A propósito de la Feria de Bucaramanga
Cartas del lector
Amigo Bernardo Socha:
Vale la pena hacer un somero
análisis socio cultural de la celebración de la Feria de Bucaramanga para concluir
si vale la pena mantener el esquema logístico y la exaltación de los
antivalores que priman en su programación
y su organización; cabe preguntarnos en que parte de la programación de la
feria que acaba de terminar se dispuso de un espacio para enaltecer los valores
terrígenos y culturales de la santanderinidad, nuestra música, nuestras danzas,
la literatura, el arte, el teatro y, lo más importante, el culto al trabajo
honrado que ha destacado e identiificado
a las gentes de nuestro departamento en el concierto nacional.
Pedir esto es casi imposible
si tenemos en cuenta que nuestro
mandatario es originario de otro departamento.
En los últimos años las ferias
de Bucaramanga se han convertido en una
vitrina social para que los narcorricos hagan
alarde de su poder económico, polìtico y militar, su prepotencia y su grosería
y muestren ante la inerme y estupefacta ciudadanía sus escoltas, sus carros
blindados de alta gama, sus reinitas y sus caballos millonarios.
Es la mejor oportunidad que
les proporciona el Estado y la ciudad para que estos personajes violentos y corruptos
le notifiquen a la sociedad que su dinero mal habido los hace inexpugnables
ante la Justicia y, de paso, demostrarnos que gozan de la aceptación, el halago
y la protección de los dirigentes políticos y gremiales y los mandos militares
y policiales.
Atento saludo,
Reinaldo Ramìrez
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