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domingo, 27 de septiembre de 2015

Mientras el mundo aplaude la paz, unos pocos se atraviesan

La democracia, y la libertad de opinión, no pueden ser cómplices de la guerra
                        Por: Bernardo Socha Acosta
La opinión generalizada, que cualquier persona recoge en estos momentos,  en relación con el proceso de paz que el gobierno colombiano trata de librar contra viento y marea, es que la antropofagia colombiana quiere atravesarse a como dé lugar para impedir que el país goce algún día de ese clima de tranquilidad que existía antes de aparecer esos falsos redentores, y esos hace bastante, porque la violencia en Colombia lleva más de 50 años.
Algunos de quienes apoyan a los que se enseñorean erróneamente torpedeando la paz y atizando la guerra, se atreven a decir que esa es la democracia y que esa es la libertad de opinión.  
Pero  dónde está escrito que la democracia, y la libertad de opinión, sean sinónimos  de sometimiento de un pueblo que quiere la paz. Es erróneo  e increíble que unos mínimos colombianos,  que se precian de liderar masas,  quieran con argumentos por  fuera de contexto de los procesos de paz del mundo, pretender  que los colombianos vivamos otras cuantas décadas  azarosos de las matanzas que tanto unos como otros han causado.  Esa posición de quienes se atraviesan, pareciera  intencional, creyendo  temerosos que la paz haga descubrimientos que los comprometa con posibles oscuros hechos, y la posibilidad de comparecer por algo por fuera de la legalidad.
Pero, por qué tanta oposición de algunos al proceso de paz. Es que mientras los verdaderos líderes del mundo aplauden y se regocijan que los diálogos de La Habana  hayan avanzado significativamente y que tanto gobierno y guerrilla quieran hacer realidad ese deseo de la mayoría de colombianos, unos pocos quieran que el país siga con la devastadora guerra que baña en sangre y dolor a centenares de familias.
E interpretando el sentimiento de  las mayorías que quieren la paz, vemos que mientras el líderes de la cristiandad mundial, el Papa Francisco, y los gobiernos de las mayores potencias del mundo  entre ellas los Estados Unidos y Europa;  e individualmente los  gobiernos de  los países de Sur América  y de otros continentes, quieren y aplauden  que los avances de la búsqueda de paz para Colombia estén llegando felizmente a su final,  existan solo en Colombia, unos “poquitos” que quieran la guerra y que seguramente pretendan que el pueblo sometido a la violencia, los aclame como los defensores.  Que falta de respeto de esas personas  contra la mayoría de los colombianos deseosos  de  disfrutar de esa tranquilidad tan deseada que ofrece la paz, y que ya ni nos imaginamos cómo será vivir en paz, por tantos años de guerra, que han querido esconder algunos gobiernos.
Quienes deseamos paz en Colombia, para que crezca la riqueza y haya menos pobres pobres, queremos y nos gustan todas las manifestaciones de respaldo a una buena causa y rechazamos todo lo que pretenda sembrar más guerra. Solo vasta leer otros ejemplos de procesos de paz en el mundo. Ya lo explicó una máximo representante de la Corte penal Internacional. Pero es que algunos quieren ser más 'papistas' que el Papa.

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