jueves, 3 de septiembre de 2020

Colombia de plácemes por entierro de otro intento de Fracking


Por: Bernardo Socha Acosta
Pretender lograr la sostenibilidad energética de Colombia a través de la explotación de yacimientos de hidrocarburo a través del ya conocido y tan cuestionado  fracking, no es solo un capricho atrasado y atentatorio de la riqueza hídrica nacional,  sino una demostración de obscurantismo y de ignorar las oportunidades que tiene el país de aprovechar otras fuentes energéticas como la solar y la eólica que no contaminan y no le hacen daño a la naturaleza ni a la población.

Las pretensiones del gobierno y de las bancadas del congreso de la república que se jactan de ser una aplanadora que dominan a sus contrincantes y al país, son las peores acciones políticas  que los colombianos no podemos aceptar. Y no podemos aceptar ni tolerar, porque, quienes con sentido de solidaridad social, cuidamos y valoramos el agua, debemos condenar con airadas pero categóricas posiciones, estos propósitos, o mejor, despropósitos de quienes han sido elegidos por voluntad del pueblo en busca de una ejemplar representación en el ente donde se hacer las leyes.  

Por fortuna los congresistas que demuestran ser de la nueva época, y valoran un recurso vital como el agua, se sobrepusieron  y desenmascararon un llamado MICO que llevaba camuflado (como simpre) el proyecto sobre reforma a la ley de regalías. Felicitaciones por ese acto de soberanía e independencia política,  porque   fueron superiores a los intereses de quienes no miden las funestas consecuencias que traerá para el futuro del país y en especial de la población, una explotación de reservas fósiles para aumentar la oferta energética nacional, mediante sistemas malsanos como el Fracking, que para hablar en castellano, no es más que un sistema para fracturar de manera hidráulica la corteza terrestre rocosa del subsuelo para extraer de forma no convencional petróleo y gas.

Pero, el sistema Fracking, no solo es una amenaza a la estabilidad de los niveles del agua, sino los graves riesgos y amenaza de contaminación hídrica, que producen los mortíferos y peligrosos químicos que utiliza esa técnica para obligar al petróleo y gas a salir hacia la superficie luego de la fracturación de rocas.


Y es que el hecho de que el estado colombiano sea el dueño del subsuelo, como lo consagra la Constitución, (art. 332) no le da derecho a los congresistas ni al mismo gobierno, pretender arruinar otros recursos más valiosos como el agua y un ambiente sano, libre de tóxicos.

La población colombiana se pregunta, el por qué, el gobierno y el Congreso de la república en cambio de seguir insistiendo en buscar energía de las fuentes fósiles, no invierten en aumentar la oferta energética mediante otras fuentes de las que gozamos en abundancia por ser un país sobre la línea equinoccial en plena zona Tórrida, como el sol y los vientos para producir energía limpia de cualquier contaminación.

Y finalmente los colombianos debemos estar de plácemes porque fracasó una parte del Congreso de la república  que intentaba una vez más imponer el sistema Fracking para explotar yacimientos de hidrocarburos, gracias a una parte progresista de congresistas que logró el entierro del llamado mico que tenía el proyecto de reforma a la ley de regalías.
bersoa@hotmail.com

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