Colombia, miércoles 26 de noviembre de 2008
POR: HORACIO SERPA
El país no acaba de superar la horrible noche de la parapolítica y el paramilitarismo, cuando estalla el volcán de las pirámides, que ha afectado, según el Fiscal, a más de cuatro millones de personas. Una verdadera hecatombe.
Nada ha sucedido a espaldas de nadie, porque DMG, la poderosa lavandería del narcotráfico y el paramilitarismo, venía funcionando con todas las de la ley desde hace más de cinco años.
A plena luz del día, con avisos en los medios de comunicación, con locales por todas partes y con el mecanismo del rumor como arma propagandística, DMG se convirtió en Mesías de los pobres, mina de oro de avivatos y paraguas de los corruptos. Y en una lavandería monstruosa.
En ese carnaval de ambiciones cayeron dirigentes políticos y funcionarios gubernamentales. No existe hoy una familia que no tenga algún miembro pálido con tarjetas de DMG sin valor alguno.
DMG alcanzó tales visos de legalidad que sus promotores lograron infiltrarse en los eventos más resonados de la vida política nacional y corromper, aún más, al Congreso y la política. Terminaron financiando hasta encuentros de alcaldes y gobernadores. El Gobernador Eduardo Verano recordó que David Murcia Guzmán estuvo en una cumbre de gobernadores, haciendo lobby y negocios.
Un amigo me hizo caer en cuenta que DMG fue uno de los patrocinadores del Seminario de Inducción y Acompañamiento a la Administración Pública, que organizaron la Contraloría General de la República, la ESAP y la Federación Colombiana de Municipios,
del 27 al 30 de noviembre del año pasado, y fue instalado por el Presidente Uribe, el Contralor, el Procurador, el Fiscal, y los directores de la Esap y la FCM, con la participación del gabinete nacional. Ya entonces, la Policía Nacional conocía las explosivas grabaciones que reveló el pasado lunes la W Radio, que comprometen a autoridades locales y departamentales con platas ilícitas de DMG.
¿Por qué nadie les advirtió al Presidente Uribe y a sus ministros, a las altas autoridades estatales presentes en ese evento, de carácter obligatorio para alcaldes y gobernadores, que allí estaría DMG ofreciendo sus servicios? ¡Hoy resulta un exabrupto! Todo cuánto ha pasado huele mal y refleja una profunda crisis del Estado, pero sobre todo, una enorme quiebra de los valores de la sociedad colombiana.
Las fronteras éticas y morales se han desvanecido. A la gente poco le importó el mecanismo para enriquecerse, ni quién proveía el dinero fácil. Empujados por la pobreza o las más bajas ambiciones, los "inversionistas" nunca se preguntaron si las ganancias serían producto del narcotráfico o fruto de delitos de lesa humanidad.
Colombia está empobrecida, enardecida, anarquizada, pero sobre todo, aniquilada moralmente. DMG le dio una estocada fatal a un país que tiene que reflexionar, iniciar con urgencia una terapia de sanación y asumir nuevos valores, para sobrevivir como nación, porque en los últimos años todo parece haberse perdido en una pirámide de antivalores, en la que ha caído gente de todos los estratos y pelambres. Volver a Inicio >
POR: HORACIO SERPA
El país no acaba de superar la horrible noche de la parapolítica y el paramilitarismo, cuando estalla el volcán de las pirámides, que ha afectado, según el Fiscal, a más de cuatro millones de personas. Una verdadera hecatombe.
Nada ha sucedido a espaldas de nadie, porque DMG, la poderosa lavandería del narcotráfico y el paramilitarismo, venía funcionando con todas las de la ley desde hace más de cinco años.
A plena luz del día, con avisos en los medios de comunicación, con locales por todas partes y con el mecanismo del rumor como arma propagandística, DMG se convirtió en Mesías de los pobres, mina de oro de avivatos y paraguas de los corruptos. Y en una lavandería monstruosa.
En ese carnaval de ambiciones cayeron dirigentes políticos y funcionarios gubernamentales. No existe hoy una familia que no tenga algún miembro pálido con tarjetas de DMG sin valor alguno.
DMG alcanzó tales visos de legalidad que sus promotores lograron infiltrarse en los eventos más resonados de la vida política nacional y corromper, aún más, al Congreso y la política. Terminaron financiando hasta encuentros de alcaldes y gobernadores. El Gobernador Eduardo Verano recordó que David Murcia Guzmán estuvo en una cumbre de gobernadores, haciendo lobby y negocios.
Un amigo me hizo caer en cuenta que DMG fue uno de los patrocinadores del Seminario de Inducción y Acompañamiento a la Administración Pública, que organizaron la Contraloría General de la República, la ESAP y la Federación Colombiana de Municipios,
del 27 al 30 de noviembre del año pasado, y fue instalado por el Presidente Uribe, el Contralor, el Procurador, el Fiscal, y los directores de la Esap y la FCM, con la participación del gabinete nacional. Ya entonces, la Policía Nacional conocía las explosivas grabaciones que reveló el pasado lunes la W Radio, que comprometen a autoridades locales y departamentales con platas ilícitas de DMG.
¿Por qué nadie les advirtió al Presidente Uribe y a sus ministros, a las altas autoridades estatales presentes en ese evento, de carácter obligatorio para alcaldes y gobernadores, que allí estaría DMG ofreciendo sus servicios? ¡Hoy resulta un exabrupto! Todo cuánto ha pasado huele mal y refleja una profunda crisis del Estado, pero sobre todo, una enorme quiebra de los valores de la sociedad colombiana.
Las fronteras éticas y morales se han desvanecido. A la gente poco le importó el mecanismo para enriquecerse, ni quién proveía el dinero fácil. Empujados por la pobreza o las más bajas ambiciones, los "inversionistas" nunca se preguntaron si las ganancias serían producto del narcotráfico o fruto de delitos de lesa humanidad.
Colombia está empobrecida, enardecida, anarquizada, pero sobre todo, aniquilada moralmente. DMG le dio una estocada fatal a un país que tiene que reflexionar, iniciar con urgencia una terapia de sanación y asumir nuevos valores, para sobrevivir como nación, porque en los últimos años todo parece haberse perdido en una pirámide de antivalores, en la que ha caído gente de todos los estratos y pelambres. Volver a Inicio >
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