Carlos Ibáñez M. |
Los partidos políticos o se
transforman o desaparecen. Están en cuidados intensivos, y en estado febril
comatoso; su temperatura se mide en los procesos electorales y se observa que
cada vez son menos los colombianos que se creen representados en ellos. En
nuestro país con un potencial de 35 millones de electores solo asoman el voto
cada vez que los convocan aproximadamente 13 millones de Colombianos; lo cual demuestra que los que gobiernan son las minorías,que la Democracia es un remedo y
que las propuestas de los partidos no despiertan entusiasmo ni esperanzas y que
sus voceros, con excepción de algunas golondrinas, representan lo más
repudiable del ejercicio de la política. Se mueven por intereses personales
alimentados por un sistema de Gobierno
depravado y oprobioso que les
otorga segmentos del presupuesto nacional y cuotas burocráticas para mantenerlos esclavos e hipotecados a sus
intereses; les despoja del raciocinio y los enmudece y solo les restablece el
habla y les direccióna el verbo cuando como loros recitan las consignas del
establecimiento. Son lobistas de los grandes grupos económicos que manejan el
cemento, licores, gaseosas, minería, gas, petróleo, la salud, etc, que buscan
protección a sus intereses en las leyes
que ellos fabrican y por ello reciben estipendios y canonjias; y, quienes se destacan no son
precisamente por su inteligencia o
conocimiento de lo público, ni por estudiosos , ni por buenos oradores y
humanistas ,o por poseer inmensa solidaridad social con los menesterosos, o presentar importantes proyectos de ley, o
por hacer juiciosos debates de control político; Noooo!, de manera sinuosa y
sin notarse se mueven por los pasillos del Parlamento,en las comisiones
constitucionales y en los despachos de Ministros y altos cargos facturando por
la abyección al régimen y a los
intereses de los propietarios de los bienes de producción, moviendosen
con destreza en el entramado burocrático y legislativo; esto les produce
abultadas ganancias económicas y por consiguiente los hace poderosos
electoralmente en las regiones agrupándolos en CASTAS DOMINANTES, muchas veces
familiares, corrompiendo con el dinero al electorado que se mueve en un mar tormentoso de necesidades
y cuya educación escasa los mantiene sedados y proclives al engaño.
Si todos estos males multi-sistémicos de los
partidos no se atienden con verdaderos
procesos democráticos que se construyan desde las bases de los partidos y estos
empiecen a depurar sus estructuras y a poner al frente de su dirigencia a
jóvenes inteligencias no contaminadas, orientados por la filosofía e ideología
de cada partido y con el respaldo de sus bases, seguirán siendo preservativos
que se colocan los políticos en cada campaña electoral y luego desechan,
facilitando el camino de las nuevas
expresiones sociales más que políticas que se vislumbran en el posconflicto.
Carlos Ibañez Muñoz
Exalcalde de Bucaramanga
Octubre 2016
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