EL PRIMERO ES MIGUEL ANGEL PINTO
Hace ocho días les anuncié a mis lectores que en los cinco domingos que quedaban antes de las elecciones de marzo, iba a hacer una serie de columnas de carácter puramente político, con el fin de orientar, de acuerdo a mi periscopio político, queda claro que hablo de mi propio periscopio político, a todos los ciudadanos que se disponen a ejercen ese sagrado derecho como es el del sufragio universal.
Para iniciar la serie he escogido a un político nuevo que por ser nuevo, intuyo es una garantía social y política porque los políticos nuevos casi no saben de mañas y sobre todo de artimañas impregnadas de veneno. Se trata de Miguel Angel Pinto, un joven abogado, egresado de la Universidad Autónoma de Bucaramanga, a la vez especializado en Derecho Administrativo de la Universidad Santo Tomás, también de Bucaramanga, con elevadas notas y prestigio preponderante, y que yo conocí cuando entonces era estudiante de Comunicación Social de la UNAB. Y es que Miguel ha desempeñado varios cargos de orden oficial y de gran importancia social que le han conferido una experiencia exquisita para aplicar en los quehaceres políticos y que ha de aplicar, si llega como representante electo al Congreso de Colombia. Por ejemplo, me comentaba el doctor Miguel Angel en una charla que tuvimos, muy personal y muy particular, que él ha sido, entre tantos otros, Director de la Casa de Menores y Escuela de Trabajo Victoriano Diego y Paredes; jefe de nóminas de la División de Relaciones Industriales de la Secretaría de Obras Públicas de Bucaramanga; Contralor auxiliar; Secretario General y Jefe de Personal de la Personería de Bucaramanga, y como si esto fuera ‘pescao’, Secretario General y Contralor General de Santander. Con eso uno colige de inmediato que es un hombre de experiencia. Y eso que no anexo otro arrume de letanías laborales por los que ha pasado este serio aspirante a la Cámara de Representantes porque los dejo perplejos.
A mí personalmente me parece un buen tipo y una excelente persona con la que se puede hablar seriamente no solamente de los problemas de Santander, sino de todos los graves dolores de Cabeza que sufre Colombia. Porque este país, no está en guerra ni nunca lo ha estado en nuestra historia reciente, pero sí es un país muy convulsionado, con una comunidad demasiado empobrecida, mejor digamos que pauperizada, y con grandes conflictos sociales dentro de su seno. Y Miguel Angel Pinto entiende ese merequetengue demasiado bien. Eso es lo que lo impulsa a meterse de lleno al congreso porque él sabe que desde allá si puede aspirar a ayudar a resolver, medianamente y con toda su voluntad, los problemas que hoy agobian a Colombia hasta el tuétano de sus huesos. Porque Miguel Angel no es hijo de la alta burguesía Bumanguesa ni mucho menos de la aristocracia santandereana, si es que alguna vez ha habido aristocracia en Santander.
A modo de anécdota en cierta ocasión un escritor mamador de gallo, Alvaro Salóm Becerra, dijo que, ‘nosotros éramos el producto del cruce de español ratero con india violada’, y que de ahí partían nuestras acrisoladas clases sociales. ¿Sí será? Lo cierto es que Miguel Angel Pinto procede de una familia proletaria, de raíces humildes pero demasiado sanas, de aquellas familias en que para estudiar los muchachos tenían que hacerse enormes sacrificios en todas sus manifestaciones, y eso ha dejado ver a lo largo de su trayectoria personal, laboral y política.
Miguel Angel Pinto es un político sano y decente. Con mucho criterio personal y muy independiente en su filosofía y en sus pensamientos. Me contó un amigo de él, un sindicalista reconocido, que lo conoce desde sus albores políticos, que en una oportunidad fueron a entregarle un pliego de peticiones para negociar reivindicaciones salariales, cuando él era Contralor Departamental, y que el doctor Miguel Angel les dijo como arreglar el texto para que quedara perfecto y no fuera rechazado por ningún motivo. Que no hubiera chance de echarlo para atrás. Por eso mismo yo propongo que usted amigo elector, debe acompañar a Miguel Angel.
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