Por: Gerardo Delgado Silva.
En la década de 1930, surgió
la doctrina del Nazismo. Hinderrburg nombró a Hitler Canciller, quien tenía el
Partido más numeroso y fuerte de Alemania el Nacionalismo (NAZI), al morir
aquel, Hitler se convirtió en Führer (Caudillo) del Tercer Reich (1934). Hitler tenía una mente corriente, pero había
sido dotado de las condiciones del demagogo y del trapacero, su inspiración,
parece haber estado limitada a dos ideas que eran ambas producto de una mente y
un corazón estrechos. Anexionaría al
Reich Alemán, la mayor cantidad posible de territorio conquistado que tuviese
alguna perspectiva de ser capaz de asimilar.
El resto de Europa, – aliados, satélites, y pueblos conquistados por igual – sería
reducido a un Estado servil, infrahumano en sus categorías más bajas, dentro
del hipertrofiado imperio colonial europeo del Reich Alemán.
La Ideología Nazi, con su
espíritu de obediencia ciega al “Líder”, su odio a las minorías raciales y
políticas, sus apetitos de conquista y dominación y su exaltación del Pueblo
Alemán y de la Raza Nórdica, ejerció en los jóvenes, una atracción emocional
poderosa, los ganó para la causa Nazi y los transformó en luchadores y
creyentes apasionados.
El Estado Nazi se organizó
sobre la base de la existencia de un Partido Único – el Nacional Socialista –
cuya doctrina elaboró en gran parte el Doctor Rosenberg. Para pertenecer a él, se requería ser Ario
Puro, esto es, no tener ningún antepasado judío, y sus miembros debían obedecer
ciegamente las órdenes del Führer, o Conductor, que no tenía que dar cuenta de
sus actos a nadie.
Los Campos de Concentración y
las Cárceles comenzaron a reunir a los que no querían convencerse rápidamente
de la bondad del Régimen.
Mediante diversas
organizaciones, el Frente de Trabajo y la llamada hacia la fuerza por la
alegría, se aglutinaron las masas populares, sobre cuya infancia y juventud
realizaron una sistemática labor de uniformización y otros organismos
diestramente dirigidos. La conducta de
los Nazis superó todo lo imaginable en cuanto a brutalidad organizada. Una ola de torturas brutales, ejecuciones,
secuestros, deportaciones, trabajos forzados, y genocidios, en quienes no
fueran Arios Puros.
Ahora, paradojalmente la faceta más fanática y
cruel surge de Israel, en un ciclo histórico iniciado con el terror y sus
secuelas de una sociedad atrapada en las mallas del miedo, confundiendo a los
niños en sus escuelas deliberadamente, con el mundo enemigo árabe, no obstante
ser dos representantes sobrevivientes del pueblo semita, los árabes en mayor
medida que los judíos.
Son desalmados, y la muerte
horrenda que se ha desatado en Gaza, produce escalofrío. Increíble en personas como los judíos que
sufrieron como ya señalábamos, tantos vejámenes. Es un abismo insondable.
Por eso creemos justo que el
mundo pida una decisión que apacigüe las aguas, calme las iras y a la vez
aclare el porvenir de la Paz Mundial.
Ojalá nos equivoquemos, pero está realmente en peligro.
Porque las furias del Averno,
se han desatado con el impacto tenebroso que pretende arroyar la dignidad del
ser humano con el impacto tenebroso de abrir las puertas a otra Guerra Mundial,
una Hecatombe.
En Gaza, se está viviendo la
faceta más fanática y cruel en una mezcla insidiosa, por intencionada y
malévola. Fanatismo de los Israelitas y
Palestinos, de gentes dispuestas a morir matando, fruto a su vez del terror de
las miserias e iniquidades con el mundo pobre.
En uno de sus preclaros
pensamientos, referido a otro acontecer dramático, pero aplicable a esta
tormenta, Saramago dijo en Bogotá: “… Lo que estamos viviendo no es un designio
Divino de obligado cumplimiento: Es la consecuencia de políticas abyectas que hay
que remediar…”.
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