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jueves, 19 de mayo de 2022

Colombiano, escoja, entre el infierno y el sortilegio

Por: Bernardo Socha Acosta
El potencial de ciudadanos colombianos por fortuna cuenta con tres opciones presidenciales para votar y salvar a Colombia de las fuerzas malignas que tanto daño le han causado a la gran mayoría de la población. Este 29 de mayo es definitivo para que, si los electores así lo quieren, se deshagan de las viejas castas políticas que le han arrebatado la dicha a los colombianos de una sana convivencia y unos niveles dignos de hábitat.

Los intentos por reforzar la cascada de impuestos y otras insanas medidas, regresará, si es que así lo quieren los colombianos al escoger una fórmula presidencial que esté plagada de esa voracidad impositiva. Esa fórmula que está marcada por las viejas mañas, es el peor peligro para Colombia.

La opinión generalizada sostiene con énfasis que, nadie garantiza que quien se encuentra bajo la sombra tenebrosa de quien en su gobierno estableció los Tratados de Libre Comercio sin una regulación adecuada, (medida que data tres década, causó la peor de las ruinas  a Colombia) no vuelva a ordenarle al súbdito  medidas similares y peores;  y nadie está seguro, que quien intentó imponerle el yugo del régimen ULTRAFISCALISTA  a Colombia el año pasado, no le ordene a quien lo represente en el poder, apropiarse de un nuevo intento por recaudar los dineros que le faltan al estado para seguir entregándoselos a las bandas de delincuentes  de la corrupción, que tras aparentar procesos judiciales para pagar sus culpas, son enviados a sus casas (casa por cárcel) a pagar sus penas y engañar así a los ciudadanos.    

Hay que recordar que no hay sino tres opciones fuertes y reales de candidatos presidenciales que tienen independencia de las fuerzas oscuras. Un cuarto candidato (de los llamados fuertes) lastimosamente fue víctima de la manipulación, de lo que los colombianos han rechazado por su pasado y que los ciudadanos conocen muy bien de los escalofriantes escándalos... Si los electores quieren que las no gratas y recordadas historias de Colombia se repitan, pues apoyen equivocadamente ese candidato que no representa sino el peligroso pasado de la política.  

Y si los colombianos quieren verdaderos cambios, ahí tienen las tres más destacadas opciones, de las cuales, DOS son las que se pueden apropiar y preferirse frente a los electores colombianos para que disputen una segunda vuelta, si es que no hay un final feliz en la primera.

El domingo 29 de mayo escogeremos entre, el camino del tártaro (espinas, fuego infierno y suplicio) y el sendero del sortilegio (encanto)

No podemos olvidar que las peligrosas sombras del viejo pasado políticos se han convertido en el simbolo de la muerte. bersoa@hotmail.com

sábado, 2 de marzo de 2013

Algo anda mal en Colombia

                               Por: Bernardo Socha Acosta
Para cualquier desprevenido colombiano, las cosas no andan bien en nuestro país. Cuando los sectores más importantes de la producción nacional y quienes construyen la riqueza de una sociedad, deciden realizar una protesta por motivos que son suficientemente claros, los representantes del gobierno no pueden responder con amenazas y represión, porque ahí es donde germina la rebeldía popular y la violencia. Por eso han surgido movimientos de extrema.
Bien lo dijo un prelado de la Iglesia católica al respecto, que a los productores del agro, no se les puede calificar de subversivos porque reclaman sus derechos. Será que estamos cayendo en ese extremo, que solo fue visible de algún pasado presidente de la república; que todo lo arreglaba con los fusiles y nada de diálogo.
La forma como los voceros del gobierno han manejado la situación, inicialmente con los cafeteros y cacaoteros, es lo que ha generado nuevas adhesiones al movimiento de trabajadores. Ya se han unido  otros  sectores, entre ellos los transportadores, llamados camioneros y así  parece continuar.
Esta inconformidad de la población  no es un buen signo y los Ministros y otros funcionarios que han estado atendiendo la situación, entre ellos el titular de  defensa, deben actuar con más diplomacia, porque las amenazas ya no atemorizan,  sino que despiertan reacciones  agresivas a los demás.
A nadie le gusta que se le amenace como los tiempos de antes; nadie obedece con órdenes agresivas. La agresividad como la violencia, genera más violencia y un estado no puede ser violento con sus gobernados. Cuando el pueblo reclama, habrá alguna razón; porque nadie protesta porque sí. Y responder  con amenazas y represión, multiplica  los resultados negativos, sin lograr nada positivo en favor de la normalidad de los colombianos.
Hay que entender que los productores del campo han sido los más abandonados por la mano del estado. Los campesinos no pueden seguir produciendo a pérdida  debido a los altos costos de los insumos y a los ruinosos precios que se le fijan a los productos que ellos generan. La triste situación de los campesinos colombianos  no se puede tratar  con represión y violencia. Ellos merecen consideración. Qué pasaría si la emigración campesina hacia las ciudades sigue como se viene desarrollando, a raíz de la indolencia del  estado.  El hambre y nuevos factores de violencia e inseguridad  seguirán  siendo el común denominador de los colombianos en las grandes ciudades, si las cosas no cambian. Y de paso sea la oportunidad de recordar a un congresista que sugirió al gobierno no permitir esas protestas. Es que es tan fácil hablar cuando se gana un sueldo de 25 MILLONES DE PESOS MENUALES a costa del pueblo colombianos, mientras un trabajador común y corriente devenga  algo más de 500 mil pesos mensuales. dónde está  la cacareada equidad.
Todos creemos que es hora de actuar; pero no actuar tratando de persuadir a los inconformes con represión y violencia de la cual ya estamos cansados y tal vez se intenta hacer algo con los diálogos en Cuba, pero mientras eso ocurre, se hace lo contrario en Colombia.

domingo, 20 de enero de 2013

Un colombiano norteamericano

                                                             TRAFUGARIO
Por: JOSE OSCAR FAJARDO                                                 
La lamentable y triste historia del ciclista gringo Lamce Armostrong, quien entre tantos otros triunfos ganó la vuelta a Francia siete veces, ojalá sea leída no sólo por los deportistas sino por todos los jóvenes del mundo. Enseña tantas cosas que uno no sabe por qué parte empezar a hacer un análisis para dejar claro que no hay que llegar primero sino que hay que saber llegar. Pues aquí cae todo género de hombres grandes en todos los sentidos, que no en pocas ocasiones lo hacen sentir a uno como si hubiera venido a perder el tiempo en este planeta del diablo. Como si uno estuviera de más, porque no tiene camionados de dinero o de barras de oro, y como si sus triunfos modestos surgidos de grandes esfuerzos económicos, físicos, intelectuales y profesionales, no tuvieran ningún valor ante esos reyezuelos que llegaron a sus tronos con las mismas cochinas trampas que lo hizo este deportista quien ahora lo espera el más triste de los premios para los que un día se creyeron dioses: el olvido. 
La ruina económica, además, no creo que sea excitante para un individuo que creyó que el dinero lo es todo en la vida porque, el hombre que así lo cree, hace cualquier cosa por dinero. Pero  también sabe que tarde que temprano termina siendo un mequetrefe indisoluble de sus propias circunstancias. La cárcel ha de ser lo de menos  porque él sabe muy bien que quien vive en el delito en él perece. Dicho en otras palabras eso es bíblico, ineludible y tormentoso. Me produce nostalgia el ciclista porque después de superar un temible cáncer de testículos, le quedaron fuerzas para querer ser, y poder ser millonario y famoso como cualquier hombre prominente y lo logró. Qué mal ejemplo para todos los deportistas del orbe pero lo logró. Qué mal ejemplo para todas las personas honradas de este mundo pero lo logró. 
Ahora mis lectores van a pensar que se me ha corrido la teja. No obstante, la verdad es que siento un enorme pesar por el ciclista. Y fundamento ese pesar porque mi teoría sobre el “enriquecerse de cualquier manera”, cobra valor. El vivo vive del bobo y el bobo de papá y mamá, reza la filosofía callejera. Y en un medio tan adverso como el nuestro, pa’que le digo que no si sí.  ¿Acaso esos no son los pilares dialécticos de la filosofía de la riqueza? ¿Luego ese no ha sido el modus operandi del capitalismo salvaje? ¿Luego no es mejor ser rico que pobre? Lo que pasa es que grandes jueces han sido grandes pecadores y por eso es que caminando rápido la cojera no se deja ver. Y es que con lo del ciclista surgen muchas preguntas que no son fáciles de responder.  Cómo carajos gana siete vueltas a Francia, la prueba más cotizada del mundo en el ciclismo, y se pasa por la galleta todos los controles científicos. Por eso a Lamce Armstrong lo “admiro”. Porque a veces lo veo, con sus características de “abeja sideral”, más colombiano que norteamericano. 
Me parece ver ahí a un contratista o a un alcalde  bogotano pero con la doble neurastenia de que “a uno no lo llevan en nada puesto que todo es para ellos solos”. Y uno dizque escribiendo libritos de literatura y columnitas periodísticas para ver si algún día ocurre el milagro. Y los escultores haciendo esculturas y los pintores creando paisajes y los músicos sacándose los ojos para concebir partituras con el objetivo inocente de que algún día acurra el milagro. Para mí que Lamce es la cabeza visible de un nido de corrupción donde están metidos grandes deportistas de otras disciplinas, además laboratorios y científicos fabricantes de drogas y fármacos y figuras grandes del capitalismo mundial. Lamce es un deportista que por haber superado un cáncer, pudo haber servido para experimentos científicos en la rama de la farmacología del doping de cuya magnitud nadie tiene ni la más remota dimensión. Y lo más verraco de todo es que esas empresas siniestras podrían estar operando por debajo de la mesa.    

lunes, 18 de junio de 2012

Cartas del lector

A propósito del pronunciamiento de las reservas activas de las fuerzas militares
Amigo Bernardo Socha:
Es una verdad de perogrullo que el pueblo colombiano, el constituyente primario, el detentador del poder civil, eligió, en desarrollo de una elecciones libres y democráticas  presididas por el entonces primer mandatario de la Nación  ALVARO URIBE VELEZ al actual Presidente de la epública JUAN MANUEL SANTOS; es evidente que es deber fundamental  de las tropas y de sus comandantes aceptar y obedecer las directrices políticas del Presidente de la República que, en el sistema democrático en que predomina el poder civil sobre cualquier otro poder, es el Comandante Supremo de las Fuerza Militares.
La historia de Colombia ha sido dolorosa y trágica marcada por la violencia política y las luchas intestinas que nos han deparado pocos momentos de paz; en la guerra los ejércitos y las facciones se pasean airosos por los campos y poblados llevando su nefasto mensaje de miedo, muerte y desolación.
En los últimos sesenta o setenta años todos los generales de la República han prometido la derrota de las facciones y durante ese mismo tiempo, ante el fracazo de sus proyectos triunfalistas, todos entonan el mismo discurso: necesitan más tropas, más armas, más presupuesto y la eliminación de las ataduras legales y constitucionales para temer las manos libres para derrotar al "enemigo interno".  
Es indiscutible que durante los dos periodos del Presidente ALVARO URIBE VELEZ los militares tuvieron tropas, armas, presupuesto a manos llenas y un total respaldo político para sus acciones contra el "enemigo" sin obtener el triunfo prometido.  
Siempre he considerado que en menos dañino para la sociedad la equivocación en la búsqueda generosa de la paz que la persistencia equivocada en la continuación de la guerra. Entonces me pregunto por qué oponernos a la búsqueda de la paz; todos debemos apoyar al Presidente JUAN MANUEL SANTOS en este propósito.
Atento saludo,  

martes, 18 de mayo de 2010

Carta desde Estocolmo al candidasto Antanas Mockus

Del Maestro y poeta colombiano, Carlos Vidales
"LOS DISCURSOS EN EL CONGRESO,
SE VUELVEN MUERTOS EN LAS VEREDAS"

Estimado Antanas Mockus:

El 10 de mayo de 2010 dijo usted en Manizales que no hará alianzas con el Polo Democrático Alternativo “porque hay fuerzas en ese movimiento que todavía no han roto lazos con la subversión”. Tres días más tarde cayó asesinado en Barranquilla el ciudadano Iván de la Rosa, militante del Polo Democrático Alternativo. Una víctima más en la larga lista de asesinatos políticos que se cometen en Colombia, con plena impunidad. ¿Existe alguna relación directa entre sus palabras, estimado Antanas Mockus, y este asesinato u otros que puedan cometerse en los días que vienen, contra militantes del Polo? Por supuesto que sí.

Hace ya más de sesenta años, el entonces presidente Alberto Lleras pedía ponderación y mesura a los líderes políticos del país, y advertía que “los discursos en el Congreso se vuelven muertos en las veredas”. Usted no había nacido todavía, pero yo sí. Recuerdo eso perfectamente y por eso se lo cuento ahora. Mi infancia y adolescencia están marcadas por la ferocidad de La Violencia, cuyos horrores indescriptibles solamente pueden compararse al infierno de las masacres, mutilaciones, despojos y desplazamientos cometidos por los paramilitares, agentes armados de la nueva clase que desde hace dos décadas se ha empeñado en controlar el monopolio del poder, a sangre y fuego, en nuestra martirizada Colombia.

En la década de 1940, los discursos en el congreso se convertían en muertos en las veredas. Hoy, las declaraciones electorales sufren la misma metamorfosis. Y es por esta sencilla razón que quiero sugerirle, estimado Antanas, que haga buen uso de la mesura y la ponderación en sus declaraciones. Lo sugiero y no lo pido, porque en una buena democracia los ciudadanos no le piden nada a los candidatos y, en cambio, los candidatos oyen y respetan los buenos consejos de los ciudadanos. Son los candidatos los que tienen obligaciones y deberes. Y su primer deber consiste en no hacer ni decir nada que pueda poner en peligro la vida de los ciudadanos.

He visto que otras personas ya han comentado extensamente sus declaraciones y sus explicaciones posteriores. Parecería que cualquier cosa que yo dijera no agregaría nada nuevo al asunto. Sin embargo tengo algo que decir, algo que no he visto expresado por otros compatriotas. Me explico. Usted usa una formulación muy desafortunada: “fuerzas –dice­– que todavía no han roto lazos con la subversión”. Si yo dijera, aquí en Europa (hasta aquí me han traído mis exilios sucesivos, que ya suman casi sesenta años) que un filósofo colombiano es el autor de esa frase, nadie me lo creería. Porque, como usted sabe muy bien, en los diccionarios de la filosofía y la cultura la palabra “subversión” tiene otro contenido diferente del que consta en los diccionarios policiales. Todos los grandes filósofos han sido subversivos, porque subvirtieron viejas y anquilosadas formas del pensar y establecieron nuevos caminos en la búsqueda del saber. Los grandes profetas fueron todos subversivos. Jesús subvirtió un viejo orden religioso, de un pueblo, y fundó una iglesia universal, para toda la humanidad. Sócrates fue subversivo, como lo fueron Heráclito y Pitágoras, Copérnico y Galileo, Freud y Darwin, Einstein y Niels Bohr, Sartre y Russell. Subversivos fueron los grandes literatos y poetas, subversivos fueron los hombres y mujeres que lucharon por convertir nuestra patria, que era una colonia, en una república independiente, subversivos fueron sus antepasados y parientes, estimado Antanas, que se opusieron a la ocupación de su patria por parte de una gran potencia y trabajaron por su independencia nacional. Y subversivos son, a veces, también, quienes se atreven a desafiar al entorno agresivo e intolerante, se bajan los pantalones y muestran el trasero. Pero esto no consta en los diccionarios policiales. En ellos consta que “subversivo” es criminal, terrorista, bandido, secuestrador y asesino. Usted tiene todo el derecho de emplear el diccionario que mejor le parezca, ni más faltaba. Pero tenga en cuenta que nadie puede simplemente usar un lenguaje policial y al mismo tiempo decir que es filósofo. Platón sostenía que la república perfecta era la que estaba gobernada por sabios y filósofos. Yo sospecho que Platón no tuvo en cuenta los procesos de metamorfosis: el mejor filósofo se transforma en otra cosa cuando a sus narices llega el irresistible perfume del poder.

Le digo todo esto, estimado Antanas, porque sus palabras son síntoma de profundos procesos sicológicos que solamente usted puede analizar y reconocer. Usted ha dicho que apoya la presencia de tropas extranjeras en territorio colombiano, usted, que conoce mejor que nadie lo que sufrieron los pueblos del Báltico, el pueblo de sus padres, bajo la bota militar extranjera en su territorio. Esa es la razón fundamental que hace imposible que yo apoye su candidatura a la presidencia de mi patria. Y si le escribo esta carta, amistosa pero franca, es solamente para decirle que yo lamentaría muchísimo que usted, que puede prestarle enormes servicios a Colombia en los campos de la educación, la investigación y la filosofía, sufriera ahora la terrible metamorfosis del candidato y se convirtiera, simplemente, en un animal político, en el mal sentido de la palabra.

Reciba usted mi saludo cordial.

Carlos Vidales
Estocolmo, 2010-05-15

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