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lunes, 15 de septiembre de 2014
Una feria bonita para una ciudad bonita
Trafugario
Por: José Óscar Fajardo
No se me ocurrió un título más acertado para la tarea de hoy. Hace unos años atrás y en una fecha muy parecida a esta, cuando inicia la feria de la Ciudad Bonita, la cosa no fue tan bonita porque el día de arranque del evento, váyanse decúbito abdominal, eran tantos los borrachos, la marihuana, el basuco, la perica, el jugo de tarántula, el ácido de batería, el chirrinche sabanero, el aguardiente mataburros y hasta el guarapo con lavadura de calzones de loca callejera, que el mismo día de la inauguración, decía, hubo nueve muertos, setecientos y pico de heridos y por los menos tres mil riñas callejeras reportadas oficialmente por la policía de Bucaramanga. No es por echarle cepillo al alcalde porque ese “parce” desde que le hice unas columnas invitando a la gente a que votara por él en los tiempos de su campaña a la alcaldía, nunca más me volvió a saludar. Pero lo cortés no quita lo valiente. Como no han pasado muchos años, es fácil recordar que Lucho Bohórquez fue el que le metió la mano al cuento de que a la feria esa de los borrachos esquizofrénicos de alcohol y tapiados de marihuana había que ponerle una cota superior. Había que demarcar un límite y ese límite no era más que humanizar la fiesta metiéndole cultura artística a la parranda de siempre.
Y veo que la cosa continuó porque las actividades culturales y artísticas del viernes en la tarde-noche en el parque Santander, para poner un ejemplo, estaban a la altura, no de Paris o de Budapest, pero sí a la de un pueblo medianamente culto y algo civilizado. No es que me crea un San Martín de Porres o un San Luis Gonzaga. No, señores. Lo que pasa es que estoy en la obligación ética y profesional de exaltar las cosas que están bien hechas y propugnar que eso siga ocurriendo. Por eso hay que señalar con el dedo no sólo al alcalde Lucho sino a todo su equipo de trabajo que es indiscutiblemente el más adecuado. Para la muestra un poco de botones. El ingeniero Francisco Centeno, por nombrar uno, lo sabe hacer muy bien, dirigir la Cultura de Bucaramanga, porque tiene muchos cuentos literarios metidos en la cabeza y mucho libros y muchas novelas de grandes escritores y cuando un ser humano tiene muchos libros en la cabeza entonces es un hombre culto que fácilmente cambia un arma de fuego, un cuchillo o un machete, por un libro o por una poesía. Claro porque se da cuenta fácilmente que es mejor ser romántico, social y apreciado, que ser un atarván, matón y despreciable. Mejor dicho Centeno es un hombre que sabe meter el cuento. Va pa’ esa.
El jefe de prensa y comunicaciones, Anibalito Morales como le digo yo con afecto desde los tiempos de la Universidad, otrora, también es otro verraco que como comunicador social- periodista, ha hecho de buena mano derecha del alcalde. De igual manera están Choco Ibarra, Edgar Sánchez y Néstor, no Jerez sino “jeros”, que siendo un arrastrao godo chulavita por allá de la vereda de Matemora en el municipio de Bolívar, desafortunadamente de Santander, conforman un equipo bacano con toda la gente del instituto de Cultura y Turismo que bien vale la pena relievar porque sus tareas han sido invaluablemente acertadas. Por eso la feria, que cambió tanto en contenidos y objetivos, ha venido progresando lenta pero inexorablemente. Ellos saben muy y eso enseñan y dan ejemplo: que sólo cambiando de mentalidad, cambiamos de actitud, y que así podremos, entre todos los que creemos en Colombia y en sus instituciones, y aún con los que no creen, hacer una Paz definitiva aunque nos demoremos un tiempo.
Publicado por Bernardo Socha Acosta en 3:17 p.m. 0 comentarios
Etiquetas: Ciudad, Feria, Trafugario
jueves, 6 de febrero de 2014
Tatequito a la feria de las “Foto-multas”
Por: Bernardo Socha Acosta
Por fortuna quedan instituciones que
defienden a la sociedad colombiana de los atropellos aberrantes que intentan
establecer dependencias del gobierno que más bien parecieran el azote del
pueblo como reiteradamente lo ha hecho el Ministerio de Transporte, últimamente
con las licencias de conducción y ahora con las llamadas Foto-multas.
Y cuando hablo de las instituciones que
defienden a la sociedad, me refiero al Consejo
de Estado en relación con los llamados FOTO-COMPARENDOS. Y gracias a esta sentencia, los conductores por lo menos tiene el alivio de no ser castigados con el 100x% de la multa, porque al ordenar que la autoridad de transito notifique personalmente la sanción, el afectado puede pagar en el tiempo previsto y recibir un descuento del 50%.
Con este “gancho” (foto-comparendos)
establecido con el desarrollo de la ciencia y la tecnología, el Ministerio de
Transporte y algunas, por no decir que todas, las Direcciones de Transito del
país habían iniciado la peor guerra vivida en la historia
colombiana contra los conductores de vehículos, en una arremetida en la que los
directores y jefes de las oficinas de
Tránsito veían poco el número de alféreces para ordenarles que
realizaran las más funestas cruzadas por las calles y carreras de las ciudades,
amedrentando a cuanto encontraran con la aplicación de foto-multas y sin escuchar
razones del por qué alguien se estacionaba así fuera en la vía de la periferia más solitaria de la
ciudad.
Con estas famosas cruzadas o “batidas” como
les dicen, pareciera que las autoridades de transito quisieran enriquecer a como
diera lugar a esas entidades, no se sabe con qué finalidad, aprovechándose de
una normatividad que por más respetable
que sea es atentatoria de los derechos
sociales y económicos de una sociedad que no alcanza a trabajar para sufragar
obligaciones tributarias de toda clase.
Pero además la forma como querían las autoridades de tránsito (no los alféreces
porque ellos cumplen órdenes) sacarle la platica de las multas a los
conductores, era violatoria del debido proceso, como lo reafirmó el Consejo de Estado en su
sentencia, para regular la norma de la cual son también responsables los llamados PADRES DE LA PATRIA
(congresistas) que aprobaron en la ley
unas cuantías económicas que lesionan no
solo lo económico sino lo moral de un ciudadano. Pero como lo congresistas y los burócratas de las oficinas de tránsito no
sienten en dolor de los asalariados que muchas veces tienen que destinar lo del
pan de sus hijos para pagar una multa de esas de TRÁNSITO, no por hechos
gravísimos como si serían pasarse un semáforo en rojo o conducir embriagado,
sino por el desgraciado momento de pararse un minuto en un sitio de los llamados prohibidos, o así no sea
prohibido, porque eso es lo que se ha visto. Un ciudadano que sea tratado de
esta forma, jamás puede reponerse del
dolor y la amargura que deja el pago de una multa injusta, una multa que muchas
veces lo obliga a sacrificar un bien o un salario para poderla cumplir, o poderla
cancelar.
Muchas veces el estado a través de algunas
instituciones con funcionarios
insensibles, es el responsable de todos los males que un país como Colombia
padece. La problemática social, no nace
por gusto de sus actores; lo motivan fuerzas distintas y en este caso lo motiva
el mismo estado que con sus funcionarios crueles, obligan al ciudadano a
volverse malo y ya los ejemplos lo dicen todo. En el caso que nos ocupa, gracias al Consejo
de estado que le devolvió la confianza a muchos colombianos que estaban en la
mira de los más absurdos atropellos.
Publicado por Bernardo Socha Acosta en 10:07 a.m. 1 comentarios
Etiquetas: Feria, foto-multas, instituciones, Tatequieto
martes, 25 de septiembre de 2012
¿Vale la pena mantener esquema logístico?
A propósito de la Feria de Bucaramanga
Cartas del lector
Amigo Bernardo Socha:
Vale la pena hacer un somero
análisis socio cultural de la celebración de la Feria de Bucaramanga para concluir
si vale la pena mantener el esquema logístico y la exaltación de los
antivalores que priman en su programación
y su organización; cabe preguntarnos en que parte de la programación de la
feria que acaba de terminar se dispuso de un espacio para enaltecer los valores
terrígenos y culturales de la santanderinidad, nuestra música, nuestras danzas,
la literatura, el arte, el teatro y, lo más importante, el culto al trabajo
honrado que ha destacado e identiificado
a las gentes de nuestro departamento en el concierto nacional.
Pedir esto es casi imposible
si tenemos en cuenta que nuestro
mandatario es originario de otro departamento.
En los últimos años las ferias
de Bucaramanga se han convertido en una
vitrina social para que los narcorricos hagan
alarde de su poder económico, polìtico y militar, su prepotencia y su grosería
y muestren ante la inerme y estupefacta ciudadanía sus escoltas, sus carros
blindados de alta gama, sus reinitas y sus caballos millonarios.
Es la mejor oportunidad que
les proporciona el Estado y la ciudad para que estos personajes violentos y corruptos
le notifiquen a la sociedad que su dinero mal habido los hace inexpugnables
ante la Justicia y, de paso, demostrarnos que gozan de la aceptación, el halago
y la protección de los dirigentes políticos y gremiales y los mandos militares
y policiales.
Atento saludo,
Reinaldo Ramìrez
Publicado por Bernardo Socha Acosta en 7:23 p.m. 0 comentarios
Etiquetas: Bucaramanga, culto, esquema, Feria, logística, Mantener, programación
miércoles, 3 de noviembre de 2010
La feria de las viillanías
Columna de Elnuevosiglo.com
-------------------------------Por HORACIO SERPA
NUNCA terminamos de conocer la larga lista de delitos espantosos cometidos en el país.
Cuando niño escuché comentar sobre terribles crímenes. Masacres, asesinatos a sangre fría, decapitaciones, el “corte de franela”, el “corte corbata”, asaltos sangrientos, fetos humanos mostrados como trofeos de guerra en las puntas de las bayonetas. Se le llamó “época de la violencia”.
Terminada tanta barbaridad ejecutada a nombre de los partidos políticos, surgió la guerrilla con cadáveres y atrocidades que aún no acaban. Seguimos teniendo secuestrados que sufren perversa sepultura en la selva como manifestación del máximo horror.
Después vino la “destorcida”. Diversos grupos criminales ofrecieron salvar a Colombia de la guerrilla. Hubo beneplácito, solidaridades públicas y en privado, complicidades a granel. Agentes estatales hicieron su ilegal aporte estimulando, entrenando, armando, interviniendo directamente.
Lo que ocurrió asombra a los más indiferentes. Amplios sectores ciudadanos fueron avasallados, ultrajados, humillados, masacrados. Se mató sin consideración a varios cientos de miles inocentes. Pero aún no sabemos todo. Recientes informaciones estremecen.
El “Osito” ultimó a 300 personas, muchas a garrote limpio. “Coyara” las descuartizó por montones. “Pikachù” destrozó huesos y carne para que los pedazos de muerto cupieran en un hueco y se evitara el escándalo. “HH” personalmente no mató sino a 80, pero mandó asesinar a 2.000. “Piedras blancas” a 400. Para qué hablar de los “mochacabezas”.
El horror no termina. Hace pocos días ocurrió un crimen infame en Arauca. Violaron a una niña de 14 años y luego la asesinaron lo mismo que a sus hermanitos menores. Los enterraron para no dejar rastros. El crimen ocurrió a 500 metros de donde está acantonado un batallón del Ejército Nacional.
Dios salve a este país de comprobarse que la villanía la cometieron miembros del Ejército, al que respetamos y aplaudimos por su labor sacrificada y eficaz en la lucha contra la delincuencia guerrillera, paramilitar y narcotraficante. Pero en esta ocasión no habría explicación posible. Tampoco la tienen los centenares de asesinados en “falsos positivos” que nos avergüenzan, así el país pretenda pasar de agache sobre este abominable episodio.
El asesinato de los niños debe investigarse con rigor, rapidez y eficacia. Es imperativo que se haga justicia y ni ello basta. La comunidad internacional está horrorizada y alerta. Cualesquiera que hubieren sido los criminales, especialmente si fueron miembros de la fuerza pública, no caben contemplaciones, ni excusas, ni explicaciones, ni retóricas aceptaciones de responsabilidad que nunca quedan en nada.
La sangre de estas tres criaturas clama nuevas y definitorias actitudes. Requerimos un acto colectivo de contrición para saber a ciencia cierta lo que nos está carcomiendo. Una sociedad en la que se cometen todas las villanías posibles y se calla o sólo se hace un escándalo fariseo, no es viable.
Nada servirá, como no sea la verdad con justicia severa y un real propósito de enmienda que genere una cultura de respeto, legalidad y convivencia. Lo demás es mentira, hipocresía, torpeza extrema. Y más violencia, más crímenes, vileza, hasta el derrumbe total.
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