En una
encuesta realizada por la Alta consejería para la Seguridad Ciudadana y el
Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas, (Dane), el 20% de la
población de 15 años ha sido víctima de algún delito y uno de cada cinco
bumangueses ha sido afectado por un delincuente.
La medición
del delito o victimización en riñas, peleas, hurtos, nos muestran los
encargados de prevenirlos que el tejido social está roto y crecen los problemas
de los menores infractores en el Área Metropolitana y sobre todo la
criminalidad.
Buscar la
raíz de este gran problema que se desarrolla desde la niñez, tiene muchos
factores colaterales que terminan en la violencia juvenil. Los comportamientos
problemáticos en la primera infancia gradualmente se van agravando hasta llegar
a formas más graves de agresión antes de la adolescencia y durante ella. ¿Por
qué? la familia: el comportamiento de los progenitores y el ambiente familiar
son factores que marcan el desarrollo de las conductas violentas en los
jóvenes, a ello se les une los amigos, el licor, el cigarrillo, el sexo y las
drogas psicoactivas.
La transición
y los cambios educativos, como formativos, donde el abuso físico y descuido de los niños se
vinculan con arrestos posteriores por actos violentos, independientemente de
otros factores predictivos como el sexo, el grupo étnico y la edad.
Todos los estudios han obtenido resultados
similares. La violencia en la adolescencia y hasta la edad adulta también ha
estado relacionada firmemente con los conflictos entre los progenitores durante
la primera infancia y con los vínculos afectivos deficientes entre padres e
hijos.
Los comportamientos
problemáticos en la primera infancia gradualmente se van agravando hasta llegar
a las formas más agresivas, antes de la adolescencia y durante ella. Entre 20%
y 45% de los varones y entre 47% y 69% de las muchachas que son delincuentes
juveniles violentos a la edad de 16 a 17 años han tomado lo que se denomina un
“camino de desarrollo que persistirá toda la vida”. Los jóvenes que encajan en
esta categoría cometen los actos de violencia más graves y a menudo siguen
teniendo un comportamiento violento hasta la edad adulta.
El incrementó
de esta violencia, también tiene una causa: la televisión, y el libre
desarrollo de la personalidad, la pérdida de los valores y la falta de
autoridad de los padres que permitieron que permeara sus ambientes y
costumbres, como también ha sido participe la misma educación. La mujer se
volvió un atractivo sexual, le fue enseñada la liberación femenina y a suplir
sus propias necesidades. O sea que ya no necesita esposo fijo y menos un padre
para sus hijos y menos alguien con quien envejecer, siempre hay uno a la mano. La
iglesia también hizo su parte en la misma búsqueda de intereses.
Mientras los
niños y los jóvenes son consumidores importantes del material difundido por los
medios de comunicación, tales como los programas de entretenimiento y la
publicidad. Los estudios efectuados en los Estados Unidos han encontrado que el
hábito de ver televisión empieza a menudo a los 2 años de edad y que, en
promedio, los jóvenes de entre 8 y 18 años ven unos diez mil actos de violencia
al año en la televisión.
Esta acumulación
de factores es llevados al pandillismo, el sexo, las armas corto punzante, de fuego y las drogas. Una combinación
potente que aumenta las probabilidades de que se cometan actos de violencia. La
presencia en los vecindarios de estos tres elementos juntos, son el factor para
explicar por qué la tasa de arrestos de menores por homicidio se eleva cada día
y las pandillas con los enfrentamientos marcan territorios en una mayor parte por
la venta de estupefacientes.
¿Y el Estado qué hace? Emitir leyes como el
código de la Infancia y la adolescencia, crear centros de resocialización y
muchas políticas públicas hacia los jóvenes, que no han solucionado nada hasta
el momento y que echa muchas raíces. No existe una política que vincule a las
familias de los estratos 1, 2 y 3 dentro de la cultura social participativa y
receptiva para solucionar su entorno familiar y nuestra juventud vive al
garrete dejando víctimas sin cuartel, peor que la guerrilla alimentada por sus
mismos vicios destructivos.
*Poeta y Escritor.
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