viernes, 20 de noviembre de 2015

CONDUCTAS ACIAGAS

                      Por Gerardo Delgado Silva
De acuerdo con el elevadísimo criterio de Norberto Bobbio,  la conquista más importante del Siglo XX, fue el reconocimiento universal de los Derechos Humanos, como Derechos del individuo.
Inglaterra había dado el ejemplo y señalado el camino institucional de la libertad por medio de sus declaraciones de derechos.
Francia, que había aportado a esta evolución sajona el estímulo de sus inquietudes culturales y la audacia innovadora de sus pensadores políticos, filósofos y economistas, adoptó el sistema anglosajón, y mediante su célebre “Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano”, en 1789, dio universalidad y comunicó fervor revolucionario a los principios de la Declaración de Virginia.
La Declaración Francesa planteó al mundo el problema jurídico de la libertad de un modo definitivo.  Lo incorporó a la vida institucional de todos los países civilizados y cultos, y pasando por sobre todas las vicisitudes, lo impuso como el triunfo del espíritu contemporáneo.
Todas las Constituciones del Siglo XX, están impregnadas de ese espíritu.
Es el salto que deja la evolución de la cultura europea, encaminada desde los albores del Renacimiento a exaltar la personalidad humana y asegurarle sus derechos.  Es la exaltación de las instituciones democráticas.
Fue esa declaración, más que la Revolución Francesa, lo que contribuyó a propagar y afianzar en el mundo el ideal del Liberalismo, entendido el término en su acepción amplia y universal, como la toma de conciencia por parte del individuo de sus derechos frente al Estado, y, sobretodo, de su derecho a la libertad.
Por ello no cabe duda de que la Declaración Francesa de 1789, constituye la más trascendental Declaración de Derechos y libertades públicas de cuantas se hayan proclamado en la historia, y de que a ella habrá de remitirse forzosamente cualquier catálogo de libertades fundamentales, como fuente de inspiración.
Así las cosas, el ataque terrorista islámico, de la semana pasada, contra ciudadanos indefensos en Francia, símbolo de la cultura occidental, es sin lugar a duda una colosal tragedia, que además constituye un deplorable ejemplo de la peligrosa disparidad entre el progreso de esa cultura y el envilecimiento de los valores humanos, que marcan a los islamistas bárbaros.  Los terroristas de esta secta el año pasado, atacaron también en Francia la sede de la Revista Charlie Hebdó queriendo con ese genocidio, acabar con el arte occidental. 
Mahoma usó su poder material con el fin de imponer la conformidad con la religión que había fundado- El Islamismo- , antes de su retiro de la Meca a Medina.  Pero jamás los subsumió en el terror.
Siempre ha tenido el Islam, esa impresión de fanatismo vesánico, más dogmático y cruel , en una mezcla insidiosa por intencionada y malévola.
Es paradojal, pero se infiere lógicamente que los sujetos islamistas co-autores de los genocidios horripilantes, en diversos sitios de París, ignoran que la palabra Islam, significa conformidad, tolerancia, y paciencia en las adversidades.  El acto fundamental de la Fe Musulmana, por lo cual afirmaba Mahoma, la predestinación del hombre.
La doctrina de Mahoma, reposaba sobre la creencia en un solo Dios.  El Corán decía:     “La Tierra es de Dios, quien concede su gobierno a los musulmanes”.
Los árabes se sintieron movidos por las palabras de Mahoma,  a luchar contra sus vecinos infieles.  La lucha además, no era difícil, porque los Estados que rodeaban al mundo árabe - El Imperio Bizantino y El Imperio Persa - no parecían por entonces capaces de ofrecer gran resistencia a unos guerreros consumados y malévolos.
A esta caterva de desalmados, pertenecen dos corrientes: los sumnitas y los chiitas, inmersos en la siniestra conducta de masacrar gente inocente, en contra de los principios básicos de la civilización e incluso contra los más elementales de toda convivencia que merezca llamarse humana.
Las características particulares de los atentados en París, no son desconocidas.  Además de esa herencia psicopática, se trata de una manifestación de terrorismo urbano, deliberadamente concebido para producir víctimas inocentes y generar por lo tanto pánico colectivo.
Quienes fomentan un clima de terror en cualquier parte del mundo, deben saber que por ese camino no van a obtener sus propósitos, ni a torcer el destino de la libertad, y la democracia.
Quiera Dios, conducir a éstos anti-sociales, de extrema derecha, enemigos de la paz, como los de nuestra Patria, a una conducta civilizada, como quería Mahoma temperamentalmente  místico, cuya doctrina reposaba en la creencia de un solo Dios.
En palabras de Albert Camus: “El terrorista renuncia a la complejidad del hombre y se introduce en el territorio de lo inhumano”.  Porque las tendencias aniquiladoras como los islamistas en París, llevarían al mundo al borde de una catástrofe total.

viernes, 13 de noviembre de 2015

INCREIBLE DISLATE JURIDICO

                        Por Gerardo Delgado Silva
Con la República democrática, el Gobierno dejó de ser autoridad personal.  En teoría, el Soberano rey fue suplantado por el soberano pueblo, cuya representación, como comandante, es ejercida por mandatarios o servidores de la voluntad popular.
Desde entonces, Gobierno es función pública.  Más aún: Servicio público.
De manera que los diversos aspectos de esta función o servicio constituyeron también poderes del Gobierno o ramas o departamentos de la función gubernativa.
El Régimen Presidencial es un sistema en el cual la Rama Ejecutiva se convierte en el centro de toda la actividad estatal.
Las funciones presidencial meramente ejecutivas, tienden al cumplimiento de la Ley y la guarda del orden público.  El presidente es elegido, no por circunscripciones del pueblo fraccionado, sino por la totalidad de ese pueblo, casi plebiscitariamente, lo cual le da a su representación un carácter nacional. El Presidente es elegido por votación popular directa.  Es decir, que aquí también se aplica el Principio de la Representación,  con un fundamento democrático.
El Señor Presidente Santos, está comprometido con la paz y sus difíciles caminos los está transitando con denuedo y decisión imperturbables.
El Art. 22 de nuestra Constitución, que es el orden jurídico fundamental, integral y estable, impuesto a todos los miembros de la sociedad, lo mismo a los gobernados que a los gobernantes, consagra el “Derecho a la Paz” , diciendo simplemente: “ La Paz es un derecho y un deber de obligatorio cumplimiento”.
Algunos connotados colombianos, dentro y fuera del gobierno creen errónea e insensatamente que se exalta a las instituciones democráticas, acudiendo torticeramente al plebiscito o al referéndum,  que implicaría un altísimo costo para el presupuesto de la Nación,  y así someter a la consideración del pueblo el Acuerdo de Paz.  Las FARC, abogan por una Constituyente.  Es un exhabrupto jurídico, en ambos eventos, pues la soberanía popular no es activa sino pasiva.  El acuerdo de paz no requiere ser refrendado o sometido a ratificación popular, pues en puridad de verdad, repito, con el debido respeto: “La paz es un derecho y un deber de obligatorio cumplimiento”. 
Ahora bien, cuando Colombia se emancipó, al mismo tiempo que las demás colonias españolas en América, surgió la Nueva Organización institucional con la creación de la República de Colombia o “Gran Colombia” en 1819, un Estado Nacional integrado con la unión de Venezuela, Cundinamarca y Quito.
Jamás se pensó en esa época acudir al plebiscito,  para que el pueblo opinara sobre el bienaventurado, magno y esplendoroso grupo de la paz en su sagrada misión.
Y bien.  Desde que nació nuestro país ha vivido en medio de guerras.  Es larga la lista de conflictos y rivales: Conquistadores y aborígenes, españoles y criollos, federalistas y centralistas, conservadores y liberales, rebeldes de distintos colores e inspiraciones contra el gobierno legítimo, y, a veces, casi todos contra casi todos.  El Ex – presidente Jorge Holguín esbozó un inventario de enfrentamientos violentos entre 1824 y 1908, que incluía 8 guerras civiles generales, 2 internacionales, 3 cuartelazos, y, fuera de concurso, la Guerra de los Mil Días.  Esta última fue toda una carnicería.
Hubo batallas, como la de Palonegro, en donde según afirmó en 1954, el historiador Gabriel Camargo Pérez, “sucumbieron 4.000 ciudadanos en la más cruenta batalla de América Latina hasta fines de la pasada centuria”.  En una Nación que en 1900 tenía 4.350.000 habitantes, la guerra dejó más de cien mil muertos.
La población bajó de 4.262.000 ciudadanos en 1898, a 4.144.000 en 1905.  Si fuera dable una discutible extrapolación, equivaldría a que en Colombia actual, muriera un millón de personas en menos de tres años, rata cien veces mayor que la que padecemos.
Los acuerdos pusieron fin a la guerra que se llamó como lo habíamos expresado, de Mil Días, y solo suscribieron tres tratados de paz como lo demostraron liberales y conservadores, sin tener que recurrir al plebiscito  o al referéndum.  Lo trascendente es el Tratado para acabar con la guerra.  Por ello he evocado la Guerra de los Mil Días, pues son interesantes algunas semejanzas de entre los métodos de lucha y los de ahora.  En aquel conflicto, tuvo papel importante la Guerra de guerrillas, belicosa herramienta conocida desde los tiempos de la independencia. En esa guerra,  se firmó un Tratado de Paz en una hacienda bananera de Magdalena; otro en una finca de Chinácota y un tercero en un acorazado estadounidense en Panamá, el Wisconsin.  Los acuerdos referidos ponían fin a la guerra, como lo será ahora, y por el beneplácito de Dios, en Cuba, al suscribirse en su totalidad el Tratado que es el rostro de la paz.  Decisión que separa el bien del mal, para encontrar significación y sentido de responsabilidad en la propia existencia de todos los colombianos. En puridad de verdad, los derechos fundamentales, el perdón, la dignidad humana, la paz, y el amor al prójimo, son la meta última y más alta a que puede aspirar el hombre.

domingo, 8 de noviembre de 2015

Los concejales perdedores, a pesar de ganar

                         Por Bernardo Socha Acosta
Pocas veces puede decirse que un grupo de concejales de los partidos tradicionales,  ganó espacios y escaños en la Corporación, pero al mismo tiempo, en términos absolutos ese grupo perdió.
Y esos diez concejales, perdieron porque llega un alcalde con una filosofía nueva de la forma de administrar lo público y va a poner en marcha métodos nuevos para evitar el escandaloso encarecimiento de la contratación. Entre algunos cambios está,  acabar con las famosas unidades de apoyo, que eran unas de las gabelas y parte de los atractivos que de manera inveterada    regía en el concejo de la ciudad, pero que para nadie es un secreto que era un desangre más de las arcas locales y es otro factor de corrupción.
Y dicen los entendidos en política y administración pública, que esas viejas costumbres, eran las responsables del encarecimiento escandaloso de la contratación.
Y decíamos que esos concejales,  por su apetito de poder burocrático,  parcelaron su partido en busca de mayor poder, sin pensar por un momento que  el próximo cuatrienio tendrán que acomodarse seguramente a solo hacer control político, porque la gestión administrativa se va a modernizar y seguramente los dineros que se recojan de los tributos y que transfiera la nación, van a generar mejores resultados en la inversión pública.  
Con el enfoque filosófico de, ‘lógica, ética y estética, gobierno de los ciudadanos,’  van a venir muchos cambios, en los que el poder de dominio de las bancadas políticas  no tendrá ningún valor.  De esta forma los señores que fraccionaron su partido, como método para ganar espacios y poder,  pensando solo en ellos, serán en adelante en el concejo, unos integrantes  más,  que ya no les interesará mucho perpetuarse en   el mismo.
Pueda ser que estos cambios que se van a presentar en lo administrativo, a partir del próximo año 2016,  traigan mayor democratización del concejo  al que puedan acceder, no los que manejen caudales de dinero, sino quienes tengan una vocación de servicio a la comunidad y quieran que la ciudad progrese.

martes, 3 de noviembre de 2015

Ladrillazo HG y Jóvenes a las alcaldías

Por Luis Eduardo Jaimes Bautista (J.B)
Hace ocho días titulé la columna que gane la ciudad y la ciudad ganó. Parte del éxito de la democracia participativa de los ciudadanos que tuvieron en su conciencia ese libre albedrio de votar por quien quería que fuera su Alcalde, y así se dio, rompiendo todas aquellas ataduras politiqueras de las encuestas y el voto amarrado. 
Como un ladrillazo cayó en la cabeza de quienes querían también tener el poder por los 4 años en la alcaldía de Bucaramanga, desde el Concejo Municipal donde los liberales sumaron la más alta votación en la ciudad, (con más de 91 mil votos). Dejándole a su candidato Carlos Ibáñez Muñoz solo más de 72 mil votos.
El Ingeniero Rodolfo Hernández Suárez, (HG) contabilizó más de 77 mil votos. Un trabajo que realizó desde la comuna del norte hasta cabecera, por tres años seguidos, sin descansar.  Construyendo canchas sintéticas de fútbol y televisores colocados en las mismas para que disfrutaran el mundial Brasil 2014.
Su Movimiento Cívico Lógica, ética y Estética: un slogan filosófico que para muchos y pocos entendidos tenía un significado que predicaba a los cuatro vientos se condensaba en que se tenía que dar una lucha contra la corrupción.
Fue un ladrillazo HG, porque los 19 mil votos tuvieron otro destino. Eso quiere decir que aunque la votación para Alcalde no pasó de los 100 mil, dejó una lección tanto a periodistas analistas y politólogos del mal sabor en la ciudadanía que dejaron las administraciones anteriores en la Alcaldía de Bucaramanga.
¿Qué se espera del Ingeniero Constructor Rodolfo Hernández en la administración (2016-2019)? La  expectativa de una buena administración de los recursos del municipio y terminación de las megaobras. Igualmente su propuesta de gobierno entre ella las 20 mil viviendas que construirá, el saneamiento de las finanzas públicas, según el estudio que le entregue el economista y político de extracción liberal Guillermo Perry Rubio.
Resta comentar que así exista Alí Babá y los cuarenta ladrones de las Mil y una noches, si se olvida la palabra mágica “Ábrete Sésamo”. Seguiremos en la misma historia.
En cuanto a la Alcaldía de Floridablanca, Girón y Piedecuesta, acerté por los jóvenes ganadores, pero se tendrá que esperar de la experiencia y las coaliciones que entren a gobernar desde el Concejo, diferente a la de Bucaramanga, dónde el Ingeniero Rodolfo no tendrá un concejo, sino todo lo contrario una oposición. Solo la experiencia de manejar la parte privada diferente a la pública, que se rige por un Estado Social de derecho.
El alcalde más joven de Colombia, Héctor Guillermo Mantilla a partir del 1º. de enero, estará totalmente amarrado a una clase política que desde la sombra manejará los destinos de los Florideños.
En Somos Girón, John Abiud Ramírez Barrientos, quien también obtuvo una alta votación en toda su historia, es un joven economista que sabe que hacer y fue muy claro en su campaña de modernizar la gobernanza creando unas nuevas secretarias para darle dinamismo y sacar adelante la Villa de los Caballeros de San Juan Girón en su fuerte que tiene que ser el turismo y reivindicar a las familias en un bienestar social. No será nada fácil por la pésima administración de su antecesor, que supuestamente se dio el lujo de tener una casa en Ruitoque como lo hacen los nuevos ricos.
Serán muchas las investigaciones que empezaran aparecer en cada mandatario saliente, pero así están expuestos los servidores públicos en la cosa política. Sobre todo en las contrataciones de las obras y mucha tela en la justicia que empezarán a cortar.  Del cielo a la tierra nada quedará oculto porque como decía Antanas Mockus los dineros públicos son sagrados.       

lunes, 2 de noviembre de 2015

La Moñona de Rodolfo Hernández

Trafugario 
Por: José Óscar Fajardo 
Moñona es la jugada magistral que hace sublime no a cualquier jugador de tejo. En un chico de turmequé, consiste en meter un tejo de cierto diámetro, dentro de un bocín de un diámetro por milímetros ligeramente mayor que el del tejo, y a la vez reventar mecha sin que el tejo quede suelto o ladeado o con la cara hacia arriba porque no vale. A eso se le llama moñona y es difícil lograrla. Eso fue lo que hizo magistralmente el ingeniero Rodolfo Hernández en las pasadas elecciones camino a la alcaldía de Bucaramanga. Una moñona magistral. Claro porque, incluido yo, pocos pensábamos que fuera a ganar dicha competencia en esas condiciones. Razones son muchas. Una. Rodolfo Hernández es un ingeniero civil, egresado de la UN, que ejerce un discurso político totalmente diferente y contrario al estilo corriente de todos los políticos. Uno cree que está dictando una clase de filosofía cuando él está hablando de sus ´proyectos políticos. No gratuitamente su movimiento se denomina “Etica, Estética y Política”. Dos. En las ocasiones que yo asistí a sus almuerzos de trabajo, digamos campaña política, confieso que siempre le admiré su propuesta política basado en los anteriores principios, pero no creía que llegaran a fructificarle. Nada de promesas insulsas y mucho menos irrealizables. Tres. Lo que proponía en cuanto a obras se refiere, gozaba de toda la lógica porque se trataba de necesidades evidentes y entre otras cosas, de gran importancia. Por ejemplo el teleférico a Morrorrico. Pero uno no asimilaba. Cuatro. El ingeniero Rodolfo Hernández es un hombre culto que gusta de la música clásica y a la vez es un ávido lector de todas las literaturas, factor que le da un amplio conocimiento del mundo, del hombre objetivo y subjetivo, y en efecto de las condiciones culturales que le son inherentes a este. Eso no es común en política. Cinco. Tiene un discurso limitado pero no por falta de conocimientos o de fluidez verbal, sino porque, como ingeniero, posee, domina y usa la cultura y la disciplina matemática para planear sus proyectos sociales. Puede afirmarse que se rige mucho por lo modelos matemáticos tan de moda hoy en las ciencias sociales y administrativas en todos los países del primer mundo. El matemático de por sí es poco carretero y bastante práctico. Tuve la oportunidad de conocer en Medellín a Sergio Fajardo, por entonces alcalde de Medellín y también matemático, y a los diez minutos de charla me di cuenta que estaba dialogando con un peso pesado de la política. Hoy lo comparo, con el respeto debido al ingeniero Hernández, y los encuentro sorprendentemente parecidos en sus proyectos políticos. Cero por cero igual a cero de bazofia. El ingeniero Rodolfo Hernández me tramó verracamente porque, al igual que el matemático Fajardo, a todo le antepone el concepto de Cultura. Para ambos el factor cultural es determinante, cosa que comparto yo por mis propias convicciones profesionales y académicas. No en falso Sigmund Freud le dedicó un libro completo a explicar, “El malestar en la Cultura”, como es el título del texto. Es muy probable que Rodolfo Hernández le haya dado inicio a un nuevo estilo de hacer política dado que somos los humanos los únicos animales con dos herencias: la genética y la cultural. Y hay de nosotros si no trasformamos la destartalada herencia cultural que poseemos. Hasta que nos metamos todos en el centro de la cabeza que la guerra es el profundo fracaso de la inteligencia. Y eso en el fondo es lo que propone el alcalde electo de la “Ciudad Bonita”. En hora buena, ingeniero Hernández.

LinkWithin

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...