Horacio
Serpa
Siendo
dos Países diferentes es claro que Colombia y Venezuela tienen intereses
comunes. No es solo su origen, su historia, su amistad de casi siempre. Es su
presente en las actividades diplomáticas, en la relación que existe entre la
gente de la zona fronteriza, en la necesidad de desarrollar conjuntamente obras
de desarrollo regional, en lo importante que es el movimiento de personas y el
intercambio comercial, en el mutuo y estratégico apoyo para que uno y otro se
unan en el propósito de superar debilidades y aprovechar fortalezas. El futuro,
desde luego, debe ser más hermanado y de mejores consecuencias.
Por
eso los colombianos celebramos que haya transcurrido sin mayores sobresaltos el
proceso electoral para elegir Presidente de la República. Desde luego que hubo
contradicciones y enfrentamientos políticos. Ocurre en todas partes y es algo
muy propio de las democracias. Se esperaban muy contundentes en la querida
República vecina, en la que por
circunstancias conocidas existe un ambiente de agudos distanciamientos entre
sectores sociales, empresariales, comunitarios y políticos. Pero en líneas
generales, de las elecciones venezolanas se puede decir que transcurrieron
normalmente.
La
oposición tuvo en la persona y la actuación política de Enrique Capriles una
digna representación. Escogido como candidato por las diferentes organizaciones
políticas desafectas al gobierno del Presidente Chávez, obró con diligencia,
inteligencia y coraje. Puso un punto alto en la discusión de la propuesta de
gobierno y fue un severo contradictor de la administración que esperaba
suceder. Dio la pelea democrática con insistencia y pundonor. Logró una enorme
votación y aun perdiendo alcanzó los más encomiables merecimientos y se
convirtió en una figura política de primer orden de cuyo arrojo y capacidad se
habla en todo el Continente.
El
Presidente Chávez también se lució en la contienda. En su estilo frontal le
puso la cara a los contradictores, a quienes en ocasiones fustigó con energía
defendiendo su proyecto revolucionario. No se sabe como, pero cuando muchos
esperaban ver a un candidato disminuido por la enfermedad, se sobrepuso a las
graves dolencias diagnosticadas y supo congregar a su alrededor importantes
sectores políticos y comunitarios que le dieron la victoria por cuarta vez
consecutiva.
Es
de esperarse que en Venezuela se mantenga la tranquilidad que distinguió las
horas poselectorales. El candidato opositor reconoció la integridad de la
organización electoral, aceptó el triunfo del Presidente Chávez y pidió
garantías para ejercer la oposición, a las que tiene derecho. Este, a su vez,
abandonó el criticado triunfalismo de otras épocas y en un lenguaje moderado
invitó a entendimientos que ojalá se den para el bien de toda la Nación. La
contradicción continuará pero ojalá en un ambiente de sana emulación
democrática.
Colombia
busca la paz y no se puede desconocer que el apoyo que brindará el Presidente
Chávez será determinante. En ese sentido y porque es de conveniencia vital para
los dos Países, deben fortalecerse sus relaciones diplomáticas, políticas y
comerciales. En Colombia todos debemos contribuir a ese empeño.
Bogotá
D.C., 10 de Octubre, 2012