Me declaro en rebelión
Tomado de Revista Semana
por DANIEL SAMPER OSPINA
Foto: Archivo |
Dirán que me he vuelto
sentimental, pero cuando vi a esa bancada ahí, arengando en el vacío, como
pollitos sin gallina, se me partió el corazón.
Tengo una hija que está
próxima a hacer la primera comunión y con ella me encontraba viendo el
noticiero cuando informaron de la captura de Santiago Uribe.
–¿Ese señor era el jefe de los
12 apóstoles? –preguntó perpleja.
–Aparentemente –le respondí.
–¿Pero acaso no era Jesús, es
decir, el Mesías?
–Pues el Mesías está
reflexionando en su tristeza, pero el jefe era este…
–¿Y cómo se llama?
–Santiago…
–Qué raro –dijo ella–: el
profesor de catequesis nos enseñó que Santiago era uno de los apóstoles, pero
no el jefe…
–¿Y quién es el profesor de
catequesis? –indagué.
–El curita.
–¿César Mauricio Velásquez?
¿Está en el país, para avisar a las autoridades?
En ese momento intervino mi
mujer para salvar la situación.
–Ese señor –le explicó– no es
el jefe de los 12 apóstoles…
–Eso está por verse –intervine
yo–: pregúntale a Olga Behar…
–No, porque el verdadero líder
de los apóstoles era un santo –insistió, mientras me abría los ojos como quien
implora que no cometa más errores ante la niña…
–¿Un santo? –intervino la
niña–: ¿como el santo Job?
–Así es –asentí–: como alias
Job.
Sé que la pobre niña hace
curso para ingresar a una religión en la cual a uno le echan sal y agua en la
cabeza apenas nace; le explican que una paloma engendró a un Mesías con una
mujer que no perdió la virginidad, y le dicen en la comunión que se va a comer
la sangre y el cuerpo de Cristo, como un caníbal. Pero mi mujer es creyente, y
la niña quiere comulgar, y en el fondo el cirio nos va a resultar muy útil
cuando comience el apagón. Además, la religión católica enseña valores bonitos,
como la compasión, a la que apelo cuando necesito algo: desde que mi hija
asiste a catequesis, por ejemplo, la fórmula me ha resultado infalible.
–Pon el noticiero –le digo
cada noche–: hazlo por compasión.
Y la niña cede. Esta vez
también lo hizo, y por eso pude observar la protesta del uribismo luego de la
captura de don Santiago. Continuar leyendo en Revista Semana
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