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sábado, 1 de mayo de 2010

¿Victima de la ilusión electoral?

Colaboración enviada por: Luís Alfredo Muñoz

En Colombia persiste una ilusión infantil que consiste en creer que con un cambio de presidente el país va a cambiar. Esta ilusión se explica porque el ejercicio “democrático” de elecciones presidenciales nunca ha sido precedido por un conocimiento profundo de la historia y de la política, sino de una constante y creciente manipulación de la opinión pública, que antaño era realizada por el clientelismo y la burocratización del bipartidismo; manipulación, que además hoy, está afianzada por el inmenso poder de los medios masivos de comunicación.

De tal manera que en Colombia, cada cuatro años, o cada ocho ya, en época de campaña presidencial vuelve la ilusión de que “nuevas” y “mejores” personas van a cambiar nuestra dramática realidad. Dos ejemplos recientes; hace ocho años se eligió a un presidente, “que por fin, mostraba que sí trabajaba y que prometía acabar con los demonios del país,” y tal hombre resultó ser más maléfico y criminal que los que supuestamente iba a combatir.

Hoy frente a la creciente corrupción y por el desgaste de haber padecido ocho años de argucias y trampas, llega alguien mostrando credenciales de transparencia e inteligencia, e inmediatamente gana el fervor de una buena parte de la población. Pero si se preguntara a estas personas entusiasmadas: - ¿y esos hombres transparentes e inteligentes de obtener el poder político que van a hacer? Más o menos responderían así: “No, no estamos muy seguros… pero, con que sean transparentes ya es mucho. Además, mejores que los otros si son.” En los dos casos anteriores, sigue predominando la ilusión, la manipulación y la impresión generada por los medios. En ambos casos, el país sigue sin una discusión real, donde se pueda visualizar, quién es quién políticamente. Algo sigue oculto.

En la esfera política del mundo moderno existen trazados dos horizontes, lo que se ha denominado como la derecha, y lo que se ha denominado como la izquierda. Lo más básico que se puede decir, es que la derecha asume el neoliberalismo, -actual expresión del capitalismo-, como práctica económica prevaleciente, donde el interés privado está por encima del interés común. La izquierda por su parte, aspira a crear unas condiciones de producción y distribución de la riqueza en una mayor equidad, donde el interés común prevalezca sobre el interés privado. Dicho lo anterior, que sólo es una caracterización bastante básica, cito la mejor y más sencilla definición que he encontrado al respecto, la del filósofo francés Gilles Deleuze: “El papel de la izquierda, tanto si está en el poder como si no, es descubrir el tipo de problemas que la derecha desea ocultar a cualquier precio.”

En Colombia, sólo ha tenido el poder la derecha, la izquierda ha sido estigmatizada, excluida y asesinada, y cada vez la derechización del país es más fuerte. La derecha es la que prolonga el orden establecido, donde las oligarquías aseguran sus gigantes beneficios sobre la creciente pobreza y miseria de la mayoría de la población. Ninguna política de derecha propendería por el cambio de las condiciones económicas de la sociedad colombiana, esto parece muy evidente, pero aún así, es lo único que no se discute en el país.

En este marco de ideas, sabemos que Juan Manuel Santos, Noemí Sanín, Germán Vargas Lleras, Rafael Pardo, Antanas Mockus y Sergio Fajardo, todos son de derecha, sólo se diferencian en que unos son mafiosos, otros son corruptos, otros son tecnócratas, otros más cultos que otros, otros transparentes, pero todos, en el caso de que lleguen al poder, harían lo mismo, porque todos están en el mismo horizonte político, es decir, no cambiarían el orden económico inequitativo que se ha establecido.

Santos tiene toda la maquinaria clientelista y los poderes mafiosos del Estado a su favor; Sanín, Pardo y Vargas, están en el declive, pero no por ello son oposición, sus presumibles gobiernos harían lo mismo que siempre se ha hecho en el país. Y el dúo Mockus-Fajardo haría lo mismo, la derechización y la continuidad en las políticas económicas del neoliberalismo… Sólo que estos dos últimos, están capitalizando la ilusión de que son personas distintas, transparentes, y seguramente lo serán, pero harán los mismo que los demás. Otra vez a Colombia la ponen a vivir de una ilusión.

Los mismos medios encargados de crear las ilusiones que le convienen a la derecha, son los que se empeñan en ocultar y tergiversar los fines de la izquierda. ¿Cuáles son los fines de la izquierda en Colombia? Veámoslos, subrayaré los elementos que más establecen una diferencia tangible con la derecha:

“Son fines del Polo la construcción de una democracia participativa real donde prime la igualdad social, la defensa de la soberania nacional y del espíritu democrático de la Constitución Política de 1991 y del Estado Social de Derecho, de un modelo alternativo de desarrollo sustentable y equitativo, la búsqueda democrática del poder para ejercerlo en beneficio de la nación;

la defensa y promoción de los derechos humanos, la tolerancia y el respeto por la diferencia y el pluralismo ideológico, cultural, étnico, político, de orientación sexual y religiosa;

la igualdad de género;
la búsqueda de la consolidación de la paz y convivencia entre los colombianos;
la defensa de los derechos de los colombianos en el exterior;
la defensa y protección del ambiente, la biodiversidad, los recursos naturales, lo público y el patrimonio público, cultural y energético;
la promoción de la ética pública, la transparencia y la lucha contra la corrupción;
el fortalecimiento del poder local al servicio de la comunidad;
la promoción de las organizaciones de base y redes sociales para ejercer el gobierno y la democracia y la difusión de los valores democráticos;
la defensa de la autonomía, la soberanía y la autodeterminación de los pueblos en su lucha democrática y civilista contra la explotación, la opresión, el colonialismo, el neoliberalismo, el militarismo y la dictadura y por la defensa del equilibrio ambiental global.”

El Polo Democrático Alternativo podrá tener aún mucho que mejorar, pero es el partido que políticamente se puede diferenciar de los demás. Qué tanto teme la derecha que el pueblo conozca y asimile estos fines, que ningún medio se ocupa de la izquierda, salvo para decir que ésta es la esfera del mal. ¿Se han preguntado los colombianos, por qué la izquierda no sale en televisión?

Quizá Colombia sea una vez más, víctima de la ilusión electoral, y elija a los pulcros y transparentes matemáticos, en tanto que nadie duda que ellos son mejores humanos si se les compara con los que los actuales mafiosos y politiqueros de turno. Colombia tendrá unos gobernantes distintos, -aún muchos, no comprenderán que más allá de las personas, de lo que se trata es de programas políticos- pero una vez más, al cabo de unos años, el pueblo se verá frustrado, al constatar que sus miserables condiciones económicas siguen igual o peor. Y la derecha, tan astuta como siempre, estará fraguando una nueva ilusión.

miércoles, 10 de diciembre de 2008

10D o el día de los derechos humanos

Fuente: elnuevosiglo


HORACIO SERPA

Hoy es el 10 D, el día en que todo el mundo celebra el 60 aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. En Colombia, la verdad, no es mucho lo que hay que celebrar, porque la guerra sucia se libra con encono en campos y ciudades y las prácticas proscritas por el Derecho Internacional Humanitario están a la orden del día.

Es larga la lista de violaciones a los derechos humanos. Tal vez no ha pasado un solo momento, desde que el país suscribió esos acuerdos internacionales, en que no se haya cometido un acto contra la humanidad. Guerrilleros, paramilitares, narcotraficantes y agentes del Estado se han casado con el viejo adagio de que "el enemigo de mi enemigo es mi amigo", y han dejado una larga de lista de muertos, heridos, violentados que en las últimas décadas llegan a cientos de miles de personas.

Los peores métodos de aniquilamiento de la población civil se han ensayado en nuestra geografía por genocidas camuflados de guerrilleros o paramilitares, y reciben órdenes de políticos corruptos de regiones dominadas por el miedo. Los horrores de los países africanos se viven en Colombia, solo que aquí posamos de democracias estables y nos enfurece que nos señalen como una republiqueta bananera.

El ascenso militar y político de los paramilitares se logró sobre la base del terror y la alianza con sectores "decentes" de las regiones: políticos, ganaderos, comerciantes y algunos medios de comunicación. El poder paramilitar no nació de la noche a la mañana. Fue una estrategia para corromper a todo el mundo y tomarse el poder local y regional e infiltrar las ramas del Estado, incluso el poder judicial, y el DAS.

Un país con un Congreso deslegitimado por sus alianzas con el paramilitarismo y una Corte Suprema de Justicia que ha defendido la institucionalidad y la Carta Política, son el reflejo de una crisis humanitaria que parece infinita, en la que las víctimas reclaman justicia, verdad y reparación.

Si para algo debe servir este día es para pensar en las víctimas. En las madres de los jóvenes asesinados en los llamados falsos positivos, para mostrar resultados en la lucha contrainsurgente.

Precisamente hoy en Ginebra, Suiza, en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, las ONG denunciarán a Colombia, una vez más, por las graves, masivas y sistemáticas violaciones a los derechos humanos. Colombia, como de costumbre, atacará a las ONG y tratará de mostrar avances en ese campo. Pero siguen las desapariciones, las masacres, las torturas, la muerte de sindicalistas, la desatención a casi cuatro millones de desplazados, la impunidad a crímenes de lesa humanidad, mientras la CPI espera para actuar.

No hay mucho que celebrar. Solo queda prender una veladora para pedir que Dios ilumine a las víctimas y familiares de esta tragedia humanitaria, para que cese la horrible noche. Esta noche de dolor llamada guerra y apellidada impunidad.
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