Por: Bernardo Socha Acosta
La transición energética en cualquier país del mundo donde la tradición, han sido los combustibles fósiles (petróleo, gas y carbón) que han sostenido la mayor parte de las economías, no puede hacerse precipitadamente en el paso de un gobierno, como parece pretenderlo algunos que ocupan importantes cargos en la administración nacional, sin medir las consecuencias de lo que genera un cambio brusco.
Y ese paso, de las energías contaminantes, para llegar a utilizar las energías renovables o limpias, debe hacerse no solo de una manera mesurada, sino contando antes con un programa calendario bien planeado para que no se atropellen los intereses de los más débiles o sea de las familias trabajadoras que podrían eventualmente ser las más afectadas.
Por ejemplo, pretender de un tajo acabar con la exploración de pozos de petróleo, gas y carbón, sin antes prever cómo se va a asegurar principalmente el funcionamiento del parque automotor de carga y pasajeros, y de muchas industrias, es un grave riesgo. Y, también de los vehículos particulares muchos de los cuales son parte de la fuerza laboral y del trabajo de miles de personas que a través de este medio sostienen a sus familias.
Foto de la web Celco |
En este proceso de la tan necesaria transición energética, si se quiere prolongar la vida del PLANETA, se hace urgente desarrollar muchos trabajo con inteligencia, tanto de los gobiernos como del sector privado, pero, de una forma técnica y con planeación para que finalmente no seamos sorprendidos conque el remedio resultó peor que la enfermedad.
Este proceso lo entiende la mayor parte de la población que tiene bien concebido, qué le está ocurriendo al planeta con el calentamiento global, que está derritiendo las reservas de hielo de los glaciares y se están subiendo los niveles de los mares, con la amenaza de sepultar ciudades costeras. Pero el calentamiento global no es solo la extinción del hielo. Las amenazas son mucho más graves de lo que muchos pensamos, porque el calentamiento global incidirá directamente con la producción de alimentos en los campos, unas veces por el invierno y las inundaciones, y otras por los intensos veranos que impiden el crecimiento de las plantas y el resecamiento de ríos y quebradas. Entonces, sí es urgente la transición energética, pero con moderación para no causar peores desastres en la población.
Y, es de felicitar a los dirigentes sindicales que tienen que ver con el renglón de los hidrocarburos, porque tiene una clara filosofía de lo que debe ser la transición energética, pero sin riesgos para el país. Que se haga, pero con una inteligente planeación.
bersoa@hotmail.com
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