sábado, 24 de febrero de 2024

La inutilidad de las ramas del poder…

Colombia en manos de la barbarie, por ineficacia de las ramas del poder
Por Bernardo Socha Acosta

Por estos días escuchamos reiteradamente a voceros de importantes instituciones gubernamentales de las ramas del poder público, que las entidades nacionales están siendo irrespetadas por los colombianos.

Ante este fenómeno los representantes de esas instituciones salen muy arrogantes y desafiantes a decir en los medios de comunicación, que no están dispuestos a tolerar el irrespeto. Y qué van a hacer…

Con mucha razón los pensadores reiteran que el respeto se gana. No se exige. El humanista Juan Pablo Pozo B. dijo: "El respeto se gana, la honestidad se aprecia, la confianza se adquiere y la lealtad se devuelve".

Y esto quiere decir que, cuando nuestras instituciones demuestren respeto por el pueblo, pues el pueblo, los mirará con respeto, con dignidad y se convertirá en un aliado para las buenas acciones. Mientras tanto el pueblo los verá como sus enemigos, como ya está ocurriendo; pero desafortunadamente sus voceros oficiales de manera grosera y desafiante tratan de enfrentar infructuosamente al pueblo que, en el mayor de los casos, directa o indirectamente los tiene en esos cargos.

Decíamos en otra oportunidad, que cuando la sal pierde la esencia de su sabor, cómo se le va a devolver. Y eso parece que está ocurriendo lamentablemente en nuestro país y muchos otros del continente y el mundo.

Por eso, no hay que olvidar en ningún momento, que el respeto se puede ganar respetando a los demás. Y valga hacer una reflexión… ¿Dónde comienza el valor del respeto? Si ellos logran entenderlo, algún día tendremos la reciprocidad entre gobernantes y gobernados. Mientras tanto con amenazas y desprecio contra el pueblo, todo seguirá peor.

Todos tenemos que recordar y aceptar que, el mundo está cambiando y ya no se pueden utilizar las viajas prácticas de la politiquería para buscar el apoyo popular.

Tiene razón el Centro Nacional de Consultoría, al presagiar en un reciente estudio, un oscuro futuro para Colombia, porque el pueblo tiene desconfianza de sus instituciones. Y, ¿por qué esa desconfianza? Pues, los que representan las instituciones no cumplido en buena parte con sus obligaciones y por esta razón el pueblo les tiene desconfianza y les hace reproches en distintas formas, como las marchas de protesta.

Finalicemos lamentando que los representantes de las ramas del poder, hoy en buena parte parece haberse convertido en reyezuelos que hacen lo que les plazca y no lo que el pueblo anhela y el país necesita. Como ciudadanos, miremos y califiquemos al congreso de la república y a la justicia, para ver si están cumpliendo en mínima parte la labor misional. Si es así, aplaudámoslos, y si no, que el pueblo y la patria los juzgue. La opinión generalizada es que, Colombia presenta los peores índices de inseguridad por falta de justicia y de acción de los legisladores. Como vamos si los poderes públicos no se unen y actúan, Colombia queda en manos de la delincuencia y ahí si cada uno defiéndase como pueda.

sábado, 17 de febrero de 2024

La traumática transición hacia el Cambio

Mario González Vargas
Vivimos una era de transición que suscita ambición y premura por el cambio, aún difusa en los elementos que lo deben orientar y en los valores que deben prevalecer y esclarecer las transformaciones que se anhelan. Son tiempos de zozobra, mientras se logra crear y perfeccionar sus principales contenidos, que serán objeto de interpretaciones tan diversas cuanta sea la diversidad de las lecturas que correspondan a las herencias culturales de las distintas sociedades humanas.

En Colombia experimentamos las angustias que se suscitan y que se ven acrecentadas por los conflictos que caracterizan los decálogos doctrinarios que se disputan preeminencia. Las lecturas y narrativas que afloran no satisfacen las inquietudes que despiertan, ya sea porque corresponden a elaboraciones que reviven frustrantes experiencias del pasado, o porque no encuentran todavía formulación clara de sus principales contenidos.

A lo largo de su gestión el presidente ha demostrado su apego a una de las enunciaciones doctrinarias que marcaron el siglo XX y que aún agoniza en las mentes de algunos pocos gobernantes y de funcionarios de las organizaciones de la ONU y de la OEA. Todas sus políticas se hallan ancladas en las luchas contra enunciados sociales, políticos y económicos de limitada vigencia en sociedades que se transforman por los avances científicos y tecnológicos sin precedentes, que no cesan de alimentar los cambios acelerados que hoy vivimos. Su tozudez lo conduce a la arbitrariedad y a la imposición, que afectan a la sociedad toda, y han postrado a los más avisados de sus colaboradores. Solo generan pulsos con las instituciones y los estamentos sociales que tienden a dirimirse por medio de la violencia.

El intento de reeditar una cruenta toma del Palacio de Justicia para obtener la designación de la persona a cargo de la Fiscalía, constituye una prueba más del propósito de cooptar toda la institucionalidad para absolver las andanzas de amigos y parientes en lucros ilícitos, o ocultar la superación de los topes fijados para la financiación de su campaña a la presidencia. La paz total parece haberse convertido en la redención de la criminalidad para servir de apoyo al objetivo de la permanencia en el poder de las fuerzas del Pacto Histórico, que supla la acelerada pérdida de apoyo popular. Y no está solo en esa práctica, usada antaño en Cuba, Nicaragua y Venezuela y que se pretende reeditar con ropajes distintos en Méjico, Brasil, Bolivia y extenderse a varios de los países centroamericanos.

La oposición carece aún de unidad. Se ha expresado de manera dispersa, con críticas puntuales a los innumerables yerros y despropósitos del gobierno, pero carece del aliento que le puede imprimir la formulación de una visión coherente con las exigencias que nos apremian como sociedad y que no hallará en las oposiciones al detal en la que todavía permanece. El espíritu de mercaderes de la política de los partidos entorpece el fortalecimiento de la convocatoria que debe animar a la oposición. Ideologizar el debate divide y solo favorecerá a quienes prosiguen en su tarea de polarización. El cambio es ineluctable y nos debe convocar, porque nuestro futuro dependerá de la capacidad de unirnos para emprenderlo y gestionarlo.

viernes, 9 de febrero de 2024

Un estado paquidérmico genera todos los males

Por Bernardo Socha Acosta

Llegó el momento de retomar pasajes sagrados y decir que, cuando la sal se corrompe… las cosas van muy mal en una sociedad.

Y eso es lo que le está pasando a Colombia donde algunos engreídos son los directos responsables de hechos violentos, pero para seguir su carrera de engaño, culpan a otros. Esos pseudo-líderes de la política corrupta  están causando los peores males al país.  Ellos son los que están sembrando las minas de la discordia más peligrosa y violenta.

El país no necesita de tanta filosofía y profundos análisis en los que caen algunos medios de comunicación porque, lo único que hacen es enervar y aumentar los ánimos caldeados de los ofendidos manifestantes de inconformidad que ven una absoluta parsimonia en quienes deben actuar para que la sociedad reciba los beneficios que esperan  de la organización normativa.   

Por qué los conglomerados sociales se manifiestan con movilizaciones

Las organizaciones de la sociedad civil, no es que les plazca estar de manifestación en manifestación, pero es que muchas veces no les queda otro camino para mostrar la inconformidad. Porque, es que los colombianos ven con tristeza que algunos funcionarios de alto rango, actúan más movidos por intereses políticos que por el cumplimiento de sus obligaciones como integrantes de una u otra rama del poder. Ahí está el fondo, u origen de la inconformidad popular que no encuentra otra forma de manifestación, en busca de las soluciones que exige el ordenamiento social. Y ante los oídos sordos de quienes tienen el poder, muchos tras la represión, terminan lanzándose a la aventura con los grupos armados.

Foto: Revista Semana

Ahí encontramos la respuesta muy sencilla de, por qué los conglomerados sociales se manifiestan con movilizaciones. Y no necesitamos de tantos pronunciamientos políticos que no llevan sino a más confusión, oportunidad de ofensas de unos a otros, especialmente de parte de los engreídos, quienes solo despiertan más zozobra y violencia.

La falta de cumplimiento de los deberes, de quienes tienen a cargo proveer al país de los funcionarios institucionales, tiene a la sociedad al borde del colapso, porque ese incumplimiento se presta para ejercer la politiquería y la persecución que ejercen los buitreros que siempre cultivan violencia y desprecio social. Y nadie puede desconocer esos factores negativos porque, hoy esa sociedad que se levanta, no es la misma de hace 30 o más años, época en la que, en primer lugar, las instituciones eran más eficientes, y en segundo lugar la población no había evolucionado tanto como para exigir que se hicieran las cosas oportunamente.

En esa época al pueblo le daba lo mismo que proveyeran o no los órganos de control, porque además quienes los ocupaban eran unos verdaderos apóstoles de su deber, y no estaban pensando en la mediocridad política, antes que cumplir sus obligaciones.  

Y, echemos una ojeada atrás, del porqué hay manifestaciones de inconformidad. No será acaso para elogiar lo que no se hace. Pues no. Es para protestar por lo que no se hace, porque las organizaciones sociales hoy saben que en un estado PAQUIDERMICO se generan todos los factores que nada bueno traen a la sociedad. Y con esto debemos pensar que, al muerto no se le debe buscar río arriba, oficio que solo hacen ignorantemente los ilusos.

¿Las democracias también se suicidan?


Mario González Vargas
El acuerdo de Barbados para el regreso de la democracia en Venezuela tuvo una vida efímera, como era de suponerse, porque confirmó la evidencia vivida en casi un siglo, demostrativa del fracaso del apaciguamiento frente a la voluntad de sátrapas en todas las latitudes del orbe. El acuerdo que comprometía al gobierno de Maduro a la realización de “elecciones libres y competitivas” que implicaban la restauración de los derechos políticos de los líderes de la oposición, recibió violenta agresión con la arbitraria inhabilitación de María Corina Machado, escogida en transparente elección candidata de la oposición.

La reacción internacional fue inmediata. Costa Rica, Chile, Paraguay, Uruguay, República Dominicana, Ecuador, Panamá, Canadá, Francia y Estados Unidos, repudiaron la falacia del régimen venezolano que llevó a Maduro a vociferar que las elecciones tendrían lugar en la fecha que se le antoje, bajo las condiciones que imponga, con los candidatos que reconozca, y que, en últimas, “se ganarían a las buenas o las malas”. La OEA consideró entonces “liquidadas las posibilidades de elecciones libres, justas y transparentes en Venezuela”.

Elecciones libres y limpias en el vecino país debe ser hoy el objetivo primordial de la política exterior de Colombia por sus repercusiones sobre la paz interior y sus alcances sobre la concordia en las relaciones hemisféricas. El silencio de Petro sobre la inhabilitación de María Corina Machado, olvidando las sentencias de la Corte IDH que lo beneficiaron, sembró dudas sobre su estabilidad y consistencia políticas y acrecentó la sensación de inconsecuencias en su carácter y procederes.

Por ello, nadie esperaba que el gobierno de los Estados Unidos solicitara al presidente Petro sus buenos oficios con el gobierno de Maduro, con el propósito de reafirmar “la importancia de implementar todos los elementos del acuerdo de Barbados y de trabajar junto con todas las partes para cumplir con la hoja de ruta electoral acordada.” Mayor sorpresa causó que Juan González, asesor del presidente Biden, dijera que si bien todos los candidatos, incluida la señora Machado, podían participar, “lo que nos importa es el proceso, no el candidato”. Esa interpretación de lo acordado en Barbados, desconoce la legitimidad del proceso electoral de selección de la candidata de la oposición y parece dar curso a un pernicioso espíritu apaciguador. Ello aliviaría sustancialmente las cargas de la misión del presidente Petro, y se tradujo en la agresión violenta contra la candidata y sus seguidores en reciente manifestación pública. A nadie sorprendió entonces el adelanto por Maduro de las elecciones para el primer semestre del año en curso.

La consolidación de la dictadura de Maduro redundará en el debilitamiento de los regímenes democráticos, promoverá esfuerzos y solidaridades por la asunción de nuevos gobiernos que se le asemejen, y se acompañará de la extensión de la presencia de potencias extra continentales, Rusia, China, Iran, Turquia, y de organizaciones terroristas de la estirpe de Hezbollah y Hamás, que constituyen la mayor amenaza a la seguridad hemisférica.

A los certámenes electorales que se avecinan les corresponderá decidir el futuro de nuestras naciones. En ello coinciden unos y otros, por lo que a partir de noviembre nos estaremos jugando el destino del hemisferio en el que vivimos.

lunes, 5 de febrero de 2024

Grupos al margen de la ley dan el mejor ejemplo

Por Bernardo Socha Acosta
La mediocridad política con asiento en los poderes públicos de un país que sobrevive gracias al esfuerzo y honestidad de su gente trabajadora y productiva, no ve la hora por incendiarlo solo por resentimientos, envidia y voracidad de ambiciones.

Los que se han convertido en los atizadores del horno de la violencia, creen erróneamente que están haciendo camino hacia el poder, sin darse cuenta que están jugando con una bola de fuego y organizan su propia hoguera.

Las satánicas ambiciones de poder político y económico no podrán superar la voluntad y deseos de millones de colombianos que quieren seguir derribando a esos LOBOS disfrazados con piel de OVEJA que han usufructuado y engañado por años el trabajo y los tributos de los trabajadores.

Esa rapiña buitrera contrasta con el buen ejemplo que da la Asamblea de los obispos colombianos reunidos para hacer una rogativa orientada a la reflexión de quienes quieren pasar por encima del orden establecido y que cesen los desaforados apetitos violentos de poder fracasado.

De igual forma el pueblo colombiano ve con tristeza, que mientras organizaciones al margen de la ley hacen lo posible por prolongar el cese de hostilidades, como una demostración de buscar una mejor convivencia nacional, otros que claramente usufructúan los bienes del estado dentro del ordenamiento público parece atentar contra el mismo, dando claro mal ejemplo de convivencia, solo poque son privilegiados de encontrase en altas posiciones que el pueblo, así sea indirectamente les ha permitido ocupar.

Sin hacer tanto halago de las buenas acciones de los obispos colombianos porque esas son parte de su espíritu misional, si es bueno resaltar, cómo las organizaciones al margen de la ley como Shottas y Espartanos en Buenaventura, Valle del Cauca, están dando mejor ejemplo, que los encopetados servidores públicos que con sus exageradas acciones tratan de incendiar al país. El mismo buen ejemplo de querer la convivencia pacífica está dando el ELN al prolongar el cese de hostilidades. Con estos contrasentidos la organización del estado colombiano está quedando con el más atrasado ejemplo de civilización ante el mundo y por eso la exministra española, (Clicic en el sombreado...Irene Montero hizo un claro y duro pronunciamiento durante su visita a la capital colombiana. 

sábado, 3 de febrero de 2024

Mariana Mazzucato y el desencanto del progresismo

Mario González Vargas
Causó preocupación que la presencia en Colombia, a instancias del presidente Petro, de la gurú del pensamiento socioeconómico del progresismo, Mariana Mazzucato, no haya merecido la atención del gobierno y la difusión en los medios de sus postulados destinados a renovar las tesis y el compendio doctrinario de una izquierda aún anclada en concepciones desuetas que fracasaron estruendosa y dolorosamente en el pasado reciente.

No quiso Petro, dedicado a la repetición de un breviario abandonado, dar curso a unas tesis que se fundamentan en que una narrativa que no genera crecimiento está condenada a fracasar, y difícilmente servirá para mantener en el poder a quien así lo pretenda. Aboga la profesora Mazzucato por unas tesis que deben incomodar a nuestro presidente y a sus altos funcionarios. Sostener que la creación de la riqueza debe pensarse correctamente y conseguirse con postulados que superen a los que se reducen a la bandera demagógica de ayuda a los pobres, pugna con los repetitivos mensajes de un gobierno en apuros.

Para Mariana Mazzucato, Estado y Sector Privado deben cooperar y trabajar juntos para la creación de riqueza, porque sin recursos resulta imposible alcanzar las metas sociales que se ambicionan. Y ello requiere capacidad de gestión, que no se construye ni se consigue con enarbolar banderas populistas que siempre resultan en la antítesis de una gobernabilidad eficiente y exitosa. Exige cuadros con experiencia en el sector público que no se pueden desdeñar por el solo hecho de no ser apóstoles de un esquema ideológico trasnochado y siempre fracasado. La decisión de Petro de prescindir de ministros con experiencia en los sectores que se les confiaron, ha debido servir de lección en vez de aumentar la cuota de los incondicionales aptos solo para difundir los repetitivos discursos de un presidente a la deriva que ya ni siquiera concita atención a sus principales propuestas.

Sus tesis del apocalipsis ambiental y de la transición ecológica, no han consistido sino en deshilvanados llamamientos a una catástrofe que parece ambicionar antes que evitar, que le permiten entretener auditorios proclives a escucharlos y que de milenio en milenio predicen el fin del mundo.

No alcanza Petro a convencerse que una agenda que no genere crecimiento solo encontrará reacciones que la harán incapaz de concitar los apoyos requeridos para dejar de ser simplemente una ilusión. Eso hará muy difícil mantenerse en el poder y constriñe al gobernante a permanecer atado a un populismo improductivo que solo beneficia a los que se lucran por pertenecer a la elite burocrática, como siempre ocurrió en los países de la cortina de hierro en el siglo pasado y acontece hoy en Cuba, Venezuela y Nicaragua en nuestro continente.

En el gobierno parece que los ministros no saben trabajar ni individualmente ni juntos. Esa ineficacia los reduce a la formulación de despropósitos, como los del ministro de salud, que se extienden a todo el gabinete, con un presidente ausente en su coordinación y que se deleita en hablar consigo mismo. Es improbable que Mariana Mazzucato regrese al país con un gobierno que se hunde sin haber siquiera prendido las luces que lo podían guiar.

lunes, 29 de enero de 2024

Deja que los perros ladren: Don Quijote de la Mancha


Por: Bernardo Socha Acosta
Las emergencias por incendios, la temporada de resequedad por falta de agua y los hechos violentos internos y externos, han venido preocupando a los estudiosos de los fenómenos de la naturaleza y los ha llevado a exponer distintas teorías, como creer que el mundo está preparándose para una "corrección poblacional masiva" dice el profesor William Rees, de la Universidad de Columbia Británica, en Canadá.

Y esa corrección masiva no representa nada más que la extinción obligada de seres humanos, por la sobrecarga que esta afectando la normalidad ambiental, sin que la gente del común y muchos que se precian del poder político y económico se den cuenta hacia dónde se dirige el planeta.

Muchos incluso ignorantemente como guacamayas asustadas le echan la culpa a unos y otros de las desgracias del presente, sin mirar que ellos con el ejercicio político del pasado son los verdaderos culpables del estado lamentable que padecen los países, y en este caso Colombia, donde la politiquería barata y repugnante ha llevado a los peores extremos a la sociedad y sus pueblos, porque lo que hoy se vive es el efecto del pasado podrido.

Y cuando seguimos las informaciones de Televisión o por los periódicos digitales sobre diferentes afectaciones del fenómeno del niño, como fruto del calentamiento global, unas veces con los extremos del verano y otras veces, pero en otras zonas del planeta, con los estragos de vendavales e intensas lluvias, nos causa verdadero estupor y hasta llegamos a creer las teorías sobre los signos de estrés por los que está atravesando la tierra.

Y cuando hacemos mención del estrés de la tierra, recordamos el apasionante relato de un artículo publicado en la Revista World, sobre estas predicciones en el que se hace hincapié en los sucesivos desastres que se están presentando durante los últimos años y el cambio climático, que se está acentuando cada vez más.

En el documento que citamos, se reseña que, el planeta está presentando signos de estrés por diversos factores entre ellos la sobre carga de población que origina agresivos y venenosos factores de contaminación, los cuales ponen en riesgos la disponibilidad de recursos como el agua, los alimentos y los combustibles fósiles.

Estas son predicciones de los científicos que, según unos informes realizados sobre el cambio climático y publicados en 2019, un colapso podría tener efectos graves en unos 26 años, si no hay medidas y correcciones sobre el grave calentamiento global, afirma el profesor William Rees en su artículo.

Y el gran pensador Stephen Hawking, va más allá con estas predicciones que ni siquiera nos atrevemos a mencionar para evitar seguramente más zozobra de la que nos esta produciendo la ola de calor, los incendios, los falsos juicios politiqueros y otras tragedias del momento.

Y finalicemos diciendo que, Colombia hoy vive lo que sus dirigentes han hecho en el pasado y tratan de ocultarlo con juicios ignorantes e ignominiosos, para seguir su viejo vicio de engañar al que llaman su pueblo que han explotado por décadas.

Y la célebre frase de Don Quijote de la Mancha: Deja que los perros ladren…

sábado, 27 de enero de 2024

Del fallido cambio en primera al cambio en reversa

Mario González Vargas
En año y medio de gestión Petro y su gabinete no han podido ni siquiera dibujar las directrices del cambio prometido. El presidente continúa malgastando su tiempo y esfuerzo en un ejercicio constante y pugnaz de mensajes que solo develan sus delirios ideológicos y evidencian su incapacidad de percatarse de las realidades que nos apremian como sociedad. Por ello, todos los escenarios a los que ha acudido han sido improductivos y dejado la inquietante impresión de una incapacidad irremediable para las tareas de gobierno.

Su inicial llamada a un acuerdo nacional carece aún de contenidos, y los encuentros con la oposición o con otros sectores de la vida nacional solo han servido para registros fotográficos en los medios de comunicación. En el trámite de sus proyectos de reformas en el Congreso ha prevalecido el relacionamiento transaccional y espurio con sus miembros, que pretende continuar en las sesiones que se avecinan, sin consideración de las observaciones y críticas señaladas por voces y organizaciones autorizadas y consternadas por sus falencias y desaciertos. Recientes nombramientos en la USPEC, en el Centro Nacional de Memoria Histórica. en los Servicios Postales de Colombia y en el Ministerio de las TIC alimentan la codicia de congresistas del partido liberal, aún incapaz de despojarse de su condición de partido de gobierno, y de conservadores, de la U, de Alianza Verde o de En Marcha, siempre prestos a participar en las tómbolas de puestos y contratos dispensados por el gobierno. No importa que el sistema de salud colapse, que las pensiones resulten impagables o que la informalidad laboral siga extendiéndose a la mayoría de los colombianos.

Las intenciones de Petro van más allá de la coyuntura. En medio de la apabullante crisis desatada por los incendios en todo el país y pobremente enfrentados por el gobierno, el presidente incita a la izquierda a la unidad que permita la continuidad del gobierno progresista en el 2026. Entiende que esa unidad facilitaría sumar el poder de todas las organizaciones criminales en los términos de una paz total que les reconozca personería y participación en la política, necesarias para ganar y permanecer en el gobierno. La creciente permisividad con las violaciones de los ceses al fuego y su desinterés por la puesta en marcha de los mecanismos de verificación indican la naturaleza y alcances de las negociaciones en curso. No importa al gobierno que la violencia recrudezca con combates, desplazamientos de poblaciones inermes, extorsiones, confinamientos y asesinatos de civiles, ni lo conmueve que Antonio García amenace que “sin financiación no suspenderán los secuestros”, en proceso que carece de compromiso de entrega de las armas al final de la negociación.

Nuestro futuro depende de la fortaleza de las instituciones y del respaldo de la ciudadanía a sus decisiones. Las disposiciones del Senado, de las Cortes y la capacidad de gobernadores y alcaldes en el cumplimiento de sus mandatos son los elementos cruciales para el mantenimiento de las libertades y la aprobación de las reformas institucionales que eviten el empoderamiento de los instrumentos de sujeción del ciudadano al poder. Evitemos pasar del fallido “cambio en primera” al cambio en reversa que se prepara.

¿Violencia agazapada en los medios de comunicación?

NO MIRES ARRIBA

Por Carlos Cortés

Tomado de La Silla vacía

Los frailejones quemados no posaron para la foto. Nunca supieron que eran famosos ni que el fuego que los consumió es noticia. Los dos que aparecen en primer plano ahora son tendencia. Siguen erguidos, pero están muertos. “El ‘Gobierno del Cambio en una imagen’”, escribió el exconcejal de Bogotá cuando la compartió. El cementerio de los frailejones está arriba y él está abajo. Su tuit tiene 1,6 millones de reproducciones. Arriba hay llamas. Abajo, su indignación acartonada se prende como pólvora.

“A pesar de las advertencias, el país no estaba preparado”, dice la portada de Semana, que se regodea por tener, esta vez sí, una noticia literalmente explosiva. Aparecen los Cerros Orientales de Bogotá incendiados en medio de la noche, debajo de la luna llena. Las advertencias a las que se refiere el artículo no son más que papeles: oficios y memorandos, planes y resoluciones. Los mismos papeles que se llevó el viento durante la avalancha en Mitú en tiempos de Santos, en el huracán que arrasó San Andrés cuando estaba Duque, o en el deslizamiento de la vía Quibdó-Medellín hace unos días.

“El Gobierno Petro, cuya bandera es el cambio climático, ha mostrado serias falencias en atender la emergencia”, concluye Semana. No es la única. Periodistas, políticos de oposición y analistas hacen lo mismo. Entierran la cabeza en sus teclados o declaman frente a la cámara su diagnóstico. Aún no se extinguen las llamas y las cabezas parlantes ya resolvieron el entuerto de un planeta combustible, de bosques que se prenden con el sol después de meses de lluvia, de ramas y chamizos secos como fósforos. El país no estaba preparado. Ellos tampoco.

Con los bosques ardiendo, las palabras del Presidente sofocan aún más el ambiente. Él también posa como experto: “Se advirtió a alcaldes salientes y entrantes la gravedad del fenómeno del niño que el IDEAM marcaba”, escribió en una de sus primeras reacciones. Punto seguido, y para no perder la costumbre, celebró su propia pericia como si le hubiera revelado al mundo un misterio: “La predicción ha sido casi exacta”.

Al día siguiente, Petro señaló a los mandatarios locales con condescendencia: “Los alcaldes en sus desesperos, son alcaldes que llevan apenas estos días del mes de enero, algunos conocen los procedimientos, otros los desconocen, están acudiendo desordenadamente a diversas instituciones del gobierno nacional, y produce una falta de planificación y descoordinación en el mismo gobierno”.

El truco del Presidente es cada vez más obvio. A toda crisis que enfrenta le da la vuelta, gira el tablero, hace una maroma y cambia la dirección de la flecha. “No nos dejan gobernar”, repite. A mano tendrá siempre algún salvavidas de la oposición, como el que le tiró la Procuradora con la decisión arbitraria de suspender al Canciller. No obstante, con el paso de las semanas y los meses la grieta entre la teoría y la práctica del gobierno, se vuelve abismo.

A la par con los incendios brotan las denuncias sobre la emergencia: es que le quitaron recursos a los bomberos, es que el avión de la Fuerza Aérea no estaba listo, es que el director de la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo (Ungr) es cuota política. Culpa de Petro, concluyen. Después nos enteramos de que en realidad los bomberos no ejecutaron el presupuesto, que el avión está varado en el taller desde 2019 y que debajo de cualquier piedra de una entidad estatal está el amigo de alguien.

Con ninguna de esas denuncias se apaga una fogata, ninguna contratación escandalosa que se descubre sirve para que caiga más agua. A los congresistas y concejales de la oposición no les interesa que esto se resuelva, como en su momento a los que hoy están al mando les tenía sin cuidado que el gobierno anterior pudiera sortear una emergencia. Más allá de lo que haga o deje de hacer, que a Petro le vaya bien en esto es una derrota para la orilla contraria. Así fuera una buena noticia para todos.

Como los frailejones carbonizados, nadie se mueve de su sitio. En el juego de suma cero en el que estamos, cada cosa que pasa es una oportunidad para librar otro round e intentar liquidar al enemigo. Sin importar que implique una disociación burda de las ideas propias; así sea igual de útil que echar un discurso durante un terremoto.

El detective del Secop convertido en concejal hurga en los contratos de la Ungr para salpicar a Nicolás Petro; la senadora de derecha María Fernanda Cabal, negacionista de la crisis climática, aprovecha para enrostrarle a la izquierda la Primera Línea; el senador del Pacto Wilson Arias alimenta la teoría de la conspiración según la cual los incendios están siendo orquestados por la oposición, antes que tener alguna relación con el problema que expone reiteradamente Petro en foros internacionales; y el sistema de medios públicos, al servicio de la propaganda oficial, informa que las tanquetas de la Policía que se usaban para reprimir ahora combaten el fuego. ¿Sí sirven esos camiones pesados con sus mangueras a chorro para extinguir las llamaradas? Nadie sabe y no importa. Al Presidente le sirve para encajarle un golpe a su antecesor y eso es más que suficiente.

Debajo de esa nube gris que nos ahoga está lo importante: el esfuerzo de funcionarios y voluntarios invisibles, los proyectos ciudadanos sobre reforestación y calidad del aire, las políticas públicas e iniciativas comunitarias que debemos impulsar antes de que nos cubra el agua y nos derrita el sol. Allá tendremos que llegar –nosotros o los que vengan–, en algo de eso ya estamos a pesar de todo.

Se calcinan los bosques en Colombia mientras debatimos con antorchas. En realidad, no debatimos. Sólo somos la continuidad del humo, del ruido de los helicópteros y del olor a chamuscado que nos entra por los ojos. No hay espacio colectivo para vivir esta tragedia, para mirar hacia la montaña en silencio, para darle un sentido a nuestra huella como especie y, sobre todo, para tener alguna dimensión de lo que enfrentamos. (La Silla vacía enero 27 de 2024)

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