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sábado, 16 de febrero de 2013

Tenían razón los Mayas

                                                Trafugario
Por: JOSE OSCAR FAJARDO
“Yo creo que sí tenían razón los Mayas pero lo que pasó fue que se equivocaron de fecha”, sentenció vehementemente un parasicólogo mentalista oriundo y graduado en el CEPEVAR (Centro para el Estudio de Vainas Raras) en el Manicomio más grande del mundo, con motivo de la abrupta llegada de un meteorito en algún sector lejano de los Montes Urales en la antigua Rusia.
Y qué coincidencia tan verraca porque ocurre el mismo día en que los científicos encargados de mirar el cielo esperaban el paso, a eso del medio día del último viernes, del asteroide 2012DA14, con el fin de observar y estudiar las consecuencias de su pasajera visita. Dijeron ellos mismos, de la que cayó, que se trató de una piedra metálica de unos tres o cuatro metros de diámetro aproximadamente, con un peso de unas 30 a 50 toneladas de las de nosotros.
Lo que yo estuve perorando con otros periodistas del manicomio, es que, hablando muy enserio esta vez y aprovechando de la ingenuidad de la gente del común, volvieron a revivir el cuento de que los Mayas sí tenían razón porque el mundo tiene que acabarse así se enverraquen los godos o los cachiporros o las segregaciones políticas de estos, que por ahora ya están preparándose y entrenando todas las triquiñuelas para las elecciones del año entrante. Estoy en la obligación de aclarar que eso de los asteroides es una cosa que ocurre en la tierra todos los días y sin sacarle punta. Lo que pasa es que el planeta Tierra es tan grande, que casi nadie se da cuenta de ello. Y que el 70% de esta belleza de paraíso está cubierto de agua y peor por ahí. Así es que no se asusten que esas no son cosas ni de dios ni del diablo sino simplemente leyes de la naturaleza, entiéndase “fuerza gravitaría”, descubierta por el matemático Isaac Newton, y que en el caso de nuestro planeta es de 9.8 metros /seg2. Un asteroide es demasiado peligroso cuando su diámetro es de un kilómetro en adelante. El último de ellos, del ranking de los peligrosos, cayó hace unos 65 millones de años y tenía, dicen, 10 km de diámetro aproximadamente. 
Entre otras pilatunas, no acabó sino con casi todos los seres vivientes de entonces, incluida la totalidad de los dinosaurios, y ocurrió por allá en el Terciario-cretácico, que evolutivamente fue un verdadero periodo de extinciones. Todo esto para que quede claro que se trata de fenómenos que no tienen nada que ver con las fantasías del fin del mundo sino que por el contrario, que son hechos elementalmente explicables por cualquier muchacho que haya leído teorías del universo en una zapatería barata. Porque lo que pasa es que, desgraciadamente de ello se aprovechan los abejorros con el fin de quitarle a los ingenuos e ignorantes la platica que tienen ahorrada para una eventual enfermedad, y en el peor de los casos lo del arriendo o lo del mercado del mes. A los fenómenos geofísicos como a los atmosféricos y otros de igual pelambre, no se les debe tener miedo sencillamente, quién va a concebirlo, sino conocer mucho de ellos para poder salir corriendo o saber tomar medidas para evitar daños catastróficos e incluso un aplastamiento.
Por ejemplo, no duerma encerrado herméticamente ni con tres chapas con doble llave porque si ocurre un terremoto, usted no tendrá tiempo de salir y salvar su vida. O si en un recipiente hay una sustancia y usted intuye inteligentemente que se trata de un sorbo de cianuro de hidrógeno, procure no probarlo con la lengua a ver si coincide con su hipótesis dado que puede resultarle supremamente oneroso.

miércoles, 13 de enero de 2010

El camuflaje constitucional



Por: Fernando Carrillo Florez

COMO HOY NADIE QUIERE SER DICtador pues eso ya no se usa, hay que disfrazarse de algo mejor presentado y para ello las constituciones son la coartada perfecta.

Sartori ha apuntado que por esa razón las dictaduras posmodernas son camufladas, que niegan serlo y fingen ser democracias a diferencia de las dictaduras fascistas, nazis y comunistas de hace varias décadas. Un disfraz constitucional se hace a la medida de las aspiraciones de cada uno; sea de centro, izquierda o derecha. En Europa, África, Asia o América Latina.

Esta segunda década del siglo comienza con fragilidades democráticas globales. Al punto que algunos se aventuran a sostener que comienza a desvanecerse la teoría de la universalización de la democracia por cuenta del fracaso de su exportación a países como Irak y Afganistán. Aun en la Europa del Este, veinte años después de la caída del muro y hoy de lleno en el corazón de la Unión Europea, comienza a reflejarse en las encuestas una especie de frustración con la experiencia democrática.

Los dictadores de antaño revocaban las constituciones sin reparo, las desconocían olímpicamente o las violaban de manera flagrante en nombre de los intereses de la mayoría. Según Sartori, hoy el dictador se infiltra gradualmente en las instituciones democráticas ya existentes y las vacía desde dentro; se desarrollan “Constituciones inconstitucionales” que eliminan por ejemplo las estructuras garantistas y se erigen Estados cuya Constitución acepta y autoriza un ejercicio concentrado e incontrolado del poder.

En América Latina subsistieron los denominados regímenes de la seguridad nacional suspendiendo las garantías constitucionales, aun bajo el amparo de poderes judiciales que seguían operando bajo anormales coordenadas de centralización del poder y de sometimiento del derecho a la fuerza. Tras tres décadas de la ola democratizadora, además de los desafíos sociales y económicos que enfrenta la agenda democrática es hora de examinar cuál es la senda constitucional que comienza a recorrerse en los últimos años.

Una especie de neopopulismo constitucional arropado en nostalgia autoritaria se ha venido apoderando del ejercicio del poder, personalizando la actividad política bajo un patrón cesarista. Dicha patología aparece normalmente acompañada de varios déficits republicanos como una inexistente capacidad de control entre los poderes, y la suplantación progresiva de las instituciones de la democracia representativa. Esto último en un escenario de tierra arrasada donde el sistema político juega sin Congreso, sin partidos y por ende sin oposición.

A la orden del día se encuentran democracias iliberales según Zakaria o defectivas de acuerdo con la expresión de Vallespín, que aunque facturan victorias en el campo de los procesos electorales, carecen de los controles auténticamente liberales que permiten una vigilancia estrecha y efectiva del poder político para garantizar los derechos y libertades ciudadanas.

Ahora más que nunca debe recordarse que el constitucionalismo es tal en la medida en que instituye poderes contrabalanceados, que se restringen y fiscalizan recíprocamente. Esa es la prueba de fuego determinante del sistema constitucional que se va a legar a las nuevas generaciones de ciudadanos.

*Las opiniones expresadas son del autor y no de la institución para la cual trabaja.
Fuente: Elespectador.com
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martes, 14 de abril de 2009

El que la hace, la paga


Fuente: elnuevosiglo.com Colombia, miércoles 15 de abril de 2009

HORACIO SERPA
________________________
La elección de Alberto Fujimori como Presidente del Perú fue un verdadero palo. Ni siquiera su contrincante y virtual ganador, el famoso Vargas Llosa, había considerado esa posibilidad. Cuando días antes de la fecha electoral Fujimori comenzó a figurar en las encuestas con una importante intención de voto, el escritor ni se había percatado de su existencia.

De ahí en adelante todo fue color de rosas para el nuevo Mandatario.
El pueblo lo rodeó con alegría y su lucha contra la guerrilla y el terrorismo fue acogida fervorosamente. Sendero Luminoso empezó a apagarse y sus máximos cabecillas fueron abatidos o encarcelados, entre ellos el denominado “Presidente Gonzalo”. Para lograr la pacificación apoyó sin vacilaciones las llamadas “rondas campesinas”, una especie de paramilitares que hacían “limpieza social” y apoyaban al gobierno con alborozo.

Fujimori rompió con el tradicionalismo político y abrió posibilidades a nuevas expresiones partidistas. Eliminó al Congreso de la República para instalar en las curules legislativas a sus seguidores y se enfrentó resueltamente a la Corte Suprema de Justicia, hasta que logró sustituirla. Con avasalladores procedimientos pudo ubicar en las responsabilidades más importantes del sector público a sus incondicionales. Su poder se hizo inmenso y nadie le ganaba en las encuestas de opinión.

Como su popularidad crecía cada día, hizo lo necesario para que se reformara la Constitución Nacional y poder aspirar a la reelección presidencial. Lo logró y el pueblo lo apoyó resueltamente, hasta el punto de ganar en primera vuelta. Reelegido, encontró la manera de interpretar a su favor una norma constitucional, para buscar por tercera vez la Presidencia. A pesar de que se dio en el país una gran discusión sobre la legalidad y la conveniencia de esta nueva aspiración, el pueblo lo eligió nuevamente. Todo indicaba que se perpetuaría en el poder.

Pero vino la destorcida. Se conocieron muchas equivocaciones en el mando, los errores gubernamentales fueron creciendo, se supo de arbitrariedades y de abusos, se descararon muchos de sus funcionarios corruptos, las quejas sobre violaciones a los derechos humanos trascendieron las fronteras peruanas, los opositores fueron perseguidos y gravadas sus conversaciones telefónicas y se descubrieron las perversidades de Montesinos, su fiel servidor en el servicio secreto, una especie de DAS de los peruanos.

Como el que la hace, la paga, Fujimori terminó escapándose de su País y renunciando a la Presidencia.

Hoy, el héroe de ayer está preso y acaba de ser condenado a 25 años de cárcel, convicto de abusos y de atropellos, de complicidades en asesinatos, de indeseables comportamientos. De santo en el cielo, pasó a ser villano en el infierno.

El poder público exige ponderación y respeto al ordenamiento jurídico.
En una democracia “el fin no justifica los medios”. La denominada “razón de Estado” no tiene cabida en un Estado de Derecho. Y es cierto que “el poder absoluto, corrompe absolutamente”. Fujimori en la cárcel, reo de violaciones y de abusos, es motivo de tranquilidad para
las democracias latinoamericanas.

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