Estudio de la U. Nacional, un reflejo de la realidad colombiana.

Por Bernardo Socha Acosta
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Muchos se rasgaron las vestiduras cuando leyeron los resultados de un estudio de la Universidad Nacional de Colombia, en el cual los empleos permanentes en la industria nacional se han reducido en 215.000.

El diagnóstico del Centro de Investigaciones para el Desarrollo, CID, recogido en el libro Bien-Estar y Macroeconomía 2007, refleja lo que vive el querido país, resultado de la forma como nuestros gobernantes lo han manejado, sobre los privilegios de unas minorías, mientras el grueso del pueblo se empobrece preocupantemente con proyecciones nefastas para la estabilidad de Colombia.

A Propósito del empobrecimiento de la mayoría de los colombianos, vale la pena traer a cuento las cifras del Senador Hugo Serrano Gómez, cuando dice que de 17 millones de colombianos asalariados, 16 millones pertenecen a los estratos 1-2 y 3, que ven preocupados el futuro de sus familias. Sostiene también que en Colombia hay 9 millones de desempleados, todo gracias a las políticas de la seguridad democrática del gobierno.
Esas 16 millones de personas asalariadas, ven año tras año más debilitado el poder adquisitivo, pues el desequilibrio entre lo que reciben y deben gastas, como servicios públicos, educación, salud, trasporte y alimentación es cada mes peor.

La mayoría de colombianos asalariados ya no devenga para cubrir los gastos y por esa razón cada mes más usuarios del agua, la luz, teléfono, gas y alcantarillado tienen que incumplir esas obligaciones, a cambio de poder medianamente alimentarse.
Aquí comienza el conflicto social de la supervivencia, que cualquier colombiano, no necesita ser sociólogo para entenderlo. Y a estas obligaciones no se les ha sumado los costos de sobretasas, contribuciones escolares, valorización y peajes.

El engañoso aumento de empleo.

Cuando el gobierno puso en vigencia la Ley que redujo las horas extras para que los empresarios contrataran más gente y hubiese más generación de empleo, la mayor parte de los empleadores lo que hizo fue cargarle esas horas extras a la planta de trabajadores, pero no se abrió una sola fuente de trabajo más y la Ley solo benefició a los empresarios y afectó a los trabajadores que vieron recortados sus ingresos al no ganar habituales horas extras, pero si vieron incrementado su jornada de trabajo.

¿Que se redujo el desempleo?

Y en este orden de salarios, trabajadores y empleo, no hay nada más absurdo que los informes del Dane al sostener que el desempleo ha bajado en los últimos meses. Lo que ocurrió fue que con las campañas políticas, numerosos jóvenes llevados por la falsa ilusión de conseguir un trabajo, ingresaron a esas casas políticas sacrificando su tiempo y hasta recursos económicos de sus padres, con la esperanza de ver elegido su candidato y poder así obtener algún trabajo para el próximo año. Pero en la realidad no ha bajado el número de desempleados como errónea y engañosamente lo dice el organismo del gobierno.

Esa es la triste historia y en lo que respecta a los trabajadores temporales que reseña la investigación de la Universidad Nacional, no hay duda que se hayan triplicado desde 1992, hasta alcanzar 277.020 el año pasado (el 42 por ciento del total de temporales en el país)

El estudio sostiene también que: “Después de la recesión de finales del siglo pasado y principios de este, todos los empleos generados son temporales y hasta el año pasado habían dejado de trabajar definitivamente 33.000 personas, agrega Bonilla. Por esto, la ocupación industrial no crece, la productividad mejora, el valor agregado es mayor y los trabajadores pierden 10 puntos de participación en este, lo que se traslada a las ganancias”.

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