Se acabaron los espacios públicos de distracción y diversión

Por Bernardo Socha Acosta

Definitivamente tienen razón quienes han y están protestando por abrirle la compuerta a los consumidores de drogas alucinógenas.

Lo que hizo el Ministerio de Justicia y del Derecho al expedir el Decreto 2114 del 2023, que deroga el procedimiento previsto para imposición de multas fijado en el Decreto 1844 del 2018, para el porte de dosis personal de droga, no tiene pies ni cabeza y es una decisión descabellada que borra con las extremidades inferiores lo bueno que se ha logrado hacer en el gobierno.

Dicen algunos férreos críticos que, por primera vez están de acuerdo con la posición agresiva del expresidente Andrés Pastrana, porque es que no hay derecho a tanta ingenuidad, que solo va en detrimento de la juventud y de la población en general.

Con esta decisión el gobierno de Gustavo Petro está enterrando toda la credibilidad y si no reacciona esos más de 11 millones de votantes que lo llevaron al primer cargo, abandonarán definitivamente las huestes por falta de garantías. Todos sabemos que la drogadicción es el peor CÁNCER que ha imbuido a la humanidad, especialmente a miles de jóvenes y hasta viejos sin carácter.

Cualquier padre de familia siente pesar ver a diario deambular por las calles a muchos jóvenes desgraciados por la droga. Y si se le abre la puerta para que lo hagan, serán millones que muy pronto tendremos en la peor desventura maldita y por causa del diabólico decreto 2114 del 2023 que expidió el actual gobierno.

La posición en contra de esta medida, es generalizada, y no se sabe a qué pretexto acudió el Ministro de justicia para tomar tamaña decisión y de paso arruinar al gobierno, no se sabe con qué intención Maquiavélica, o presuntamente siguiéndole órdenes de este calibre a alguien interesado en torpedear lo bueno que se que haya logrado, decisión que no afecta solo al gobierno sino a todos los colombianos.

Foto de El Colombiano

Es lógico que nadie este de acuerdo con ese decreto (2114 del 2023) por los gravísimos daños que causará a la sociedad. Y nada tiene de raro -ya lo han advertido muchas fuentes- que ésta decisión, aumente la CRIMINALIDAD en los espacios públicos donde los drogadictos invadan los derechos de la comunidad.

No se equivocan quienes afirman que en Colombia se acabaron los espacios públicos de distracción y diversión porque ahora serán de los viciosos y toda clase de antisociales protegidos con la drogadicción.