Por: Bernardo Socha Acosta
Los integrantes de la Minga
indígena del Cauca que acabaron de realizar una marcha hasta Bogotá pidiéndole
al gobierno atención a sus necesidades, les dieron una gran lección a los
colombianos.
El comportamiento, el orden,
la solidaridad, la higiene, el respeto, la limpieza y, no se qué otro adjetivo
sumarles, nos dejó perplejos y con satisfacción de colombianos, ante el mundo.
La Minga indígena le enseñó a
niños, bachilleres, universitarios, trabajadores y empleados, cómo se realiza
una manifestación de rechazo contra un sistema y cómo con el ejemplo y acciones cívicas se
piden las cosas. Fue una demostración de
la mayor cultura, que hoy quizás el presidente de la república está avergonzado
de no haber dialogado con ellos en la plaza de Bolívar de Bogotá, hasta donde ellos llegaron con esa
ilusión e interés de ser atendidos. Pero regresaron desilusionados, porque fueron
de nuevo ignorados por el jefe del
estado.
Hacía largos años que no se
realizaba una nutrida marcha y manifestación pública con el orden, donde los vándalos
devastadores de la tranquilidad social no tuvieron cabida, porque donde se
hubieran infiltrado para cometer desafueros, habrían sido cogidos y castigados conforme el régimen de esas comunidades… que
al parecer nos llevan millones de kilómetros en civismo y respeto por los
demás.
Foto: Tomada de TicoVisión |
Pero, en resumen, la Minga
indígena le dejó muchas enseñanzas a los colombianos, especialmente al gobierno
y a quienes a menudo organizan marchas, para que no sigamos siendo cómplices de
la maldad, el crimen, el vandalismo y el hurto.
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