miércoles, 7 de noviembre de 2012
Opinión política
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Etiquetas: ayudar, conflictos, crisis, defensor, Derechos-humanos, económica, obama, Reelección, Repita
sábado, 5 de mayo de 2012
PURO POLVO DE ORO PURO
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Etiquetas: comboy, obama, oro-puro, Puro-polvo, ringo, Texas, Trafugario
miércoles, 18 de noviembre de 2009
Se le fue la mano
HORACIO SERPA
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miércoles, 1 de abril de 2009
El fin de la guerra contra el terrorismo
Colombia, miércoles 1 de abril de 2009
HORACIO SERPA
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Oficialmente la guerra contra el terrorismo se volvió un término obsoleto en el lenguaje de Washington. La secretaria de Estado de los Estados Unidos, Hillary Clinton, acaba de hacer el anuncio oficial a diez mil pies de altura, mientras se desplazaba a La Haya.
Semejante noticia tiene enormes repercusiones internacionales y su coletazo se sentirá en Colombia, en donde la guerra contra el terrorismo ha marcado la agenda interna y externa durante los últimos años. No en vano, la seguridad democrática ha esculpido la política electoral y validado el cambio de uno que otro articulito de la Constitución.
Era hora de que el Presidente Obama diera ese enorme paso, previsible desde su triunfo en las urnas. Con la excusa de la guerra contra el terrorismo y de la mano de Bush, el mundo entró en la peor etapa de retroceso de las libertades democráticas. Los derechos individuales fueron reprimidos y un Estado, paranoico y retardatario se apoderó del destino de los ciudadanos.
Los atentados del 11 de septiembre sirvieron para derrumbar las Torres Gemelas en Nueva York, ante los ojos de los televidentes, pero también, para derribar cualquier dique que impedía que se entronizara una sociedad policiva que convertiría a todo ser humano en sospechoso.
El lenguaje de la guerra contra el terrorismo anuló las posibilidades del disenso. Y de la oposición. O se estaba con el Presidente y el Estado o se era amigo de los terroristas. No había espacio para controvertir, ni para pensar. Solo para obedecer. Cualquier persona que se atreviera a dudar de la validez de la guerra contra el terrorismo era un terrorista. Intelectuales, periodistas, sindicalistas, líderes de las minorías, políticos de izquierda, todos quedaron reducidos. Cada palabra podría ser empleada como cabeza de proceso criminal o de traición a la patria.
Gracias a Obama el mundo ha dado un radical giro. Pero las huellas de esa guerra contra el terrorismo, que llevaron a Bush a invadir con mentiras a Irak y a entronizar el poder de las grandes corporaciones, sigue produciendo asco. Y vergüenza a quienes sostuvieron ese régimen de mentiras y traición a la democracia, a la Constitución y al pueblo.
En Colombia se sentirá ese drástico y esperado cambio en la agenda mundial. Sus efectos hacen predecir menos dinero para el Plan Colombia. Y más recursos para luchar contra el hambre y el atraso. No hablar más de la guerra contra el terrorismo dará paso a una agenda más abierta a la integración, los consensos, el diálogo y la cooperación, con un sistema de Naciones Unidas revalidado y respetado.
Obama está pintando un nuevo mundo. Sus socios en nuestro continente son otros. La Casa Blanca es visitada hoy por quienes antes los halcones de Washington consideraban perfectos idiotas latinoamericanos. Y los aliados de antes esperan una tarjeta de invitación para recibir el nuevo manual del pacifismo y la solidaridad. Así es la real polítik. Volver a Inicio >
Publicado por Bernardo Socha Acosta en 4:41 a.m. 0 comentarios
Etiquetas: Guerra, obama, terrorismo, Washington
martes, 20 de enero de 2009
SUMERGIDOS EN EL CAOS
Creo Que no me equivoco, al afirmar que nos encontramos en una etapa histórica, análoga al régimen típicamente fascista de Augusto, que mantuvo intactas todas las Instituciones republicanas, pero vaciándolas de todo contenido y poder. Asumió, la defensa del monopolio territorial de la aristocracia romana basado sobre la explotación de los esclavos, la pauperización creciente de las masas campesinas y la vida miserable de los proletarios.
Desde Ronald Reagan, cuando se entronizó la cínicamente llamada “Democracia Neoliberal”, en el imperialismo norteamericano, se han destruido muchos valores en países en desarrollo como el nuestro, con obsecuente servilismo de sus gobiernos al genocida Bush, trillizo de Hitler y Stalin, “Demonios de la Perversidad”, si nos remitimos a Edgar Allan Poe. Bush, le ha legado a la historia, un cataclismo moral, terrorífico, económico y social, a lo largo de su mandato, que felizmente agonizó.
Como en Roma, ahora, se trata de salvar y asegurar “el capital monopolista”, pilar y dueño de la producción burguesa, “que no promueve el bien común”; empero, exacerba las desigualdades, con la “globalización”, orientada por el Fondo Monetario Internacional y las demás organizaciones internacionales. Todas, iluminadas por la sabiduría sobrenatural del mercado, que reaparece con las políticas “neoliberales” del consenso de Washington, y las teorías de la Escuela de Chicago, o “Fundamentalismo de Mercado”. “Lo que se llama globalización –dijo Henry Kissinger, sin ambages es en verdad otro nombre de la posición dominante de los Estados Unidos”.
Es una forma totalizante de un darwinismo social, ajeno a la solidaridad, que tan trabajosamente ha construido el hombre.
Cualquier persona en el mundo lo sabe: las políticas neoliberales nada han servido a un propósito público. Aquí, solo existen intereses particulares, el lucro individual, el desprecio de los humillados y ofendidos. Está concebido opresiva y mezquinamente, para mantener a las grandes mayorías, en el abandono, la postración y la indignidad universales. Es una estrecha franja de poderosos insensibles, dueños de los países como el nuestro. Es este, el mundo de la “injusticia globalizada”, como dice acertadamente Saramago.
Sorprende, que la evidente catástrofe del poder económico y financiero, sea análoga a la ocurrida en el mundo que lo llevó a la Gran Depresión de los Años 30, y que se prolongó durante muchos y amargos años.
Bajo el Neoliberalismo, la intervención del Estado en la economía, ha sido sustituida por la de la economía en el Estado, para convertirlo en alcahueta de la codicia y de la venalidad. Es lo que Stiglitz, denomina “capitalismo de compinches”. En aquellas calendas, el gobierno estadounidense, identificó como ahora, el bienestar de la nación con el de los hombres de empresa.
Es la misma espléndida fachada de prosperidad, sumida en unos cataclismos que han truncado la abundancia y el optimismo de los Estados Unidos. Casi de la noche a la mañana, la espiral inflacionaria alcanzó su fatídica cifra máxima – la funesta contracción – que está dando lugar a la espiral deflacionaria, igualmente vertiginosa que se extiende por todo el mundo.
La prosperidad se está ahogando a si misma. Y existen suficientes datos para advertir lo dicho por Marx, respecto al movimiento dialéctico de la historia y de las estructuras económicas. Efectivamente, afirmaba que cada época histórica o cada estructura económica lleva en si y alimenta, los elementos de su disolución, provocadores de su inversión: la economía esclavista parió de su seno al feudalismo, que la mató; el feudalismo, a la burguesía, que lo destruyó. Y ahora, es el mismo régimen capitalista, que con su neoliberalismo, engendra su negación. The Economist, expresó que: “los mayores enemigos del capitalismo son los capitalistas que abusan del poder ilimitado”.
De esta marcha hacia el ocaso, James Galbraith expresa: “el experimento Neoliberal es un fracaso” (La Crisis de la Globalización. Ensayo 1999).
Es la inevitable conclusión ante la irracionalidad, del mercado que actúa enloquecidamente, si se le deja, en absoluta libertad, como lo predica el Neoliberalismo, el consenso de Washington y el Fondo Monetario Internacional.
Las bellas palabras de nuestra Constitución Política, que consagran un Estado Social de Derecho, se han quedado sin alma y sin medios para obrar y garantizar que lo que se dice en ella, es lo que se cumple, lo que se impone, lo que no se tolera que sea violado, porque cuando así ocurre, la convivencia es imposible. Está nuestra Carta, desfigurada por la desregulación económica, y la reducción de las obligaciones sociales del Gobierno de Uribe, que acentúa asimetrías, exacerba desigualdades, fomenta marginaciones, concentra escandalosamente la riqueza, con la filosofía del “Estado Chico y Fuerte”, y el contubernio insolente, entre política y negocios incluyendo paramilitares, en nombre de la libre empresa. Es el Estado gendarme que nos correspondió vivir.
De otra parte, “la soberanía” que reside en el pueblo, y la “democracia participativa” quedan dislocadas, pues no tienen efecto alguno sobre el único poder que gobierna al mundo y por lo tanto a Colombia. Es decir, las empresas transnacionales.
Pero no solamente lo rigen con la “injusticia globalizada”, violatoria de los Derechos Humanos, que niegan la dignidad y la democracia, con sus crímenes económicos, sus latrocinios emponzoñados, sino que promueven, como por ejemplo, la multinacional bananera, Chiquita Brans, la financiación y conformación de grupos paramilitares, que han perpetrado innumerables masacres, crímenes de lesa humanidad, en campesinos y sindicalistas inocentes que se quieren olvidar.
Lo cual significa que, la crisis económica y financiera, descorre el velo de unos estados antisociales, y que por tanto, como sentenciaban los romanos: “La corrupción es lo mejor de lo peor”.
Por fortuna para la humanidad, se han dado cita grandes destinos, con la Presidencia de Obama, para vivir de cerca la esperanza de verdad, fraternidad y justicia Volver a Inicio >
Publicado por Bernardo Socha Acosta en 4:49 p.m. 0 comentarios
Etiquetas: Bush, caos, Crímenes, humanidad, obama, Sumergidos
martes, 16 de septiembre de 2008
Obama o McCain
POR: HORACIO SERPA
El huracán Gustav pasó por Estados Unidos y despertó el miedo de los norteamericanos a las grandes catástrofes. En medio de ese clima de desesperanza pasó la convención republicana que ungió a John McCain como candidato a la Presidencia y a la gobernadora de Alaska, Sarah Palin, como fórmula vicepresidencial.
Con esas decisiones, Estados Unidos inició la carrera final por el relevo en la Casa Blanca, en donde Bush ha gobernado ocho años, llenos de sobresaltos en la economía, la política y la seguridad mundial. Bush es el mandatario más impopular de todos los tiempos en ese país y quizá en el mundo, donde Estados Unidos ha perdido capacidad de maniobra y su poder se ha visto reducido por el surgimiento de distintos actores internacionales y nuevas amenazas.
En la administración Bush el orden internacional ha sufrido un quiebre radical con la llamada guerra al terrorismo, que resquebrajó el sistema de Naciones Unidas y permitió la invasión sin justificaciones validas a Irak y Afganistán, convirtiendo a esas dos naciones en campo arrasado y, paradójicamente, en paraíso del terrorismo. El 11S, con sus imágenes aterradoras, le recordó al mundo la capacidad destructiva del terrorismo y la debilidad latente de esa superpotencia. Pero también la voracidad de los halcones y su sed de petróleo.
La quiebra del sistema hipotecario, la recesión, el aumento del desempleo, el precario sistema público de salud, la persecución de los inmigrantes, la contracción de la economía, la quiebra de la clase media americana, han despertado abruptamente a millones de ciudadanos del sueño americano. Personas que hoy esperan un gran cambio y han optado por soñar con un Presidente afroamericano, de clase media, igual a millones que han tenido que salir adelante con mucho esfuerzo. Barack Obama representa la esperanza de profundas transformaciones sociales, económicas, políticas, culturales.
Obama es un orador carismático, un escritor brillante, un hombre de familia surgido con enorme esfuerzo personal. Los medios están embelezados con su imagen y el pueblo con su verbo. Por eso sigue arriba en las encuestas por unos cuantos puntos, luchando hombro a hombro contra la poderosa maquinaria republicana, experta en propaganda negra y en destruir con titulares a sus adversarios.
Obama promueve el cambio de paradigmas, el regreso a lo social y al pensamiento humanista, la vigencia de la solidaridad y la construcción de un mundo seguro y justo, sin más guerra en Irak, sin más muertos en el extranjero.
El pueblo americano esta a 60 días de decidir entre McCain y Obama, entre más Bush o el cambio. La decisión que se adopte afectará a todo el globo. Colombia sentirá el efecto de esa decisión: con Obama habría un replanteamiento de muchos compromisos, con McCain se reafirmarían las alianzas conservaduristas. Con Obama llegaría la esperanza para la democracia y los derechos humanos; con McCain, la confrontación seguirá su rumbo y el mundo seguirá siendo excluyente y neoliberal.
Publicado por Bernardo Socha Acosta en 9:22 p.m. 0 comentarios
Etiquetas: EEUU, Elecciones, McCain, obama