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domingo, 7 de junio de 2015

¡Creo en la Juventud!

Por Luis Eduardo Jaimes Bautista (J.B.)
Creo en la hora de dar paso a las nuevas generaciones y más en las directrices de la política y la gobernanza;  con el paso del tiempo, muchos adultos mayores y de apellidos se han empotrado en el poder en las administraciones sin dejar resultados positivos para sus municipios, viviendo el lastre de la corrupción y sin planeación, un retraso social, económico, político y cultural.
Históricamente la juventud es la impulsadora de los movimientos de protesta por el mismo inconformismo en el manejo de políticas lesivas para su mismo desarrollo, cuando de ella decimos que es la “generación del futuro”. A la ciudad bonita le llegó el tiempo de tener un alcalde joven que se la juegue el todo por el todo, con  la misma energía y el vigor para el trabajo y su forma de pensar en la transformación de una moderna metrópoli.
Hoy escribo sobre Jhan Carlos Alvernia Vergel, un joven de 31 años cumplidos. Economista de la Universidad Industrial de Santander, con especialización en Gerencia Pública y Gestión de empresas,  con una hoja de vida dedicados al crecimiento personal y colocando sus servicios a la labor social, demostrados en el acompañamiento de las miles de familias que llegaron a la ciudad huyendo de la violencia y el conflicto armado, trabajo realizado  en la “Corporación Opción Vida” de los Padres Dominicos. Un muchacho hecho a pulso, desde abajo como mensajero, hasta llegar al escaño del Concejo de Bucaramanga por el Partido de la (U) Unidad Nacional.
Su trabajo y la sencillez, sin linaje, brindaron la confianza y el respaldo de 11 concejales de la ciudad para ser el candidato único en la búsqueda del solio de la alcaldía. Respaldo que espera para dejar las maquinarias atrás.
Tiene la confianza del joven, su capacidad e inteligencia, adaptado al mundo en que viven los jóvenes. Porque se estudia más que nuestros antepasados. Debido al incremento de esta población –el país tiene 20 millones de personas menores de 30 años o sea un 48% de la población total- que acarrea problemas a falta de puestos de trabajo, espacios sociales, escenarios deportivos y culturales, inclusive en sus mismas aulas permiten la violencia que canalizan los jóvenes ante la misma falta de oportunidades.
Dejemos su viva imaginación, la capacidad creadora, su energía (como la demostró el Gobernador de Santander Richard Aguilar Villa, en su administración que finaliza y calificado como el mejor gobernador de Colombia en este periodo 2012-2015) esta sería su prueba a la inteligencia y el trabajo al servicio de la comunidad y su ciudad.
El “pollo” Jhan Carlos Alvernia, dijo “no es una tarea fácil manejar la ciudad”. Tendrá sus retos y abrirá nuevos rumbos para el cambio social y político, dándole  credibilidad a la juventud y a los adultos mayores que jamás han creído. Porque en general los jóvenes acusan a los mayores de un excesivo amor por el dinero y el bienestar, de una explotación de la gente, de deshonestidad en la contratación,  corrupción en la política con un conservadurismo hipócrita.
Creo en la juventud, porque la veo en mis hijos a mi edad otoñal. Rechazo  las componendas que se están dando para imponer un alcalde a sus mañas políticas, de ahí que Jhan Carlos es un buen candidato que sacará a la ciudad con sus habitantes a un nuevo panorama político más allá de los intereses a que ha servido a otros mandatarios.
Me duele la profunda desigualdad social, económica y política en la que se encuentra sumida la mayoría de nuestra población comarcana, especialmente la juventud, efecto de una tradición antidemocrática y mezquina de quienes manejan el poder. 

miércoles, 26 de diciembre de 2012

Felices Pascuas

                                                     Horacio Serpa
Acabamos de gozar una de las fechas más estimadas por la comunidad cristiana: la Navidad, el nacimiento del Niño y la rememoración de todos los principios que surgieron del ejemplo de Jesús. La Nochebuena que acaba de pasar, con sus fiestas y los regalos, es la confirmación de un compromiso de vida, que nos induce a ser mejores, más solidarios, mucho más íntegros, generosos en la familia y condescendientes en comunidad.
De tantas cosas que queremos, ninguna es tan necesaria, tan ecuménica, como la paz. No hay en el País casi nadie que sepa lo que es una vida tranquila  y pacífica. Es un horror decirlo, pero es la verdad. Tal vez los más ancianos, los de 80 y 90 años, en la niñez gozaron un período de paz. Pero a buen seguro que desde   su juventud solo han registrado violencia y han sido muchos los parientes y amigos, compañeros de trabajo y copartidarios, paisanos, a los que han llorado con  indignación.
De allá para acá, todas y todos han sufrido directamente la violencia o sus consecuencias. Una de ellas, por cierto, es la pobreza, que afecta a la mitad de nuestra población. Es la ingrata secuela de una guerra atroz, que primero comprometió a liberales y conservadores durante 15 años en sangriento aquelarre, y luego se hizo insensata, despiadada y destructora con el accionar de guerrillas, paramilitarismo, narcotráfico y delincuencia común. Ha sido el reciclar de la barbaridad en todas las modalidades y en todas las dosis. Un desastre total.
Los cristianos de todas las religiones, de todos los partidos, de las diferentes condiciones sociales y económicas, en las distintas regiones, aprovechamos estos días para imponernos deberes y hacer fe de mejores comportamientos y actitudes. Ninguna definición mejor ni promesa más altruista, que volvernos estandartes de la convivencia. 
Ello implica apoyar el proceso de paz que el gobierno del presidente Santos y las farc adelantan en La Habana. Nos dicen las noticias que las conversaciones van bien, avanzando con paso seguro. Dichos comentarios son motivo de alegría y han de servirnos para comprometernos fielmente a colaborar en todo lo que sea necesario para que de esa mesa de deliberaciones salga un compromiso ineludible de poner fin al conflicto armado.
Con frecuencia se pregunta, ¿cómo ayudar?.  Solo con tener una voluntad sincera proclive a los acuerdos y la firme decisión de cooperar en el cumplimiento de estos, en cuanto correspondan a la comunidad, es una magnífica participación.
Ella implica desatender a los agentes de la violenta lucha interna. Porque hay personas y organizaciones que desean la continuación de la guerra fratricida. Dígase lo que se diga, es una conflagración violenta entre colombianos, con víctimas exclusivamente colombianas y con daños profundos, incurables a la sociedad colombiana.
Entonces, con un sentimiento colombiano, con espíritu cristiano, asumamos un firme, decidido, inclaudicable respaldo a la paz. Que esa sea la promesa para el nuevo año, en el que seamos tolerantes, demócratas, equitativos y solidarios. FELICES PASCUAS Y MUCHOS ABRAZOS,
Popayán, 24 Diciembre, 2012
Publicada en el Nuevo Siglo

viernes, 25 de febrero de 2011

CARTAS DEL LECTOR

AMIGO BERNARDO SOCHA:

Mafalda
Miguelito
LA CARTA DE MIGUELITO A MAFALDA RETRATA LA HISTORIA DE  LOS LOGROS Y LAS FRUSTRACIONES DE NUESTRAS PROPIAS VIDAS.

ESA CARTA FICTICIA ES UN BALANCE NOSTALGICO DE NUESTROS OPTIMISTAS PROYECTOS JUVENILES QUE, EN CIERTA MANERA, CONTRASTAN CON LOS RESULTADOS QUE NOS HA DEPARADO LA REALIDAD; NUESTROS EXITOS PERSONALES DEJAN VER LAS FISURAS Y LA DICOTOMIA ENTRE LOS IDEALES QUE ECHARON A VOLAR NUESTRA IMAGINACION QUE POCO A POCO, CON EL PASO DE LOS AÑOS, ATERRIZA DE EMERGENCIA EN EL CAMPO MINADO POR LA VIOLENCIA Y LA CORRUPCION QUE EN NUESTRA JUVENTUD CREIMOS SER CAPACES DE ERRADICAR DE NUESTRA SOCIEDAD.

ATENTO SALUDO,
REINALDO RAMIREZ

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