domingo, 6 de enero de 2008

Opinión


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Notas de Buhardilla
El bochinche

Que haya terminado mal, lo que empezó mal, no puede dar pie para que todos los protagonistas de la frustrada liberación de Emmanuel, Clara y Consuelo, se laven las manos, como si nadie hubiere tenido responsabilidad en lo que está pasando.
Ramiro Bejarano Guzmán.

sábado, 05 de enero de 2008

Que haya terminado mal, lo que empezó mal, no puede dar pie para que todos los protagonistas de la frustrada liberación de Emmanuel, Clara y Consuelo, se laven las manos, como si nadie hubiere tenido responsabilidad en lo que está pasando.

El Gobierno pretende salir airoso del enredo que propició, sacándole partido a la historia macondiana del niño Emmanuel, que al momento de escribir esta columna parece empezar a confirmarse que sí es el vástago de Clara Rojas, según el publicitado examen preliminar de ADN realizado a la abuela y al tío. Si ese infante es hijo de una secuestrada, ello habla mal de las Farc e incluso del propio presidente Chávez, pero no deja a salvo al Gobierno de sus imborrables errores.

Si Uribe hubiese accedido a una zona de despeje en Pradera y Florida, desde hace años tendríamos resuelto el problema y nos habríamos ahorrado la vergüenza del espectáculo mediático en que se convirtió la fracasada liberación de Clara y Consuelo y la de un niño que estaría libre desde hace dos años. A propósito, terrible el doble drama de Clara, no sólo por su prolongado secuestro, sino por el despojo de su pequeño hijo. Ojalá sea capaz de sobrevivir a tanta infamia.

El Gobierno ha dicho no al despeje porque viola la soberanía. Fue mucho más lesivo de la dignidad nacional el ingreso de aviones y helicópteros extranjeros, como también la integración de una comisión internacional cuyos miembros parecían no los garantes de una operación humanitaria sino nuestros gobernantes. Por lo demás, sostener que autorizar un despeje incentiva el secuestro, contradice la cantaleta oficial de que la seguridad democrática logró derrotar este flagelo o al menos disminuirlo. No puede ser que el secuestro se dispare si hay despeje, pero no si se abre un corredor humanitario sin tropas.

El presidente Uribe, Juan Manuel Santos, Luis Carlos Restrepo y José Obdulio declaran que el fracaso de la “operación Emmanuel” demuestra que las Farc son asesinas y terroristas. ¡Valiente hallazgo! Que las Farc son una guerrilla criminal e indolente no estaba en duda, ni lo está, de manera que el Gobierno llueve sobre mojado, porque está tratando de convencernos de lo que ya estábamos convencidos, incluso desde antes de que Uribe fuese presidente. Precisamente porque son unos forajidos, es que se hace urgente la liberación de los secuestrados que continúan pudriéndose en la selva.

Entretanto, el Gobierno alega que no hay operaciones militares en la zona donde están los secuestrados, pero otra cosa dicen los comunicados militares. A ello se suman las contradicciones del frágil testimonio del policía Pinchao, que cada día parece más el muñeco de mostrar en las fiestas.

De otro lado, el presidente Chávez, hasta ahora, queda como un zapato, en su país y en las otras naciones que se sumaron al espectáculo mediático de la liberación de personas, que jamás estuvieron cerca de conseguir la libertad. Lo único que salvaría a Chávez del ridículo al que quedó expuesto y al que expuso a varios gobiernos aliados, sería que la famosa estrategia clandestina de liberación diera resultados y viéramos libres por fin a Emmanuel, a Clara y a Consuelo. Valdría la pena que el mandatario venezolano, que no suele tragar entero, expresara públicamente al menos su molestia con las Farc. Su silencio suena mal, muy mal.

Al presidente Uribe le convendría gobernar más de la mano de los consejeros políticos y de uno que otro jurista, que de los azarosos y cuadriculados informes de inteligencia, como es inevitable que le está ocurriendo, por cuenta del tenebroso Juan Manuel Santos. En la guerra también es necesario pensar.

Adenda. Qué vergüenza el embajador saliente de Colombia en Chile, Jesús Vallejo Mejía, cuyas maniobras para quedarse en el cargo y descalificar a su sucesor definitivamente confirman que no era el hombre indicado para representar al país. Es la consecuencia de repartir embajadas y consulados entre amigotes.

notasdebuhardilla@hotmail.com

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