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domingo, 31 de julio de 2022

Editorial tomado de, El Espectador

El vil asesinato de policías es una tragedia nacional

Foto EFE Ernesto Guzmán Jr
Están asesinando de la manera más vil a jóvenes bachilleres de la Policía, en medio del terrible “plan pistola” del Clan del Golfo. Colombia está bajo ataque a punta de bombas, francotiradores y sicarios que cobran unos $2 millones por policía muerto, sin fin aparente. En la violencia irracional no puede existir cálculo político alguno ni posicionamiento de un grupo criminal como el Clan del Golfo de cara a anunciados diálogos de sometimiento con el nuevo gobierno: estos son actos atroces que están rompiendo familias, generando terror, causando zozobra y que ameritan el rechazo contundente por parte de todo el país.

Las cifras cambian cada día, pero al cierre de esta edición llevábamos 36 miembros de la Fuerza Pública asesinados en 2022. De esos, solo 11 fueron en el último mes. Como le explicó Leonardo González, codirector de Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz, a El Espectador: “El blanco de la violencia siempre terminan siendo oficiales bachilleres o uniformados de los rangos más bajos de las fuerzas. Esto casi siempre es por facilidad, es decir, es mucho más fácil atacarlos a ellos que a oficiales de más alto rango, que además están en otras zonas y haciendo otras tareas. Los de bajo rango son los que están en la calle patrullando”. Es inconcebible esta tragedia. Jóvenes que vieron en el servicio público una opción de vida, una carrera para ayudar a sus familias usualmente en condiciones vulnerables, están siendo aniquilados y todo... ¿para qué? ¿Qué prueba esto en un país con más de un siglo de historia de violencia? ¿De qué sirven, además, los discursos airados desde Bogotá si en la práctica no hacemos mucho por proteger a los policías?


En 54 ciudades se hicieron homenajes a los policías caídos. 27 escuelas de formación llevaron a cabo solmenes y sobrios homenajes. Dijo el presidente Iván Duque: “Estos bandidos han siempre tratado de asesinar a la Fuerza Pública: el año pasado fueron más de 80 policías (...) el país quiere a su Fuerza Pública, la admira, la lleva en el corazón y nosotros a la policía la seguimos defendiendo a ultranza”. Roy Barreras, líder del Pacto Histórico y presidente del Congreso, dijo que “la Policía está siendo sacrificada de manera vil y cobarde por el Clan del Golfo, lo que merece una contundente respuesta del Ejército. El Clan se equivoca si cree que la intención de hacer la paz completa los autoriza para asesinar cobardemente a los policías de Colombia”. Así debe ser. Ante la violencia irracional, las autoridades tienen que hacerse sentir. Ya han aumentado las recompensas, ya se han enviado más operativos a las zonas de conflicto.

Aun así, queda el sinsabor de que los eslabones más débiles de la cadena siempre son colombianos de escasos recursos cuyas muertes son tomadas como bajas en combate. Nos ha insensibilizado a tal punto la violencia, que la muerte sistemática de miembros de la Fuerza Pública no se asume como una tragedia nacional. Escuchamos el eco del plan pistola de Pablo Escobar, cuando durante un año mandó a matar a más de 400 policías, y la atención del país parece estar en otra parte. No hay paz sin los policías y militares que están en las calles jugándose la vida por la democracia colombiana. Merecen respeto, merecen protección, merecen acompañamiento.

Nos unimos al duelo de las familias de los policías caídos. También abrazamos a todos aquellos miembros de la Fuerza Pública que insisten en su labor a pesar del temor, de las amenazas. Ellos son, no podemos olvidarlo, la línea de contención de la violencia irracional, la pesadilla de quienes creen que pueden hacer con el país lo que se les antoje. Hoy los honramos.

¿Está en desacuerdo con este editorial? Envíe su antieditorial de 500 palabras
 aelespectadoropinion@gmail.com.

martes, 3 de noviembre de 2015

Ladrillazo HG y Jóvenes a las alcaldías

Por Luis Eduardo Jaimes Bautista (J.B)
Hace ocho días titulé la columna que gane la ciudad y la ciudad ganó. Parte del éxito de la democracia participativa de los ciudadanos que tuvieron en su conciencia ese libre albedrio de votar por quien quería que fuera su Alcalde, y así se dio, rompiendo todas aquellas ataduras politiqueras de las encuestas y el voto amarrado. 
Como un ladrillazo cayó en la cabeza de quienes querían también tener el poder por los 4 años en la alcaldía de Bucaramanga, desde el Concejo Municipal donde los liberales sumaron la más alta votación en la ciudad, (con más de 91 mil votos). Dejándole a su candidato Carlos Ibáñez Muñoz solo más de 72 mil votos.
El Ingeniero Rodolfo Hernández Suárez, (HG) contabilizó más de 77 mil votos. Un trabajo que realizó desde la comuna del norte hasta cabecera, por tres años seguidos, sin descansar.  Construyendo canchas sintéticas de fútbol y televisores colocados en las mismas para que disfrutaran el mundial Brasil 2014.
Su Movimiento Cívico Lógica, ética y Estética: un slogan filosófico que para muchos y pocos entendidos tenía un significado que predicaba a los cuatro vientos se condensaba en que se tenía que dar una lucha contra la corrupción.
Fue un ladrillazo HG, porque los 19 mil votos tuvieron otro destino. Eso quiere decir que aunque la votación para Alcalde no pasó de los 100 mil, dejó una lección tanto a periodistas analistas y politólogos del mal sabor en la ciudadanía que dejaron las administraciones anteriores en la Alcaldía de Bucaramanga.
¿Qué se espera del Ingeniero Constructor Rodolfo Hernández en la administración (2016-2019)? La  expectativa de una buena administración de los recursos del municipio y terminación de las megaobras. Igualmente su propuesta de gobierno entre ella las 20 mil viviendas que construirá, el saneamiento de las finanzas públicas, según el estudio que le entregue el economista y político de extracción liberal Guillermo Perry Rubio.
Resta comentar que así exista Alí Babá y los cuarenta ladrones de las Mil y una noches, si se olvida la palabra mágica “Ábrete Sésamo”. Seguiremos en la misma historia.
En cuanto a la Alcaldía de Floridablanca, Girón y Piedecuesta, acerté por los jóvenes ganadores, pero se tendrá que esperar de la experiencia y las coaliciones que entren a gobernar desde el Concejo, diferente a la de Bucaramanga, dónde el Ingeniero Rodolfo no tendrá un concejo, sino todo lo contrario una oposición. Solo la experiencia de manejar la parte privada diferente a la pública, que se rige por un Estado Social de derecho.
El alcalde más joven de Colombia, Héctor Guillermo Mantilla a partir del 1º. de enero, estará totalmente amarrado a una clase política que desde la sombra manejará los destinos de los Florideños.
En Somos Girón, John Abiud Ramírez Barrientos, quien también obtuvo una alta votación en toda su historia, es un joven economista que sabe que hacer y fue muy claro en su campaña de modernizar la gobernanza creando unas nuevas secretarias para darle dinamismo y sacar adelante la Villa de los Caballeros de San Juan Girón en su fuerte que tiene que ser el turismo y reivindicar a las familias en un bienestar social. No será nada fácil por la pésima administración de su antecesor, que supuestamente se dio el lujo de tener una casa en Ruitoque como lo hacen los nuevos ricos.
Serán muchas las investigaciones que empezaran aparecer en cada mandatario saliente, pero así están expuestos los servidores públicos en la cosa política. Sobre todo en las contrataciones de las obras y mucha tela en la justicia que empezarán a cortar.  Del cielo a la tierra nada quedará oculto porque como decía Antanas Mockus los dineros públicos son sagrados.       

martes, 8 de mayo de 2012

La niñez y la juventud en camino al abismo

Por: Bernardo Socha Acosta


La ascendente carrera que llevan, la niñez y la juventud  hacia un futuro  escalofriante parece no tener control ni remedio.
Las autoridades buscan, como dice el adagio, la calentura en las sábanas, seguramente por respeto o ignorando simplemente el origen del gravísimo fenómeno.
Desde las pequeñas sociedades, la familia,  muchos niños y jóvenes, comienzan el camino del delito, amparados por las normas que les han dado  nuestros legisladores, seguramente de buena intención, sin conocimiento de lo que significa con todos los elementos vitales, la formación de un ser humano, desde sus primero años de vida. Esto no es solo que los niños lleguen y ocupen cunas de oro y que no les falte el alimento. Esa misión representa mucho más de lo que desprevenidamente pensamos.
Hoy cuando lamentablemente los padres de familia son amedrentados por muchos niños y jóvenes   para que  no se interpongan en el libre 'albedrío,' se acabó la autoridad en el hogar y esa nueva sociedad está en el peor, triste y lamentable   camino de  destrucción y de representar el peor de los riesgos de un país que volverá seguramente a las viejas y arcaicas prácticas de la ley del más fuerte y mucho peor. Eso es lo que se puede visualizar cuando vemos algunos niños y jóvenes que les pegan a sus padres y hasta atentan contra sus vidas.  Pero qué decir de los vergonzosos  actos que esos, algunos, alumnos cometen en las escuelas y colegios, contra sus mismos compañeros y ahora últimamente contra los educadores, a quienes intentan eliminar.  
Ahora, como un padre de familia o un educador no puede  corregir a los menores, porque según las normas se les está violando sus derechos, el estado tendrá que responder más tarde por su responsabilidad. Cuándo se veía (hace unos 40 o más años) que en una forma tan generalizada los hijos se levanten contra sus padres y los alumnos saquen corriendo de los establecimientos educativos a sus educadores, (si se les puede decir así,)  porque ya no son educadores, amen de las normas que los ha convertido en una guías; educar significa tener autoridad para poder formar.  Y… la responsabilidad ¿de quién es? Pues de esas normas que aunque respetables, han abierto la puerta sin ningún control  para que la sociedad del futuro se convierta en un bumerán...
En manos de los legisladores y el gobierno, está  la búsqueda de una solución, no construyendo más  Centros para resocialización del menor y cárceles para castigar a los ciudadanos, sino previniendo lo peor que se le avecina a Colombia, tomando como base lo que ya estamos  viviendo lamentablemente y que permanecerá como infortunio social por algunos años, y se incrementará o se solucionará, de acuerdo a como actúen ya  nuestros gobernantes y quienes tienen la misión de legislar.
Esque, construir la sociedad  que queremos, no se hace con normas que derrumben las leyes naturales, desautorizando  a quienes desde tiempos remotos han tenido la misión de orientar y formar a cada uno de los futuros ciudadanos.
Hoy con los factores de desigualdad social y económica, miseria, hambre, delincuencia, prostitución y muchos factores más, si le sumamos la tolerancia de anarquía de la niñez y la juventud,  no sabemos hasta dónde vamos a llegar.  O será que estamos esperando que veamos algo peor.

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