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jueves, 2 de mayo de 2013

Comentarios sin fundamento sobre el proceso de paz

                           Hay que acabar con los fantasmas”
Horacio Serpa
La frase no es mía. Se la escuché al representante Iván Cepeda el lunes en Hora 20, de Caracol, referida a la cantidad de comentarios infundados que se vienen haciendo sobre el proceso de paz.
Me parece  apropiada para decir que hay demasiadas exageraciones, mentiras, verdades a medias, desinformaciones y equivocaciones girando alrededor de las conversaciones que se adelantan en La Habana, entre Gobierno y Farc. Se ha dicho que se va a acabar la propiedad privada; que se limitará la libertad de empresa; que la guerrilla quiere imponer un modelo de desarrollo comunista; que el Ejército y la Policía se van a reducir a la tercera parte; que se van a nombrar por decreto 20 Senadores y 40 Representantes a la Cámara. Otros estropicios adicionales se han escuchado, para meter susto, desprestigiar el proceso y destruir esta posibilidad de lograr que después de 49 años de subversión no haya más guerrilla.
Hay que acabar con esos fantasmas. No he escuchado decir que los guerrilleros se van a indultar o a amnistiar. Tampoco que se va a absolver a los responsables de crímenes de lesa humanidad. Mucho menos que se buscan unos acuerdos en los que, de lograrse, los subversivos entren a la legalidad conservando las armas con las que hacen la guerra. Tampoco es verdad que se van a repartir alcaldías y gobernaciones a granel.
Falta mucha confianza con el Presidente Santos y con la comisión  negociadora. Es injusto creer que se chifló el mandatario y que Humberto de la Calle con sus acompañantes estén de rodillas rogándole a la guerrilla el favor de suscribir unos acuerdos, cualesquiera que ellos sean. Es indelicado repetir especulaciones o simples rumores sin primero comprobar los comentarios o las consejas.
Lo peor de seguir llenando el proceso de paz de fantasmas, es que se puede echar a perder una posibilidad sería de conciliación. Se trata es de conseguir que la guerrilla entre al sistema legal. No es que quienes estamos en lo institucional nos metamos al de la guerrilla. Es para que se acaben las muertes que genera la guerra. Se trata es de brindarle a la juventud unos espacios apropiados en los que puedan desarrollar sus invaluables conocimientos. Es para que haya más inversión y se pueda producir y generar riqueza con tranquilidad.
Mucho hay que hacer, con proceso o sin proceso. Respetar los derechos humanos, por ejemplo. Fortalecer la democracia. Expedir el Estatuto de Oposición ordenado por la Constitución. Elaborar el Estatuto del Trabajador, también ordenado desde 1.991. Revisar el modelo económico para superar la ominosa desigualdad que sufrimos. Tener un nuevo sistema de salud. Crear más espacios de participación. Mejorar el ejercicio de la política. Reformar el sistema agrario. Generar ingreso con equidad. Luchar contra la corrupción. No son ni mucho menos consignas revolucionarias. Son necesidades para lograr el bienestar y vivir mejor.
Podemos lograrlo si cada colombiano o colombiana piensan en las ventajas de un país en paz. Pero hagámoslo.  
Bogotá D.C., 30 de Abril del 2013 – columna del NuevoSiglo

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