1991 pasó de 16 millones. Cuánta caída en el ingreso, pobreza, desempleo y ruina, directa e indirecta, hay tras esas cifras. La situación de hoy es, además, el agravamiento de una crisis que con altibajos lleva veinte años, desde cuando se entronizó el libre comercio en el mundo cafetero, drama larguísimo que a muchos les ha agotado la capacidad de resistencia.
También como expresiones de la crisis, el país carece de inventarios de café, porque no hay excedentes y se vendieron los nueve millones de sacos que había en bodegas en 1991, se esfumó el enorme patrimonio del Fondo Nacional del Café y no andan nada bien sus finanzas. Hasta ocurrió lo impensable. En 2011, la mitad del café que bebimos los colombianos –743 mil sacos– fue extranjero, y eso sin contar el contrabando. ¡El país no es capaz de producir el café que puede vender, ni en el mercado externo ni en el interno! Crisis muy profunda que también se expresa en la notable pérdida de participación del grano de Colombia en el mercado mundial –que creció de 92 a 134 millones de sacos entre 1990 a 2010–, de donde ha sido desplazado por países que han afrontado mejor las circunstancias.
¿Y las causas? Sin duda cuentan la inseguridad en las zonas productoras y el invierno. Pero hay mayores. La revaluación está liquidando al agro y a la industria. Y el gobierno, neoliberal hasta el absurdo, ni se inmuta, porque, ingenuidades aparte, hay poderosos que ganan así. Si se mira desde 1990, en la base de la crisis se hallan los bajos precios del café impuestos por las trasnacionales, precios que se transmiten de uno a uno al mercado interno. También es determinante la incapacidad de los gobiernos y la Federación para enfrentarla. Se dejó envejecer los cafetales, según prueban las cifras que se dan de renovaciones, y los plantíos no han podido abonarse y atenderse como se debiera.
En medio de este drama, el ministro de Hacienda ratificó en el Senado que el gobierno se propone aumentar la contribución cafetera que administra la Federación, incrementándola del alto nivel de seis centavos por libra en el que ya está. Si esa idea era inconveniente en noviembre pasado, cuando Santos la anunció, ahora es un despropósito, casi una provocación, porque entre esa fecha y hoy el precio interno cayó de 962 a 659 mil pesos por carga, con lo que el gravamen al café ya no castiga las ganancias –de los que las tenían– sino las pérdidas. ¿Sacarles más plata de los bolsillos a unos cafeteros empobrecidos? Y después preguntan por qué andan indignados.
Mención aparte merece que Juan Manuel Santos pretenda aumentar, con más gravámenes, los recursos que administra la Federación de Cafeteros, preciso cuando la Contraloría General de la República la acaba de acusar de un detrimento patrimonial de 60 mil millones de pesos del Fondo Nacional del Café. El ente de control considera ilegal que Eco Seguros, de propiedad del Fondo y que administra la Federación, le donara a esta entidad treinta mil millones de pesos, por ser una transferencia de recursos públicos a un privado, práctica prohibida por la Constitución. También rechaza que la Federación le cobrara al Fondo 21 mil millones de pesos por administrar dineros que no son de este sino de terceros. Y le imputa cargos por haber dejado perder otros nueve mil millones de pesos en empresas del Fondo en liquidación (http://bit.ly/H305vT ).
Coletilla: en Colombia la gasolina es más cara que en Estados Unidos porque paga impuestos del treinta por ciento y Ecopetrol cobra por su petróleo precios altísimos. De esta forma los colombianos le pagan al Estado parte de los impuestos que no se les cobran a monopolios y trasnacionales.

domingo, 4 de marzo de 2012

LA CIUDAD DE LOS RUIDOS


                 TRAFUGARIO
--------------------------------------Por: JOSE OSCAR FAJARDO
                                      
En las postrimerías del siglo XIX se hunde el feudalismo y se dan entonces los albores del capitalismo como modo de producción de las sociedades  modernas. Inglaterra está a la cabeza de ellas y le siguen algunos países como Alemania, Francia y los Estados Unidos. En ese endemoniado devenir de la naciente sociedad capitalista, son muchos los problemas que tiene que enfrentar la gente de la época, pero con mayor razón la humanidad involucrada en ese nuevo modo de producción. La explotación del hombre  por el hombre se agudiza y en las fábricas y acerías de Manchester y de Lamcashire, entre otras ciudades inglesas, los trabajadores entre hombres, mujeres y niños, se ven caer extenuados por las criminales jornadas laborales de hasta 18 y 20 horas al día.  Las altas temperaturas, la infeliz alimentación y los salarios de miseria son algunas de las penas que deben soportar los trabajadores de la época. A ello hay que sumarle el ruido espantoso de las maquinas rudimentarias de la naciente industria. Desde ese entonces el ruido se ha considerado como unos de los generadores de neurosis, psiconeurosis, cansancio mental, estrés, insomnio, depresión y hasta casos de psicosis maníaco depresiva. Incluso algunos regímenes han utilizado el ruido como una forma de tortura inflingida a sus presos políticos de diferentes bandos. 
En la literatura de ficción, en forma metafórica el ruido siempre ha sido identificado con el infierno. Ya en la época moderna, yo considero a Barbosa como la ciudad de los ruidos. Con la Administración anterior varias veces toqué el tema pero el gitano Melquíades no fue capaz de quitarnos ese gorrito de cemento. Consulté al Arquitecto Ramiro González Saavedra, quien por el momento hace un posgrado en Gestión Urbana y está precisamente tocando este tema de los Espacios Públicos y Sociolugares. “Ellos son las calles, las cafeterías, los parques, los campos de diferentes deportes, las canchas de tejo, y todos aquellos sitios donde se reproduce la cultura, el quehacer y la cotidianidad de la gente”, me dijo. “En Barbosa nadie respeta y ningún sitio de esos se salva del ruido de los salvajes”, argumentó. 
Lo permitido, que son hasta los 60 decibeles, en la ciudad del ruido normalmente pasa de los 100 y 120 decibeles. Y hasta el momento no ha habido autoridad.  Ahora cualquier almacén o cualquier cuchitril, lo primero que adquiere es un equipo de sonido para aburrir a la gente. En medio de su ignorancia ellos creen que eso es publicidad. ¿En qué universidad aprenderían que el ruido es publicidad? Eso lo que hace es auyentar la clientela porque ni siquiera es posible hablar con los vendedores.
Y el turismo de clase, créanme, no va por allá.  El turismo gaminoso, el cervecero o guarapero, el del cuncho de aguardiente para formar un bonche callejero, claro que progresa. Cualquier moto tiene poderoso equipo de sonido para “hacer ruido y agredir los espacios públicos y los sociolugares”. Los vendedores de rifas y de buenas suertes no se quedan atrás. En la calle novena que, semiológicamente es la vitrina de Barbosa, donde todos nos mostramos y se muestra de todo, el sociolugar más importante de la localidad, los ruidos la tienen convertida en una fábrica de neuróticos. Los locos y los mendigos hacen parte de esa fauna ruidosa. Las altas horas de la noche le vale güevo a los ruido-asquerosos. Con el arquitecto Ramiro González llegamos a una conclusión.
Queda la esperanza de que la alcaldesa de la localidad, doctora Rocío Galeano, con la asesoría del ex-senador Marcos Cortés, quien trata y sabe mucho del tema, y quien en varias ocasiones ha llevado al arquitecto urbanista Javier Vera, codiseñador de El Dorado de Bogotá y de las rutas Transmilenio de la capital, entre otras, le pongan coto a este problema. Yo recuerdo que Marcos Cortés llevó hace unos años al Urbanista Javier  Vera a Barbosa para hacer un estudio de planeación moderna de la ciudad, por lo tanto el puede lograr una solución.  Los espacios públicos y los sociolugares hay que defenderlos a capa y espada porque es allí donde se reproduce la cultura de los pueblos.  Donde se socializa y se hace comunidad.  

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