Movistar

martes, 10 de septiembre de 2024

El cambio que se nos quiere imponer

Mario González Vargas
Dos años después de su elección a la presidencia, Petro ha logrado encarnar el último eslabón de un sistema democrático a la deriva. Elegido para el cambio, en poco tiempo no supo sino acentuar las dificultades insolutas que carcomían el régimen y potenciar los defectos y las complicidades del ejercicio de la política que había prometido sepultar. Hoy el sistema aparece menguado a los ojos de los colombianos y sin horizonte que permita vislumbrar su posible recuperación.

Los partidos políticos renunciaron al papel que les correspondía y navegan desunidos, sin otra meta que la complacencia de los personales intereses de sus dirigentes y representantes, la mayoría de ellos divididos cuando no atomizados por la procura de las ventajas que la crisis del régimen les pueda dispensar, y afectados por el radicalismo extremo del pacto histórico que hace imposible la concertación en los temas esenciales para la satisfacción ciudadana y la recuperación de los pilares de la democracia.

El mentado cambio se convirtió en la exacerbación de los males del pasado con su cortejo de escándalos, de ineficiencias administrativas que se traducen en reiteradas incapacidades de ejecución, aún de los menos complejos proyectos, que siembran desesperanza en los ciudadanos y erosionan la democracia hasta el punto de dudar las gentes de su legitimidad para responder a sus anhelos de libertad y prosperidad.

La crisis que padecemos quizás supere a las que hemos confrontado en el pasado, no solamente porque se expande en un escenario que clama por cambios que parecen ajenos al debate público, sino también porque además de engalanarse con mentiras y desvaríos por parte del gobernante de turno y de incapacidades notorias en la desmembrada oposición para fijar horizontes y caminos que ofrezcan esperanzas de resolución, se acrecienta el sentimiento de padecer las disonancias de un estado fallido y de una sociedad impotente y desunida. Cada crisis, siempre irresoluta, pareciera condenarnos a vivir en la añoranza de los cambios que no supimos construir.

En las últimas cinco décadas hemos fallado en la consecución de la paz, que se nos ha convertido en la pérdida de soberanía y de control territorial en vastas regiones del país, al amparo de concesiones que paralizan la actividad legitima de la Fuerza Pública. En vez de lograr aclimatar concordia y reconciliación las negociaciones en curso les han dispensado carta blanca a los nuevos supuestos insurgentes para empoderarse con los réditos que ofrece el narcotráfico, la minería ilegal, el secuestro y la extorsión en los vastos territorios que hoy controlan.

La improvisación, la ineficiencia y el radicalismo que caracterizan al presidente y a los altos funcionarios provenientes de su escuela y cantera ideológica, han convertido la tarea de gobernar en pasa tiempo estéril que desconoce los imperativos de las realidades que nos avasallan y en un inútil ejercicio que ni el más avezado gobernante ha logrado resolver, cuando incurre en él, a lo largo de la historia. El histrionismo, para alcanzar algún resultado, debe comportar altas dosis de realismo para no caer en payasada, a la que nos quiere acostumbrar nuestro aprendiz de brujo. Su tarea es otra, la deconstrucción creativa, que le dicta su catecismo ideológico en boga hoy en un mundo desconcertado por la crisis de la democracia que pareciera cansada e indefensa ante la arremetida del progresismo totalitario que hoy inocula universidades, organizaciones internacionales y que en América Latina ha convertido a los países que la practicaron en laboratorios para procesar pobreza y represión. No confiemos en que la errática pobreza ejecutiva de Petro haga de nosotros una excepción.

martes, 3 de septiembre de 2024

El Congreso y la supervivencia de la democracia


Mario González Vargas
Un mes después del inicio de la nueva legislatura sorprende la insólita inactividad del gobierno para presentar los proyectos de ley anunciados y supuestamente concertados con las diferentes bancadas del Congreso. Por el contrario, el presidente ha insistido en sus acostumbradas diatribas que han dificultado convenir con las distintas fuerzas políticas los ejes principales de las diferentes iniciativas, limitándose a buscar efectos propagandísticos que han despertado más inquietudes y zozobras que interés y tranquilidad.

A pesar de la febril actividad del ministro del interior, no se ha logrado disipar el sentimiento de que el manido acuerdo nacional, nuevamente propuesto, ha sido utilizado como instrumento para sofocar escándalos recurrentes y desvaríos del presidente, que suele acompañar de injurias y ofensas en contra de sus opositores, que lindan con la incitación al odio entre los colombianos.

Sensatas y comedidas han sido las respuestas de los ofendidos, proclives a la búsqueda de soluciones a los problemas nacionales más que a disputas innecesarias con las que el presidente pretende aminorar sus personales deficiencias en las tareas que le corresponden como presidente de la república. Ni siquiera los reiterativos problemas de corrupción que afectan al presidente, sus familiares y a algunos miembros del gobierno, ni las acusaciones infundadas a diferentes organizaciones de la empresa privada, han conseguido que los distintos sectores de la vida nacional desistan de explorar acuerdos con el gobierno que son urgentes para impedir el declive de todos los indicadores económicos y sociales del país.

El último ejemplo ha sido el acuerdo logrado por el sector bancario con el que se sustituyeron las intenciones de imponer inversiones forzadas, de tan funestos resultados en la América latina, con el “Pacto por el crédito” que direccionará el crédito hacia sectores productivos en $55 billones de pesos en los próximos 18 meses, confiando, con temores explicables, en la capacidad del gobierno en su debida ejecución.

No obstante, la incertidumbre no amaina ad portas del trámite de sus principales proyectos de ley, que no han sido siquiera objeto de mínimos intentos de concertación y que por ello suscitarán ásperas controversias, como que parecen un catálogo de las pretensiones de hacer del estado el único dispensador y guardián de todos los bienes, servicios, prestaciones y de derechos en la sociedad. Pareciera la formulación tardía y desueta de Lenín y Mussolini y de sus sucesores ideológicos que siempre pregonaron y practicaron la hegemonía estatal en la vida de las naciones, con los resultados desastrosos por todos conocidos.

Confiar en el Congreso se nos ha convertido en un acto de fe de difícil cumplimiento.

La degradación de la política ha erosionado la unidad de los partidos y la vigencia de sus postulados, y convertido a no pocos de sus congresistas en limosneros de las dádivas gubernamentales. Y es en los hemiciclos del Congreso en donde se elegirán los nuevos magistrados de las Cortes Constitucional y Suprema, garantes de la democracia, y se escogerá el nuevo Procurador, vigía del respeto de los derechos humanos y de la probidad de los funcionarios públicos. Podríamos estar jugándonos la supervivencia de la institucionalidad democrática, en vilo por las amenazas a la vida de los magistrados y la renuencia del ejecutivo a cumplir con los fallos que considere adversos a su pretensión de control de todo el andamiaje institucional del país. Confiamos en que los presidentes de Senado y Cámara logren inducir a los partidos a la recuperación de los deberes que les asignan la Constitución y las leyes en el sistema democrático.

Una sociedad de consumo cada día más enferma

Farmacología clínica Vs. Medicina alternativa

Por Bernardo Socha Acosta
El quehacer cotidiano en los planos real (físico) y virtual, nos lleva a desarrollar demasiados pensamientos, que podrían convertirse en enredos mentales, hecho que nos obliga a controlarnos y motivarnos a ejercer una rigurosa selección, para no caer en el surrealismo de los sueños y las fantasías.

Hoy la facilidad de acceder a contenidos especialmente virtuales nos pone en alerta.  Y este preámbulo es para referirme a una carta virtual que tuvo a bien enviarme un destacado galeno, en la cual se refiere a los medicamentos que por estos días escasean y tienen a muchos pacientes al borde de su fin.

Mi colaborador hace varias consideraciones sobre las medicinas que se han convertido casi en un principio de vida para muchos que ya son dependientes de esas sustancias químicas, sustancias que, en el mayor de los casos, mejora temporalmente una patología (enfermedad) y con este resultado aparente de salud, (la mejoría) aparece un número mayor de síntomas y enfermedades.

En esta comunicación me cuenta que, un eminente médico japonés hace duras críticas a la forma como en países como Colombia, donde las medicinas son la fuente de enriquecimiento de los laboratorios farmacéuticos, es al mismo tiempo el karma que mantiene a los pacientes dependientes, en la peor postración, para que cada día sean los mayores consumidores de medicamentos.

El profesional japón deja entrever, -escribe mi corresponsal- cómo en el mundo moderno la medicina no ha evolucionado con la velocidad de la ciencia médica y hay un contraste entre los avances de práctica médica, con la farmacología clínica que se quedó rezagada   frente a la especialidad del facultativo para la formulación de los medicamentos destinados a los seres humanos.

De igual forma el relator de la carta agrega, para complementar las afirmaciones del japones, que los avances en la atención de pacientes, tampoco evoluciona al mismo nivel de las ciencias, porque para enfrentar las diversas enfermedades de hoy, no se han tenido en cuenta, las diversas áreas de medicina alternativa y complementaria que en la actualidad ha surgido, muchas de ellas tomadas de la antigüedad y otras que ya están haciendo carrera con excelentes resultados. Entre las ramas de la medicina alternativa y complementaria -señala- están las terapias energéticas, entre ellas el biomagnetismo y la acupuntura; las terapias biológicas (con plantas); manipulación corporal como los masajes y las ventosas; medicina de cuerpo y mente (hipnoterapia y yoga) y la homeopatía entre otras. Agrega que la oportunidad para llegar a esta clase de medicina alternativa es inaplazable, porque en estas prácticas, en  la mayoría son muy efectivas, al aportar prevención,  alivio y sanación. Muy contrario a la medicina química.  

Y al volver a comentar el apunte del médico japonés, critica duramente algunas medicinas que más que curar enfermedades, son unos causantes del ARRAIGO de la patología tratada y fuente de nuevos síntomas de enfermedades en diversos órganos del cuerpo del paciente.

El galeno japones cita concretamente – agrega- una de las enfermedades arraigadas en el mundo como es la diabetes, que según la Federación Internacional de Diabetes (FID), para este año 2024 la cifra se estiman en 537 millones de pacientes y se prevé que en algo más de cinco años (2030) el número de personas con diabetes aumentará a 643 millones.

El señor japones – dice mi colaborador- recuerda que la diabetes tipo 2 es la más común, pero, lo peor es que la ciencia médica calificó esta enfermedad como incurable, afirmación que fue refutada por el especialista y atribuyó la calificación como una forma de mantener cada vez más el enriquecimiento de las farmacéuticas, para que unos medicamentos -sostiene- como la metformina y pramlintida  puedan seguir siendo los aliados del consumo, medicamentos como tantos otros que alivian (no curan) pero causan un sinnúmero de enfermedades en el hígado, los riñones y el corazón.

Un consejo

La diabetes tipo 2 si es curable (como muchas más) si los pacientes tienen voluntad y llevan una dieta controlada sin bebidas azucaradas, y especialmente contra el exceso de carbohidratos. Una buena dieta sin privación total de alimentos  y la realización de prácticas o disciplinas físicas, normaliza los niveles de glucosa y por ende de azúcar en la sangre, afirma. 

En otro aparte de la carta en referencia, el galeno que me escribe, también apunta al tema de la salud que gira alrededor de la tan cuestionada y obsoleta ley 100 que data de, algo más más de 30 años y sostiene que, está  demostrado hasta la saciedad,  cómo el sistema de salud, NO  se construyó alrededor del paciente, sino ALREDEDOR del lucrativo negocio. Y Eso es lo que han venido defendiendo a capa y espada las autollamadas mayorías en el congreso de la república, auto mayorías que muchos de los colombianos eligen y luego se quejan y culpan a los demás de su suerte.

Finaliza mi consejero remitente de la carta, diciendo que el problema mayor y la causa de enfermedades, tiene que ver con la ausencia del estado en la realización de campañas preventivas, antes que tener que invertir o gastar altas sumas en el tratamiento de pacientes.

jueves, 29 de agosto de 2024

La Comisión de Relaciones Exteriores ante la Historia

Mario González Vargas
Poca atención prestó Maduro y su entorno a las desatinadas sugerencias formuladas por el presidente Lula y Gustavo Petro. Días después, el Tribunal Supremo de Venezuela, apéndice del régimen, pese a la evidencia inocultable del fraude que consumó el Consejo Nacional Electoral al proclamar la victoria de Maduro, convalidó, sin tener competencia para hacerlo, el robo de las elecciones. Amanuenses de la dictadura, los magistrados no tuvieron inconveniente en fundar su decisión en las actas de escrutinio que no divulgaron y que permanecerán ocultas, sin importar las múltiples exigencias de publicidad por parte de gobiernos del mundo y de organismos europeos y del sistema interamericano. El sepulcral silencio de Petro, de Lula y de López Obrador, debería excluir cualquiera otra tarea de esa complaciente troika. Insistir en la divulgación de las actas, que nunca sucederá porque evidencia la derrota del régimen, es inútil y podría leerse como solapada complicidad con la dictadura y su latrocinio a la voluntad política de los venezolanos.

Impávido permanece el régimen ante las legítimas reacciones de gobernantes y organismos internacionales porque entiende que carecen de instrumentos que lo obliguen y confía en su capacidad de valerse de un entorno internacional caótico y divisivo que pueda jugar en su favor. Ello explica su solicitud al Parlamento de aprobar a las volandas una ley contra un supuesto “fascismo, neofascismo y crímenes de odio que sancione a quienes promuevan violencia en el país”. Su aprobación sustentaría la ya anunciada convocatoria de una Asamblea Internacional en Caracas para prevenir y combatir el “neofascismo” en el mundo, que paradójicamente convocaría a todos los numerosos sátrapas que hoy oprimen a sus conciudadanos, cuya solidaridad acentuaría la intervención de Rusia, China Irán y Turquía en el hemisferio, y contaría con la connivencia de organizaciones terroristas como Hamás y Hezbollah. Su lema lo formuló Rodríguez, presidente de la Asamblea de Venezuela: “al fascismo se le enfrenta, al fascismo se le derrota, al fascismo se le aniquila y se le extingue”. El régimen resulta incapaz de mirarse al espejo.

El gobierno de Colombia no puede eludir las consecuencias que implica el terrorismo de estado en el hemisferio. El comentario del sátrapa Maduro a las destempladas sugerencias de Petro, al afirmar que “seguiremos ayudando a Colombia en su proceso de paz sin intervenir en los asuntos internos”, expresa una advertencia de parte de quien cobija en su territorio al Eln y al Emc que no debe someter al gobierno colombiano a la triste condición de contemporizar con su criminal conducta. Tampoco lo deben hacer los partidos políticos y sus dirigentes, porque nada de lo que ocurra hoy en Venezuela deja de afectar a Colombia y a todo el continente. Ni complicidad soterrada ni desatención solidaria son permisibles, cuando los propios organismos del sistema interamericano de derechos humanos califican al gobierno de Maduro de terrorista. Esquivar Petro sus responsabilidades en el cumplimiento de las obligaciones contraídas por Colombia en la defensa de la democracia y de los derechos fundamentales que le son consustanciales, además de constituir un acto reprobable, sugiere inexplicable benevolencia y complicidad ideológica con una tiranía que perdió toda vergüenza en la represión violenta de la mayoría de sus ciudadanos.

Aunque su decisión no obliga, es de esperar que la mayoría de los miembros de la Comisión Asesora de Relaciones Exteriores este martes se inclinen por mantener incólume el apoyo de Colombia a la democracia y a los valores que la sustentan. Ceder a las solidaridades de Petro tiene un precio que la historia difícilmente olvidará.

jueves, 22 de agosto de 2024

La indispensable transición democrática

Mario González Vargas
Las elecciones presidenciales del pasado 28 de julio en Venezuela constituye el único certamen electoral en el que la autoridad proclama vencedor sin aportar las actas de escrutinio que sustenten su decisión, a pesar de las legítimas solicitudes de varios países, especialmente las formuladas por Brasil, Colombia y Méjico, que dieran fe de la trasparencia de los escrutinios y permitieran el reconocimiento de sus resultados. Así lo habían expresado los presidentes Lula, Petro y López Obrador como condición insustituible para avalar su legitimidad, sin hallar satisfacción por parte de un CNE silenciado por el régimen de Maduro y obligado a sostener haber sido víctima de un hackeo de las actas que no denunció hasta cuando se vio compelido a la revelación de las mismas, que no ocurrirá porque confirmarían la autenticidad de las recaudadas por la oposición en los propios centros de votación y de conformidad con la legislación vigente..

La troika presidencial se deshizo con la salida del mejicano que decidió esperar el dictamen del Tribunal Supremo de Venezuela, cooptado por el régimen, sin competencia para la decisión que le confían y que tampoco develará las actas de escrutinio que se hallan a buen resguardo del sátrapa. Lula y Petro, incomprensiblemente proponen la ilusoria conformación de un gobierno de coalición, o repetir las elecciones realizadas bajo las condiciones de la dictadura, sin cambios en su regulación y condiciones, sin consulta con los vencedores el 28 de julio, pero seguramente teñidas de mayor violencia a los electores y más intensa violación de los derechos humanos de los venezolanos. Una especie de ultimátum de sumisión a la oposición y a la inmensa mayoría de los venezolanos que claman por el respeto a su vida y a sus libertades.

El hecho de que el régimen de Maduro se haya autoexcluido de su membresía a la OEA, al sistema interamericano y a sus instrumentos jurídicos para la defensa de la democracia y de los derechos humanos, no sustrae a Colombia y a Brasil de la obligación del respeto de la Carta Democrática de la OEA y de la Convención Americana de Derechos Humanos que en su artículo 23 consagra los derechos políticos de participar en la dirección de los asuntos públicos, directamente o por medio de representante libremente elegidos, así como votar y ser elegidos en elecciones periódicas auténticas realizadas por sufragio universal. Repetir las elecciones convocadas por el régimen en las que, a pesar de todas las vulneraciones posibles a las condiciones de un certamen democrático le dieron la victoria a los perseguidos y ultrajados, equivale a someter a la oposición y a los venezolanos a mayores vulneraciones de sus derechos al goce de la democracia y al respeto de la propia vida. Calificar al régimen de Maduro de autoritario y no de dictadura confirma una vez más la deriva ideológica de Lula que contagia a Petro, y a buena parte de la izquierda en las Américas. Si prevaleciera la sensatez se entendería la importancia de contribuir y respaldar la transición que haga posible la transmisión pacífica y concertada del poder a principios de enero del 2025. Es una tarea de alta complejidad que debe resolverse por los venezolanos y acompañarse de eficiente labor diplomática que caracterizan a los cancilleres de Colombia y Brasil. Petro debe entender que se trata de un asunto del mayor interés para la paz en Colombia y la estabilidad democrática en el continente, y conveniente para disipar las sospechas que se ciernen sobre las elecciones del 2026 en el país.

miércoles, 14 de agosto de 2024

¿Es posible un acuerdo nacional?

Mario González Vargas
Al cumplirse dos años de gobierno el examen de sus logros no podía ser más desalentador e interpela las deficiencias de los actores de una democracia que carece de unidad para enfrentar sus consecuencias. Ambos emulan en improvisaciones que comparadas siempre favorecen paradójicamente al que tiene la obligación de hacer y de cumplir con la agenda de cambio que cosechó las mayorías confiadas en su aparente pericia y capacidad de ejecución. El acuerdo nacional evocado desde el discurso de posesión del presidente reaparece en cada oportunidad en las que el gobierno es sujeto de críticas por su inoperancia, su improvisación y su incapacidad para determinar los contenidos de su inveterada propuesta. Se ha constituido así en una especie de tabla de salvación de su propia ineptitud y de su constante inclinación por dejar franquear las fronteras éticas que no ha sido capaz de identificar.

En la celebración patria del 7 de agosto el presidente recurrió afanoso al mismo expediente, pero acotándolo a cuatro temas específicos: reformas a la salud y a los servicios públicos, implementación del acuerdo de paz y lucha contra la corrupción, sin abordar propuestas distintas a las que han naufragado en las anteriores convocatorias y que sean susceptibles de convocar el interés del país en un nuevo ciclo de búsquedas de consensos que comprometan a la mayoría de los ciudadanos. La errática conducta del gobierno en los anteriores llamados a acuerdos ha sembrado legitima desconfianza en los partidos y movimientos independientes y de oposición que los identifican como un discurso de ocasión que no altera las realidades que circundan a la política nacional. El propio discurso de manutención de su electorado más radical confirma la continuidad de una conducta discriminatoria y descalificadora de sus críticos que acrecienta la desconfianza en la sinceridad del gobierno de atemperar sus ímpetus ideológicos que lo alejan y sustraen de acuerdos cuando se tiene la mira puesta en las elecciones del 2026.

La conformación del nuevo gabinete ratifica la polarización que viene afectando el ejercicio de las tareas de gobierno y sus relaciones con los partidos, organizaciones políticas, gremios y entidades del sector productivo, y contribuyen a extender distancias con el gobierno, generar incertidumbres y hasta desconfianzas que terminan por minar los espacios de concertación para enfrentar retos que deberían ser identificados como comunes por los diferentes actores de la vida nacional. Prevalece la sospecha de que todo llamado a la concertación nacional hace parte de un discurso para impactar momentáneamente la polarización y no una búsqueda de consensos que, aunque mínimos, puedan abrir nuevos espacios de entendimiento que respondan al interés nacional. La prueba más evidente fue la de dinamitar el consenso en la reforma educativa que le costó la cabeza a la sensata e inteligente ministra de educación.

El país vive momentos críticos de inseguridad y corrupción que parecen extenderse sin límites por toda la geografía nacional y amenazan anidarse en todas las actividades ciudadanas, en el ejercicio del poder y en la acción cotidiana de los ciudadanos. Combatirlas debe convocar a la nación y unir los esfuerzos de todos para que no terminen gobernando nuestros destinos. La radiografía de una patria exhausta ante los males que la aquejan debería erigirse en insustituible y poderoso acuerdo nacional para asegurar el futuro de la nación. Los demás asuntos habrán de dirimirse en contiendas propias de las democracias que debemos fortalecer para entronizar la concordia en la vida nacional.

lunes, 12 de agosto de 2024

El truco fraudulento para saquear las arcas de la salud


Por Bernardo Socha Acosta

Cuando se denunció que varias clínicas del país formularon medicamentos de alto costo a pacientes inexistente, la opinión pública a la que llegó la información, anheló conocer igualmente las sanciones para los responsables del fraude al estado colombiano y el robo a los cotizantes de la salud.

La denuncia de este presunto fraude la hizo la Revista Raya en el mes de abril pasado sobre, nueve CLÍNICAS que solicitaron al sistema nacional de salud, más de $7.000 millones en medicamentos de muy elevado costo para pacientes que nunca atendieron.

Y la misma Revista Raya en ese artículo, reseña que, afortunadamente la Nueva EPS freno otro intento de cobro por $14 MIL MILLONES, aportando información falsa.

Según la información del periodista Edison Arley Bolaños, director de la Revista, la investigación de la Fiscalía, revela que la mayoría de las formulaciones ilegales fueron realizadas por cuatro clínicas localizadas en, tres de Barranquilla y una de Bogotá, y un hospital público de Antioquia. Agrega que varias de esas clínicas tienen antecedentes de corrupción en el sistema de salud, perpetrado por sus accionistas, pero ellos siguen en el mercado como si nada haya pasado.
Tomado de la Revistas Raya

Pero, desde hace tres años, la fiscalía general conoció esa información, sobre la denuncia penal por fraude que involucra a 15 clínicas que formularon medicamentos de alto costo por más de $21.000 millones destinados a pacientes que no existen.

Quienes tengan interés de conocer a cabalidad el informe que incluye amplia gama de detalles sobre estas perlas que tienen a la salud en estado de calamidad, ingresen aquí a Revista Raya.

Y este penoso y vergonzante preámbulo es para mostrar cómo buena parte de la flamante política tiene arruinado al país y los mismos coautores de esta suerte, intentan irresponsablemente y burlándose de los colombianos, achacarle el agua turbia y contaminada al actual gobierno. Ellos son los directos responsables de lo que hoy vive el país. Pero alguien ingenuamente preguntaría, pero, qué tienen que ver los políticos en esto. Pues mucho.

Y Por qué. Pues se ve claramente, por qué las mayorías en el Congreso de la república impidieron a toda costa aprobar la Reforma a la salud. Porque con esa reforma se le hubiera puesto talanqueras a los ladrones para que fuera más difícil saquear al estado por el lado de la salud. Es que, si aprobaban la reforma, se cortaba la cadena umbilical de corrupción que tiene hoy al borde del colapso el sistema de atención de los afiliados a las distintas EPS e IPS. Es sospechoso entonces por qué algunos políticos se oponen a esas reformas…

Esa forma de actuar de la política en las cámaras legislativas, siembra en los colombianos de bien, las peores dudas sobre la actitud de algunos representantes y senadores de la república. Pero por la ignorancia de muchos electores, estos políticos hacen parte de una institución que podría tener a un país industrializado, con empleo, igualdad de oportunidades, abundante alimento, sin guerrilla y sin violencia.

Todo esto se conseguiría si la política fuera otra con nuevas personas, ajenas a la contaminación y que no dependan de las viejas organizaciones políticas que hoy se llaman las mayorías en el Congreso de la república y que hacen lo que a ellos les plazca para seguir manipulando y arrodillado al país.

Por eso estos mismos politiqueros son los que no quieren que haya inversión en los diferentes campos de la vida nacional, para ellos seguir en las campañas proponiendo lo que no está escrito y engañando a los INGENUOS electores, pero afectando a todo el país. Y, por eso muchos no quieren estar hincados haciéndole venias a estos políticos y entonces han preferido aventurar, al lanzarse al monte no a trabajar y producir bienes, sino a empuñar las armas en busca de una libertad y una mejor vida, que cada vez se complica más.

viernes, 9 de agosto de 2024

El ejemplo para los futuros sátrapas

Mario González Vargas
La torpeza siempre ha distinguido a los sátrapas que no saben auscultar las realidades que los circundan que siempre predicen los tristes destinos que les espera. Así ocurrió en la Europa Oriental, después del derrumbe del muro de Berlín, y así cayeron una tras otra las dictaduras militares en la América Latina. Hoy el turno le correspondió al oprobioso régimen chavista y mañana seguramente afectará a los dantescos regímenes de Cuba y Nicaragua.

Maduro y su sequito pensaron que podían impunemente repetir las tramoyas, inhabilitaciones y persecuciones que ejecutaron y desplegaron en los debates electorales del 2013 y 2018. No modificaron ni en un ápice el catálogo de arbitrariedades y de violencia con las que hicieron imposible cualquier opción que contrariara su permanencia en el poder. Con ello pensaron fortalecer los cimientos de un régimen oprobioso y delincuente que les permitiera perpetuarse, sin percatarse que el poder absoluto siempre termina por desquiciar a quienes lo ejercen. No de otra manera se puede entender que Maduro optara por desestimar las penurias infligidas a su pueblo e ignorar que sus desafueros no encuentran en Latinoamérica sino preocupación por la violencia contra el régimen democrático, valor insustituible de la Carta de la OEA que tiene como uno de sus propósitos esenciales el de promover y consolidar la democracia representativa

Las sospechas de fraude siempre estuvieron presentes, no solo por las evidentes amenazas del gobierno y de las demás instituciones del régimen madurista, materializadas muchas veces con las detenciones arbitrarias de dirigentes y activistas, sino también por el inocultable e inmenso respaldo que los venezolanos brindaron a María Corina Machado y al candidato Edmundo González. El melancólico anuncio de los resultados y la consiguiente declaración por el CNE de los supuestamente vencedores, sin huella alguna de las actas de las mesas de votación que confirmaran las cifras anunciadas, ratificaron la consumación del latrocinio cometido y evidenciaron el desprecio del régimen por el respeto de la voluntad de los venezolanos.

Colombia se ha sumado a la exigencia al CNE de revelar las actas de los escrutinios El canciller Murillo y posteriormente el ministro Cristo expresaron que el gobierno venezolano debe dar a conocer todas las actas finales de los escrutinios para que sean auditadas por expertos independientes que permitan determinar la veracidad de los resultados divulgados por el cuestionado CNE de Venezuela. El propio presidente Petro, después de un silencio de varios días, se sumó a la necesidad de contar con “una veeduría internacional profesional, cuyos resultados deben ser acatados por todos los venezolanos y respaldados por la comunidad internacional”, para disipar las diferencias con las copias de las actas en poder de la oposición que afectan los resultados oficiales e impiden cualquier reconocimiento democrático.

Sorprende entonces que Petro haya instruido al embajador colombiano ante la OEA para liderar el abstencionismo que derrotó el proyecto de resolución que instaba al CNE a publicar los resultados de la votación en cada mesa de votación, con lo que se dejó el asunto en manos del Tribunal Supremo de Venezuela que aduce el hackeo a su página y con ello procurar la total seguridad de su incumplimiento. El robo se consumó y desde hoy se convierte en ejemplo a seguir por los aspirantes a sátrapa. Estados Unidos reconoce a Edmundo González como presidente electo de Venezuela al tiempo que María Corina Machado teme por su vida e ingresa a la clandestinidad. Un nuevo escenario asoma que no podemos soslayar.

miércoles, 31 de julio de 2024

Pensar en el futuro posible

Mario González Vargas
El 20 de julio los partidos que se reclaman independientes perdieron una vez más la posibilidad de modificar el escenario político que forzara al gobierno a pasar de la diatriba y descalificación a la concertación en un país que navega a la deriva, con un poder ejecutivo limitado por su ineficiencia, vapuleado por escándalos de corrupción que lo demeritan y le merman el respaldo ciudadano. Un escenario que suscita fundados temores en la conducta de un gabinete hacia su progresiva radicalización. A pesar de algunos reveses en el control de las presidencias de las Comisiones de las Cámaras, le era dable al presidente pensar que pocas dificultades confrontarían sus principales reformas e iniciativas legislativas, y escasas serían las posibilidades de un control político eficiente que restringiera abusos de poder que prevalecerían sobre la mesura que exige la repetitiva y siempre frustrada búsqueda de un acuerdo nacional.

Nadie contaba con que en este país descuadernado la Fiscalía sorprendiera con el destape de la rampante corrupción en las más altas esferas del gobierno que cobrará no solo cabezas sino también confirmaría el grado de putrefacción que contamina el ejercicio del poder en Colombia. Las pesquisas del ente acusador corroboran el grado de postración ética que hoy prevalece en el país y amenaza los pilares que sustentan el poder moral que dan vida y legitimidad a las instituciones de la república. Ese hálito malsano que hoy se expande por muchas de las autoridades de los poderes ejecutivo y legislativo, de confirmarse, deslegitimarían a quienes comprometen y exigiría la depuración de sus agentes. Estamos ante la prueba más exigente de los tiempos que vivimos que requerirá de una cumplida justicia y de la solidaria reacción de los colombianos en la recuperación de su democracia y de sus instituciones. No debe el presidente reincidir en sus diatribas periódicas con las que estigmatiza a sus oponentes, ni galvanizar a los propios para tratar de contener lo incontenible, ni tampoco hacer de la desgracia una pena ajena. Confrontamos el mayor desafío nacional que no puede resolverse sin la voluntad de superarlo de consuno para recuperar esperanzas en nuestro futuro.

El país espera de sus instituciones la superación de la incertidumbre que erosiona la confianza en las capacidades disponibles para superar las pruebas que lo avasallan. El inmediato presente no autoriza el optimismo. Los partidos han perdido sus capacidades, solícitos como han sido sus integrantes de las prebendas que han colmado sus aspiraciones y accionar, pero enajenado el respeto ciudadano. La excesiva permisividad con los actores de la violencia hoy cobra su precio y se erige una vez más en obstáculo a la convivencia y solidaridad. Los gobernantes se solazan con el poder sin comprender sus dimensiones, y la pérdida de referentes éticos convulsiona la vida en sociedad. Padecemos todos los peligros que hacen inviables las sociedades, sin percatarnos de la hecatombe que se ha venido construyendo y ahora nos golpea. Llegó el momento de clausurar el pasado. El futuro del país depende de la capacidad de comprender que la política es espacio de concertación más que de confrontación y que la unidad es herramienta de superación de los desafíos más extremos. Las calamidades éticas del poder deben aleccionarnos para superar las contingencias del presente. Pensar en el futuro inmediato es la condición ineludible para fortalecer el futuro posible.

lunes, 22 de julio de 2024

La patraña extremista

Tomado de la Revista Encuentros
Por: Carlos Guillermo Martínez Gómez - Periodista

Petro extremista?, ¿el progresismo extremista? Aunque en los hechos de gobierno Petro no ha mostrado el extremismo que le señalan, la derecha y el centro cancanean ese discurso malintencionado, muchas veces disfrazado de sesudo análisis por parte de pretendidos catones y sacerdotes de la moral, que no son más que sirvientes intelectuales de una derecha retorcida e ignorante hasta decir no más.

Lo que no entienden estos desarrapados del conocimiento, es que su insistencia en la mal habida hipótesis, sólo sirve para evidenciar más su temor, este sí bien fundado, de que van a llegar con fuerzas raquíticas a las presidenciales de 2026. La vorágine judicial que recorre su hoy desvencijado líder que, mientras pudo, abusó del poder en todas las formas posibles e imposibles, la carencia evidente de un candidato serio y la erosión sin freno de sus cuadros regionales, llevan a la derecha más radical a querer, como recurso desesperado, bajar a Petro al fondo fangoso de su propio extremismo, para tratar de equilibrar las fuerzas, aunque todo sea una simple apariencia: eso a ellos no les importa.

Pero, si bien Petro ha sido radical en la defensa de su gobierno, no lo ha sido en sus actuaciones presidenciales, sobre las que ha guardado compostura constitucional e irrestricto sentido democrático, aunque la algarabía de los medios trate de hacer ver otra cosa, junto con ciertos figurines fascistoides en las redes para que los perros de presa sigan royendo el hueso del cuento radical, al que pegan como hormigas a varios miles de despistados que aún rezan la epístola uribista del odio y la violencia.

Pero, si sólo repitiendo la patraña el uribismo podría ser un competidor de mediana importancia dentro de algo más de un año, el centro, ese atolondrado reducto de la política que se quiso apropiar de la verdad, la moral y el poder mediante sentencias con tono bíblico con el que dicen pendejadas, como Sergio Fajardo, y adoran ídolos de barro, como Claudia López, ese centro, pues,

disimuladamente se pega a la patraña y sin llamar extremista a Petro lo señala de tal para tratar de tumbar competidores con las esquirlas del ataque derechista: pero eso a ellos no les importa.

El centro tendrá que jugarse un triple salto mortal, porque luego de entender que la actitud torticera y traidora de sus alfiles en el congreso y de sus líderes, como la exalcaldesa de Bogotá y su esposa, les han hecho perder toda opción con la izquierda, a lo que se suma el desencanto de los centristas más ecuánimes y decentes, se han ido por la rapiña en ese universo de godarria desalentada, alienada y visceral que responde a los estímulos y no a las ideas, una dinámica que López conoce y le ha dado dividendos tan suculentos como la alcaldía capitalina.

Es difícil pensar en una alianza del centro y la derecha, pero, aunque ocurriera entre los dirigentes de una y otra tendencia, es también muy difícil pensar que los electores se olviden de las recientes rencillas entre verdes y uribistas, como para que lo que se firme en una cumbre, se materialice en las urnas.

De todos modos, hoy el objetivo es convencer a los colombianos de que Petro y el progresismo son el polo extremista y no ellos, lo que no es más que otro de los tantos saltos al vacío a los que la derecha le encanta lanzar al país entero, así cuando se toque fondo sea para desnucarnos todos en ciclos colosales de violencia, dolor y miseria: pero, eso a ellos tampoco les importa

viernes, 19 de julio de 2024

El futuro está aquí: La IA Generativa despliega su potencia transformadora en las organizaciones

Por: Daniel Scarafia
Vicepresidente para América Latina y el Caribe en Hitachi Vantara
La nueva era de la Inteligencia Artificial (IA) ya está entre nosotros -en sentido literal-, en tanto la explosión de aplicaciones como ChatGPT de OpenAI, permitieron la introducción de la Inteligencia Artificial Generativa, con el despliegue de su potencial transformador en empresas y personas.

El poder disruptivo de esta rama de la IA reside en su capacidad de generar contenido (texto, imágenes o video a modo de ejemplos), original y único, a partir de datos existentes, usando algoritmos y redes neuronales generativas; que utilizan aprendizaje profundo (deep learning) para que la IA aprenda de los datos de manera automática.

La generación, interpretación y aplicación de datos, la creación de contenidos de diversos formatos y extensiones, el desarrollo de sistemas y aplicaciones, la automatización de tareas y la optimización del tiempo; son algunas de sus principales ventajas.

Los desarrollos de aplicaciones de IA Generativa, por parte de las más grandes y relevantes empresas tecnológicas, están impulsando su adopción en distintas industrias, tales como automotriz, energía, salud, telecomunicaciones, retail, finanzas, farmacéutica y producción, entre otras.

En ese sentido, un informe de Grand View Research señala que el mercado mundial de IA tendrá un crecimiento promedio anual del 37,3% entre 2023 y 2030. Mientras que la IA Generativa podría impulsar un aumento del 7% - casi USD$ 7 billones - en el Producto Interno Bruto (PIB) mundial, y aumentar el crecimiento de la productividad en 1,5 puntos porcentuales desde hoy a 10 años.

La IA Generativa tendrá un rol central en el campo de la investigación, ya que sus algoritmos permiten explorar datos complejos de maneras novedosas, ayudando a los investigadores a descubrir nuevas tendencias y patrones ocultos.

También será una herramienta cada vez más adoptada para mejorar la experiencia de los clientes por su capacidad de interactuar de manera natural en conversaciones con humanos.

Mientras que, en el ámbito empresarial, la IA Generativa ha demostrado su impacto positivo para optimizar procesos en diversas áreas de las organizaciones productivas.

En este punto es importante destacar que, pese a las controversias generadas en torno a la utilización de la IA Generativa en el ámbito laboral, lo cierto es que su aplicación aumenta la productividad de los colaboradores en diversas posiciones y roles; ya sea respaldando tareas creativas, aportando sugerencias de código de software para el desarrollo de aplicaciones, ayudando a generar informes, proyecciones y resúmenes en las áreas de administración de las empresas, y en el desarrollo de contenido para las áreas de Marketing y Ventas.

Lo cierto es que la IA Generativa está teniendo un impacto cada vez más significativo, en la medida en que la sociedad y las organizaciones se están apropiando de esta herramienta.

Un estudio de Microsoft e IDC señala que el 92% de las implementaciones de IA tardan 12 meses o menos, las organizaciones están obteniendo un retorno de sus inversiones en un plazo de 14 meses, y por cada dólar que invierten en IA obtienen un rendimiento promedio de 3.5 veces.

Para que las empresas puedan capitalizar sus inversiones en IA Generativa, es crucial que comprendan cabalmente los modelos que mejor se ajustan a sus necesidades, los distintos casos de uso y las áreas de negocio donde tendrá mayor impacto.

miércoles, 17 de julio de 2024

El incierto porvenir de Colombia

Mario González Vargas
Nadie esperaba que después del nombramiento de Cristo y su promesa de milagros, la gobernanza del nuevo gabinete se viera comprometida con la disputa por la presidencia de la Cámara entre los miembros del Pacto Histórico y las otras fuerzas afines al gobierno. Al caos que reina en el país y que afecta todas las actividades productivas y la vida y seguridad de los ciudadanos en extensas regiones de la patria, se suma el fuego amigo entre los partidos amigos del gobierno, unos, los más radicales petristas y otros, los que quisieran atemperar la rabiosa conducta del presidente que solo acentúa las debilidades y fracasos de un gobierno a la deriva.

La disputa por la presidencia de la Cámara entre Jaime Raúl Salamanca, apoyado por los sectores radicales, y Katherine Miranda, por los que empiezan a ser sus víctimas, dejará heridas profundas en ambos bandos, susceptibles de alterar y modificar las mayorías que hasta ahora ha gozado el gobierno en esa corporación El presidente se ha encargado de avivar los desencuentros con su reiterada actitud de culpar a los demás de sus propios errores, que confirmó con la explicación de cada uno de los cambios en el gabinete. Ofender a quienes se vieron obligados a cumplir con sus instrucciones y desvaríos siembra legitima inquietud en sus actuales y nuevos colaboradores y fortalece la sensación de desgobierno que hoy prevalece en la opinión pública. Atentos estarán los partidos bisagras, conservador, liberal y la U, a las desavenencias entre el Pacto Histórico y las fuerzas que colaboraron en la elección de Petro para asumir posiciones que pueden variar sustancialmente las mayorías requeridas por un gobierno en peligro de naufragio.

Las primeras consecuencias ya se produjeron, como se deduce de los iniciales encuentros del ministro Cristo con sectores y organizaciones regionales y sectoriales del país. Los gobernadores mostraron un ánimo tibio ante las propuestas formuladas por Cristo y reiteraron sus quejas ante la desidia gubernamental en la solución de los problemas que los aquejan y que no han dejado de expandir sus nefastas consecuencias, conocidas, pero no atendidas por el gobierno del cambio. Los alcaldes, muchos denostados injustamente por el gobernante, reclamaron respeto y contención en las desaforadas expresiones presidenciales, que permitan diálogos constructivos y una colaboración eficiente con el gobierno central. Los gremios concurrieron a las reuniones con la directora del Dapre, sin que ello apaciguara las diatribas, sindicaciones e insultos del presidente. Petro parece ignorar las exigencias de sostenibilidad que deben acompañar cualquiera estrategia que se pretenda ejecutar, y con ello afecta la autonomía que se le pueda conceder a Cristo en su difícil tarea. Nuestro Cristo mundano debe estar preguntándose como adelantar un acuerdo nacional en medio de repetidas agresiones a tan variados estamentos de la sociedad, que ensombrecen y conspiran contra el respeto mutuo que exige la capacidad de escuchar y concertar. Mantener dos discursos y lenguajes distintos y casi siempre contradictorios y ofensivos, puede favorecer la conservación de sus bases más radicales con miras al 2026, pero interfiere y conspira contra la misión confiada a Juan Fernando Cristo. Los cambios que el gobierno estima inaplazables para una Asamblea Constituyente, de por si improcedente, hacen improbable un acuerdo nacional si se prolongan los desafueros verbales hacia todas las fuerzas vivas del país. Un laberinto sin salida parece cernirse sobre el país condenado a vivir horas difíciles e inciertas. Sombrío porvenir se cierne sobre Colombia.

LinkWithin

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...