Trafugario
Por: José Oscar
Fajardo
Son las once y
veinte minutos de la noche del jueves anterior y estoy atravesando por una dura
crisis de dualidad filosófica dentro de mi pensamiento. Siempre me ha fascinado
el método paranoico-crítico de Dalí y tengo la dura impresión que está actuando
dentro de mi cerebro. Primero por el partido del sábado contra el seleccionado
de Grecia y segundo, por las elecciones del domingo en las que espero con
vehemencia y preocupación que gane el candidato presidente. Tengo muchas razones
de estar preocupado y los que conocemos la historia del país, tanto de otrora
como de ahora, sabemos muy bien por qué. Desafortunadamente el que no conoce la
historia está condenado a repetirla. Para poder conciliar el sueño me estoy
sugestionando que vamos a ganar el partido contra Grecia por dos goles de
Ibarbo y de James, a uno de ellos, y que Juanma Santos Calderón va a ganar por
más de doscientos mil votos. Estoy autosugestionado y estoy sugestionando a los
colombianos inteligentes por un método de “Persuasión Colectiva Esotérica” (PCE)
que sólo conocemos los habitantes del Manicomio más grande del mundo porque son
secretos que nos han enseñados los parasicólogos y metafísicos que allí
abundan.
El profesor
Malezza, personaje central de mi novela EL CANDIDATO DE LOS DIFUNTOS, que acaba
de salir al mercado y que se está poniendo de moda en todos los círculos
sociales, políticos e intelectuales por el refinado humor con que trata los
sucesos nacionales e internacionales, me dijo así de una manera concluyente:
“Va la madre, periodista, si no ganamos estas elecciones y la selección
Colombia no le gana a Grecia por el marcador que usted predijo. Y le confieso
desde ya que si eso no ocurre, me voy a vivir definitivamente a Ganímedes o a
la estrella Aldebarán que es donde se guardan todos los secretos del universo”.
Quiero comentarles a los lectores que en mi relato novelado, el profesor
Malezza recibe, por haberle metido un putazo al imperialismo norteamericano, un
tremendo “bolo ponch” de Mohamed Alí en pleno rostro que lo envía a la lona y
lo deja 9 horas 26 minutos fuera de este mundo. Ya recuperado, dos días
después, el metafísico Malezza, mediante un proceso esotérico apoyado en su
magia brujilística, le “mete” un sapo
cimitarreño en la barriga a Mohamed Alí en retaliación, convirtiéndolo, para
burlas en todo el planeta, en el primer negro norteamericano boxeador marica y
preñado (consultar texto).
Yo pienso es en
la inconmensurable alegría si gana el presidente Santos de nuevo la presidencia
porque, sin ser un San Ignacio de Loyola, para bien de Colombia tampoco es un
Lucifer como ciertas hierbas. Claro porque Lucifer de amigo, allá en el
infierno dizque le gasta trago y percantas a uno. Pero de enemigo, hasta el
mismo Profesor Malezza, quien se dio el gusto de mamarle gallo al imperialismo
gringo vapuleando a uno de sus íconos legendarios como es Alí, le tiene un
cuidado intensivo a Lucifer, por lo cual se reserva los comentarios al caso. Periodista,
me dijo a mí. No se preocupe que usted se va conmigo para el CEFOU (centro de
fuerzas ordenadoras del universo) y le voy a enseñar ciencias ocultas y
metodologías metafísicas para que ayude con su pluma a que nadie vuelva a tener
malas intenciones con la paz de Colombia. Por decir algo, le voy a enseñar como
meterle un perro chanda en la barriga a
un enemigo político que le haya hecho daños al país, para que lo vea envejecer,
al final de su brillante carrera, lleno de millones de dólares pero ladrando de
desprestigio en la plaza pública sin que nadie le quiera escuchar una sola palabra,
o en medio de los jardines de sus mansiones enajenado por la senectud y agobiado
por la soledad.