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lunes, 27 de diciembre de 2021

En las urnas nos jugamos el destino

Mario González Vargas
En el umbral del debate electoral se constata que en Colombia la política ha perdido mucho de su esplendor y su capacidad de convocar y estimular debates que contribuyan a la superación de los inmensos retos que enfrentamos. Los prolegómenos en los meses recientes desnudan unos egos sin causa, incapaces de captar las aspiraciones ciudadanas, de comprender las dificultades que enfrentamos como sociedad y, por consiguiente, de inspirar credibilidad y optimismo en nuestro futuro inmediato.

La conformación de Coaliciones entre distintos precandidatos y la elaboración de listas al Congreso reflejan la pobre y equivocada lectura que hacen sus protagonistas de la situación del país y de las inquietudes y aspiraciones de los colombianos. A falta de visiones y programas, abundaron las zancadillas y rencillas personales que se materializaron en listas con mucha presencia de anodinos, cuando no de personajes persistentes en hálitos de corrupción. Desafortunado mensaje de desesperanza para una ciudadanía confrontada a un cúmulo de dificultades que la agobian y sin antecedentes para la mayoría de los colombianos.

Vivimos un cambio de época que afecta tanto las relaciones internacionales como las atinentes a la vida y comportamientos de los ciudadanos en sus ámbitos nacionales. Asistimos simultáneamente a una recomposición de fuerzas con potencias emergentes y a nuevos retos culturales y de civilización que desafían para bien o para mal la vida cotidiana de los seres humanos. El nuevo escenario orbital parece obedecer a una contienda entre civilizaciones con marcadas diferencias culturales, históricas, religiosas y étnicas difíciles de concertar en un escenario sin hegemonía prevalente. A su vez, en el mundo occidental, cada día más mestizado, se observa paradójicamente la irrupción de una cultura de la cancelación o ideología “woke”, que a través del racialismo, del feminismo y de concepciones no binarias de género, enfrenta a las etnias, confronta a los sexos y pretende borrar las particularidades de género, para supuestamente construir una sociedad de compartimentos estancos que aseguren una esquiva concordia social. Es la nueva utopía que no podrá construirse sin la estatización de todas las formas de vida y productividad. Es la más reciente concepción del Leviatán que hace carrera de la mano de la concepción progresista de la vida y de las sociedades y que se asemeja a los tiempos convulsos que acompañan las transiciones propias de las civilizaciones.

Los precandidatos conversan con sus egos y disfrutan de la apatía que despiertan, mientras el país confronta la violencia que no cesa y el terrorismo que renace, la corrupción que carcome todo progreso, el odio que asoma, la pandemia que lo acosa y la desilusión de ver comprometido el futuro. El desmerecimiento pretende convocar en ausencia de visiones de futuro. Todo ello atrae un desaliento cuyos estragos no merecemos. No se trata de impedir, sino de construir; no basta con derrotar a Petro, sino de levantar los pilares de una sociedad que responda a la creatividad que solo las libertades pueden prodigar. Por ello, en Colombia la América Latina se juega su puesto en la historia.

sábado, 18 de diciembre de 2021

Informes e intervenciones indebidas

Mario González Vargas
Las declaraciones de Michelle Bachelet, Alta Comisionada para los DDHH de Naciones Unidas, adhiriendo al candidato de la izquierda a la presidencia de Chile, no sólo viola las obligaciones de imparcialidad que le impone su cargo, sino que también dan cuenta de la desembozada intervención que caracteriza hoy a la burocracia de las organizaciones internacionales en asuntos que les son vedados y que se ha convertido en práctica impune y militante. El escenario político de cada país se ve interferido por los alcances de la globalización que convierte todo proceso electoral en campo de batalla entre un progresismo colectivista y un humanismo de libertades. En juego se hallan no solamente las aspiraciones propias de una nación, sino principalmente la imposición de unos postulados culturales que desafían la democracia. La exigencia del pensamiento de lo “políticamente correcto” es hoy el objetivo de quienes hacen tránsito del socialismo y comunismo de antaño a la tarea de deconstruir los fundamentos que inspiraron y permitieron el régimen de libertades. Plantean así un combate sin tregua posible, que se libra con distinta intensidad en todos los continentes, y que ha encontrado en las burocracias de los organismos internacionales sus mayores difusores y sus más intensos adalides.

En las Américas nos encontramos inmersos en ese debate que contagia los procesos electorales recién celebrados y por celebrarse. Las elecciones que tuvieron lugar recientemente en los Estados Unidos, Bolivia, Ecuador, Perú, Nicaragua, Honduras y en curso en Chile y Colombia, se vieron atrapadas en esa tensión, no escaparon a la fragmentación que ella favorece y padecen los efectos que les son propios. En Colombia, se están juntando todos los elementos de una tormenta perfecta. No solamente se activaron el Foro de Sao Paulo, el Grupo de Puebla, las fuerzas progresistas de los Estados Unidos, de la Unión Europea y la Internacional Socialista para imponer su visión de un régimen colectivista, sino que también se multiplicaron las amenazas a la seguridad nacional con la presencia en Venezuela de asesores militares y de inteligencia de Rusia, China, Turquía, Irán, aunados a la presencia de Hezbola, y complementados por las acciones de Cuba, conocidas de vieja data. Colombia se convirtió en la joya de la corona en las Américas para la prevalencia del progresismo, sin que nos hayamos percatado de los peligros que se ciernen sobre nuestra seguridad y nuestro futuro. Vivimos en un estado de plácida inocencia que nos impide evaluar con acierto los retos que nos esperan y hacer de ellos la prioridad en las decisiones electorales para enfrentarlos con contundencia e inteligencia. El informe de la oficina sobre el Paro Nacional en Colombia de la Alta Comisionada para los DDHH debe ser entendido como pieza principal de la intervención política indebida. Su lectura interpela la originalidad del informe encargado por Claudia López a Carlos Negret y devela la complicidad en los efectos que procura. Ni siquiera el manido recurso de camuflar como independientes a sus correligionarios esconde la connivencia y confabulación que los anima. Gobierno y precandidatos deben tomar atenta nota.

domingo, 12 de diciembre de 2021

Confusión de coaliciones políticas por la presidencia

Por Bernardo Socha Acosta
Algunos precandidatos presidenciales de las dos coaliciones diferentes a la del Pacto histórico están sumergidos en un mar de confusiones y contradicciones que ahondan aún más la desconfianza institucional que tienen los colombianos.

Parece que los resultados de las encuestas que se han venido revelando en materia de intención de voto y aceptación o rechazo que tienen los ciudadanos sobre los políticos aspirantes a la jefatura del estado y de los actuales gobernantes, ha generado el desconcierto y desorden mental que tienen algunos políticos que no anidan en sus corazones sino desazón, venganza y fruición contra sus contradictores por el primer cargo de la república. Ese es el reflejo que dejan durante los debates que realizan a través de medios de comunicación.

Lástima grande, que esos cuasi dirigentes de la política, no tengan otra herramienta diferente y mejor que el tan cacareado retrovisor para desahogarse de su estado depresivo, pero no esgrimen sino sandeces, y no dicen nada en favor del pueblo que espera propuestas novedosas frente a tanta desidia estatal.

Algunos precandidatos, especialmente, de la coalición de la experiencia parecen estar sumidos en el desespero y no hacen sino repetir y repetir, que van a defender la democracia, como si fuera un tema nuevo. Esa no es una promesa que le llame la atención a los ciudadanos del común.

Los ciudadanos necesitan propuestas novedosas, al menos que sirvan de reflexión y motivación, pero no frases de cajón que se vuelven monótonas y aburridas porque ninguno de los precandidatos seguramente y estamos convencidos, querrá tener un país en el que se le priven los derechos a los ciudadanos. Es que para alguien que ignorantemente en estas alturas de la vida quisiera llegar al primer cargo de la nación a imponer sus caprichos unilateralmente, sería utópico. Entonces menos palabrería compuesta con el discurso de la defensa de la democracia, porque en lo único que terminan es buscando la tiranía del más débil con los nuevos gravámenes impositivos.

 Y, es que con el cuento de la democracia es que se nos han perpetuado en el poder las castas políticas que han gobernado y usufructuado al país por muchos años con la concentración de la riqueza y que por esa causa lo han llevado al empobrecimiento del 70% o más de colombianos.

Esas y muchas más  razones han impulsado a muchos colombianos a buscar la alternativa de la violencia a través de las guerrillas, problemas que los gobiernos tratan de conjurar buscando las causas, no de fondo, sino a través de la pirámide invertida.  

En resumen, el consejo a los precandidatos, es presentar propuestas de soluciones a las graves necesidades que tiene la población, así muchas sean irreales, pero que también muchas pueden hacerse realidad con la voluntad política y la cooperación nacional y externa.

bersoa@hotmail.com

sábado, 11 de diciembre de 2021

Las transfiguraciones de Petro

Mario González Vargas
Las últimas encuestas traducen las ventajas de las que goza Gustavo Petro y que poco inquietan a sus relegados competidores. Mientras el candidato del Pacto Histórico acumula propuestas irrealizables, pero de buen recibo en una ciudadanía incrédula en las bondades de las instituciones, los demás aspirantes se engarzan en disputas de mecánica electoral que acentúan sus vanidades y también sus incapacidades para conectar con una ciudadanía inmersa en angustiosa incertidumbre sobre su futuro. No han entendido que no es hora para la mecánica hoy desfalleciente, sino momento para inspirar y convocar a un nuevo país.

Petro lo hace a su manera, a sabiendas de que sus fantasmagóricas iniciativas se verán realzadas por los contrarios dictámenes doctorales de sus opositores, que tienen más de rancio que credibilidad. Así, propuso terminar la exploración y producción de petróleo, decretar la rebaja de los arrendamientos, la compartición de las utilidades de las empresas con sus trabajadores, la impresión de billetes para distribuirlos entre todos los considerados en estado de pobreza. sin importar sus efectos sobre las cuentas nacionales, la inflación, la carestía de la vida y el bolsillo de todos, la inviabilidad de las empresas y el impacto brutal sobre el desempleo de los colombianos. Gracias a la distracción inexplicable de sus rivales avanza sin contención, unos posando de ángeles redentores, otros de sabios acumulando desaciertos y otro estigmatizado de paria para procurar relegarlo a la soledad, como lo acreditan las últimas mediciones de la intención de voto.

Usufructuario de la inseguridad que él mismo ha alentado, amplia sus propuestas a la noción de seguridad humana que incluye sus conceptos sobre el Estado Fuerte, la Fuerza Pública, el origen y distinción de la naturaleza de los delitos y la justicia transicional y reparativa. El delito debe caracterizarse por sus causas y no por sus elementos constitutivos. Distingue entre el delito que, supone, tiene como causa el hambre y el que denomina como el de la mafia de origen delincuencial, ambos entendidos en disímil grado como problemas sociales y no principalmente criminales. Propone una nueva JEP que despoje de su poder al delincuente a cambio de sanciones retributivas (impunidad) y amnistía, pero también reparativa para desmantelar las organizaciones criminales mediante compensaciones onerosas a los victimarios. Se conseguiría en un Estado Fuerte animado por un plebiscito diario entre ciudadanos y el Estado, en el que la Fuerza Pública obedecería a la voluntad ciudadana. Es en todos sus aspectos la versión actualizada del Estado Totalitario flanqueado con lo que llama una economía popular, y la Banca Pública.

Por último, acude a la transfiguración de su imagen, apropiándose descaradamente de la Revolución en marcha de López Pumarejo, del Populismo de Gaitán y de la búsqueda del Acuerdo sobre lo Fundamental de Álvaro Gómez, para engañar sobre la construcción de un país a su gusto, en el silencio de sus ciudadanos y la imposición de ese progresismo, hoy sutil disfraz de los nuevos sátrapas. Y mientras tanto, con excepción de Rodolfo, los demás ocupados en determinar el sexo de los ángeles.

miércoles, 8 de diciembre de 2021

Bandidos de cuello blanco felices con algunos congresistas

Por: Bernardo Socha Acosta
Un grupúsculo de congresistas demostró su perfil real de lo que son y piensan, al aprobar el paquete de normas contra el flagelo de la corrupción, pero al mismo tiempo, buscaron la forma de preparar el ambiente oscuro y propicio para felicitarle a los delincuentes de cuello blanco, hacer sus fechorías sin que la prensa pueda desenmascararlos ni decir nada.

Así es, ese grupúsculo politiquero introdujo un artículo que busca amedrentar a los periodistas para que no hagan investigación de sombríos actos administrativos tanto en lo público como en lo privado.

Y para quienes no tienen bien claro en qué consiste el tema, es necesario actualizarlos en la información y decirles que en el congreso de la república, se estudió y aprobó un proyecto de ley para enfrentar a los corruptos, pero lejos de este buen propósito,  en el texto de la iniciativa, le colgaron o se introdujo un llamado MICO, amenazando a los periodistas para que no investiguen, ni publiquen los actos ilícitos cuando se roban los dineros públicos, so pena de irse a la cárcel y ser castigados con millonarias multas.

Pero este despropósito de esos mínimos congresistas, no solo estaría lesionando a los periodistas, sino a todos los colombianos, porque al impedírsele a la prensa investigar y dar a conocer los robos de dineros públicos, al final serán los ciudadanos de bien que pagamos impuestos, quienes vamos a tapar los huecos fiscales de todo lo que los avivados bandidos se lleven.   

Qué triste espectáculo de esos llamados padres de la patria;  qué pesar de quienes en un mal momento confiaron en ellos para elegirlos al Congreso, tanto a la Cámara como al Senado,  para que ahora vociferen en contra de quienes los investigan porque se sienten intocables y omnipotentes, que en una dudosa actitud piden  castigos severos contra la prensa y sus periodistas que denuncien corrupción.

Este acto es el comienzo de una carrera similar a la de países donde las dictaduras se enseñorean y mantienen regímenes donde el pueblo ha tenido que salir huyendo no solo del hambre sino de la persecución asesina. Si este artículo prospera en esa ley, no estamos lejos de una dictadura donde comienza callando la prensa para luego seguir con el cierre de los medios de comunicación que desenmascaren a los corruptos.

Y saber que algunos de esos congresistas que hoy se ufanan diciendo que hay que sancionar a los periodistas que los investiguen por presunción de actos corruptos, hipócritamente han criticado a gobiernos de países suramericanas vecinos porque han cometido los mismos actos atentatorios contra los derechos fundamentales.

Y es que quienes metieron ese MICO al proyecto de ley, puede considerárseles cínicos, porque es que la corrupción se ejerce de distintas formas, como este caso donde se adulteró el proyecto  original con miras a evitar que los periodistas hagan investigaciones contra los defraudadores de los dineros tanto públicos como privados.

A esos congresistas que son contados, el pueblo los debe desconocer si es que tienen la desfachatez para volverse a presentar a elecciones, despues de semejante descaro ante la opinión nacional e internacional.

bersoa@hotmail.com

sábado, 4 de diciembre de 2021

El seudónimo contemporáneo de vacío

Mario González Vargas
El abundante despliegue mediático que acompaño al denominado conclave no alcanzó a ocultar el humo gris oscuro con el que se anunció su pobre resultado. Los acuerdos no respondieron a las expectativas que los medios de comunicación habían creado y presentado como el renacer de una esperanza que no hallaba sendero cierto ni objetivos claros. En doce horas de intensas discusiones únicamente lograron convenir en dos decisiones: recibir a Alejandro Gaviria, pero sin contar tras bambalinas con el apoyo del partido liberal; y acuñar su nueva denominación, coalición centro esperanza. Poca sustancia para quienes aspiran a transfigurarse en personeros únicos e insustituibles del cambio que demandan las instituciones y al que aspira el país.

En ejercicio de incontenible egolatría dibujaron de sí mismos unos retratos y perfiles engañosos que no resisten el más desprevenido escrutinio, y formularon unas consideraciones insustanciales, bajo el remedo de angelical pureza, que contrastan con las tensiones que los aquejan y permanecen sin resolución. Se consideran apóstoles del cambio porque no han tenido experiencia de gobierno, porque siendo opositores no son continuistas ni petristas, como si esos auto reconocimientos constituyeran un programa de gobierno. ¿Pueden, sin sonrojarse, olvidar que Humberto de la Calle prestó servicio en los más altos cargos en casi todos los gobiernos en las tres últimas décadas, u ocultar el clientelista reparto de mermelada del convocante al conclave, o eludir el consentimiento deparado por todos los gobiernos a los hoy voceros del Nuevo Liberalismo, o disimular que Alejandro Gaviria durante sus seis años de ministro de salud desbarajustó el sistema a él encomendado, o esconder que Fajardo fungió como alcalde de Medellín y gobernador de Antioquia con resultados hoy bajo escrutinio, o ignorar que el verde Amaya gobernó a Boyacá sin relevancia conocida, o que la senadora Lozano cogobierna en Bogotá con los resultados que padecemos? Todo ello constituye una tentativa de encubrimiento que no tiene vocación de prosperar. Su propósito de constituir gobierno de convergencia con las facciones que conforman ese centro de la esperanza también encarna una ilusión que luce imposible y terminará fallida, como lo presagia la mutua desconfianza que alimenta los disensos y desacuerdos que los aquejan hasta en lo relativo a la mecánica política. Corroídos por la ambición de estar en lo que conviene a cada cual para sustraerse de lo que juzgan inconveniente para cada uno, es virus sin antídoto que cobrará pronto varias víctimas, las que no lograrán cabida en las listas del Congreso del nuevo liberalismo, y tampoco el umbral, si logran confeccionar las propias bajo la batuta de la alcaldía de Bogotá confrontada a sus errores y al desastre que va a provocar en la vida de sus habitantes. No le bastará al nuevo liberalismo con ofrecer absoluciones por culpas clientelistas y de mala gobernanza para subsumir en su seno a todas las vertientes de la supuesta esperanza. Así lo indica el vocabulario que ya se le escuchó al senador Robledo. Habrá desesperanza en un centro que se ha convertido en el seudónimo contemporáneo de vacío.

miércoles, 1 de diciembre de 2021

Quejas por sanciones pedagógicas de la FOSCAL

Por: Bernardo Socha Acosta
Siempre he tenido una gran admiración y respeto por la FOSCAL, pero hoy interpretando el sentir de muchos afiliados de la Nueva EPS, que reciben la atención de este operador de salud y que sufren el rigor de las sanciones por la eventual falta de asistencia a una Cita médica, tengo que disentir y quiero hacer algunas reflexiones y observaciones. Eso está bien para ejercer una disciplina y además mantener buena atención, pero es que todas las faltas no son iguales y nadie sabe por qué causa o razón ocurrió una inasistencia.

En el reglamento de la Foscal se condena al paciente injustamente sin antes oírlo y  de conocer antecedentes o ver el historial. Y por esa causa, no está lejos, de que un paciente pierda la vida  sin recibir atención profesional, por causa de este trato  que podría calificarse de arbitrario y hasta abusivo, como es condenarlo a 72 horas para poder recibir la atención médica. Esta sanción pedagógica se convierte para muchos, en una condena de muerte.

Es que un pacientes que de acuerdo a su edad o gravedad de su estado de salud, está requiriendo el servicio, no por un guayabo como suele ocurrir muchas veces y por eso la necesidad de conocer su historial y oírlo.

Y aquí es el momento de decirle a los directivos de la FOSCAL que aprobaron ese reglamento, según ellos, basados en la Ley 1438 de 2011 que prohíbe las sanciones económicas, pero lo que están haciendo es más lesivo que cualquier otra medida, para algunos pacientes,  porque el tiempo que fijaron de castigo por no haber asistido a una cita, es demasiado largo y mientras tanto el paciente implicado podría perder la vida y ojalá que eso no ocurra porque tendrían un gravísimo problema.

Y, ojalá que estas reflexiones sean de beneficio para otros indefensos usuarios de la salud, y que ayuden a humanizar más las medidas que los operadores del servicio aplica de forma general, sin tener en cuenta muchos factores. bersoa@hotmail.com

lunes, 29 de noviembre de 2021

Contribuyentes y usuarios de energía no deben pagar sobrecostos

Por: Bernardo Socha Acosta.
La decisión de la Contraloría General de la República, de confirmar la sentencia de responsabilidad fiscal por el caso Hidroituango, contra algunos políticos exfuncionarios oficiales, y personas jurídicas, debe llenar de confianza y tranquilidad a los colombianos por tener un ente de control estatal que no le tiembla la mano ni le teme al qué dirán los poderosos y se atreve a denunciar un descalabro de recursos del tamaño de $4 BILLONES largos, que para desgracia de Colombia, tendrían o pagarían los contribuyentes del erario y los usuarios de la energía eléctrica.

La posición de la Contraloría es ejemplar y pedagógica para mostrarle a los que están pensando en lo lucrativo que resultan esos super-contratos  de mega-obras, que quienes la hacen la pagan, como dice el adagio o la comedia famosa: ‘’ No hay plazo, que no se cumpla, ni deuda que no se pague’’.

Ojalá que la decisión bien fundamentada de la Contraloría General, no resulte una falsa ilusión para los colombianos que esperan resultados y sanciones contra los responsables, porque podría llegar otro ente superior que diga que, en HidroItuango no está pasando nada y que esos 4.3 BILLONES de pesos confirmados como un daño fiscal, están bien fundamentados. Pueda ser que no ocurra esa extraña sorpresa.  

Es que para infortunio de nuestro país, nos tienen acostumbrados – y nadie dice nada- a que los billonarios desfalcos por sobrecostos y similares, por esa clase de contratos con destino a mega-obras, los pague el pueblo injustamente con la acción cómplice del  estado.

Sin anticiparnos a otros hechos, aquí si hay que reconocer que por fin llegó a la Contraloría General de la República de Colombia, (Felipe Córdoba Larrarte) una persona dotada de la responsabilidad y el sentido de pertenecía. Este contralor y sus colaboradores si saben para qué es ese ente de control estatal y por fortuna también nombro a funcionarios idóneos que conozcan de contabilidad y que no lleguen solo a calentar puestos y beber tinto, mientras otros más vivos hacen de las suyas con los dineros que tanto sacrificio le ha costado el pueblo pagarlos en impuestos, sobretasas, contribuciones y las tarifas de los servicios públicos.

Y decíamos que ojalá no nos ufanemos por los resultados de investigaciones fiscales hechas por los funcionarios de la Contraloría general y que al final quedemos con la desilusión, como ocurre cuando la policía demora muchos tiempo de investigación y seguimiento a peligrosas bandas de delincuentes responsables de asaltos, asesinatos, atracos, violaciones y otros delitos, y más se demoran las autoridades uniformadas en presentarlos a la justicia, que los delincuentes quedar libres, porque ese parece ser el karma negativo al que está condenado nuestro país, si no es que llega un gobierno y un congreso de la república que cumplan con sus obligaciones. bersoa@hotmail.com

domingo, 28 de noviembre de 2021

Cooperación en vez de intervención

Mario González Vargas
La presencia y activismo del secretario general de la ONU en Colombia, Antonio Guterres, expresidente de la internacional socialista, suscitó nuevamente el debate cada día más candente que sacude hoy al mundo, relativo a la coexistencia de la soberanía nacional con la que correspondería a las organizaciones internacionales. La primera se ejerce por el pueblo en estados con territorios definidos y reconocidos, mientras que la segunda resulta de una compartición que hacen los estados soberanos sobre temas que los atañen a todos, La soberanía nacional se funda en la existencia de un pueblo que la ejerce democráticamente y corresponde a la genuina expresión de su voluntad. La segunda es consecuencia de delegaciones precisas y de naturaleza limitada de los estados miembros. Paz, justicia, reconciliación y reparación por su naturaleza son inherentes a la soberanía nacional y competencia exclusiva de la voluntad popular, que entre nosotros resultaron vulneradas con el desconocimiento del plebiscito en el que la ciudadanía rechazó el acuerdo de paz sometido a su refrendación.

Por ello, las declaraciones del secretario Guterres traspasan los límites que le imponen el elemental respeto a la soberanía nacional. No le corresponde tildar de enemigos de la paz a quienes mayoritariamente rechazaron el acuerdo de la Habana (“El objetivo de la paz es evitar que haya enemigos en una sociedad, pero desafortunadamente hay enemigos de la paz”.}, ni erigirse en supremo censor de nuestras soberanas decisiones, ni muchos menos impartir bendiciones y aprobaciones que no le atañen, ni le son permitidas. Hubiese sido preferible encontrar en él mensajes de reconciliación, llamados al entendimiento, invitaciones a la mutua comprensión, disposición para facilitarlas y voluntad para promoverlas con todas las herramientas a su alcance. Inducido acaso por su preferencia ideológica y la parcialidad política resultante, profirió cantos de alabanza a los supuestos logros del acuerdo de paz, ocultando sus fracasos en seguridad, verdad, justicia, reparación y no repetición, que revictimiza a quienes padecieron la violencia y conforta a una gran parte de los victimarios con impunidad, representación política y olvido de sus crímenes y fechorías. Curiosa comprensión de la reconciliación, que solo puede alcanzarse con la mutua aceptación de una verdad que incluya la admisión de las propias culpas y la contrición sincera, sin las cuales no alcanzaremos la paz, el sosiego y el perdón que requiere nuestro futuro. La cooperación es la matriz que indujo a la creación de la ONU y a la de todos los organismos que cobraron vida después de la hecatombe de la segunda guerra mundial en el siglo pasado Ese debe ser el talante y la naturaleza de sus acciones, porque de ellos deriva su credibilidad y su aceptación. De su preservación depende la autoridad de su timonel que es fundamental para preservar la imparcialidad y reconocimiento de sus competencias y actuaciones y el mantenimiento de los consensos que se requieren para el cumplimiento de sus principios y finalidades. No hay espacio para intervencionismos que se tiñen de ideologías y en favorecimientos que las impulsen, como lo sugieren algunas inclinaciones hoy al parecer enraizadas en su burocracia.

domingo, 21 de noviembre de 2021

Qué le pasó a Intel con la revolución científica

Tomado de, The New York Time

La nueva revolución tecnológica tiene forma de chip


         Por Farhad Manjoo

   Es columnista de Opinión.

Intel, el gigante de fabricación de chips, reinó durante décadas como una de las compañías más avanzadas técnicamente de Silicon Valley.

El Times  Una selección semanal de historias en español que no encontrarás en ningún otro sitio, con eñes y acentos. Get it sent to your inbox.

Fue el cofundador de Intel, Gordon Moore, quien famosamente predijo que los chips de computadora se volverían cada vez más poderosos a niveles inimaginables. Y fueron los productos de Intel, la línea x86 de microprocesadores en el corazón de casi todas las computadoras personales, los que convirtieron la profecía de Moore en una “ley” aplicable de la tecnología. La promesa de que cada año los nuevos chips de Intel serían mucho más rápidos que sus viejos chips marcó el ritmo de los avances en toda la industria.

Sin embargo, en algún momento de la última década, Intel perdió el rumbo. Fue sorprendido por las nuevas tendencias —la utilidad cada vez mayor de los procesadores gráficos, la adopción generalizada de dispositivos móviles— y asediado por una serie de retrasos operativos humillantes. Pero ver qué empresa ha superado a Intel como el referente en materia de procesadores es aún más sorprendente. En reuniones con empleados a principios de este año, Pat Gelsinger, en ese momento director ejecutivo entrante de Intel, se mostró reacio incluso a pronunciar el nombre del enemigo. Según The Oregonian, Gelsinger se refirió burlonamente a la nueva empresa líder de chips como “una compañía de estilo de vida en Cupertino”.

Cupertino, California, por supuesto, es el lugar donde se ubica la sede de Apple, cuyo enfoque en el diseño, la estética y la funcionalidad a menudo la ha dejado vulnerable a la insinuación de Gelsinger de que sus productos son más artículos de moda que dispositivos competentes. No obstante, el mes pasado, Apple presentó nuevas computadoras portátiles fabricadas con base en sus propios procesadores diseñados a la medida, el M1 Pro y el M1 Max, que han logrado que esas burlas se vuelvan completamente absurdas. Seguir leyendo


sábado, 20 de noviembre de 2021

Medida obligatoria de la vacuna contra coronavirus


Por: Bernardo Socha Acosta
Resulta contradictorio que en medio de una pandemia como la del coronavirus, dentro de la cual (dada su gravedad) las autoridades desde los distintos rangos han dictado las medidas de control para tratar de cortar la velocidad del contagio, pero cuando los gobierno anunciaron la obligatoriedad de la vacuna contra covid, la Organización Mundial de la Salud –OMS- parece haber salido a ponerle palos a la rueda, como para tratar de obstaculizarlo.

O, seguramente no fue bien socializada la posición de la entidad frente a las medidas obligatorias de la vacuna.

Pero, para nadie es un secreto que cuando se trata de proteger la salud de la población de forma colectiva, y sobreponerse a una amenaza del tamaño mundial que representa el coronavirus, las medidas sanitarias están por encima de cualquier consideración y es incomprensible que la misma Organización Mundial de la Salud quiera como oponerse a que el grave contagio reduzca al máximo sus ataques con argumentos de segundo nivel, antes que apoyar  las medidas.

Si no estamos equivocados, ‘’el artículo 1° del Reglamento Sanitario Internacional considera emergencia de salud pública de importancia global, un evento extraordinario –como el caso del coronavirus- que constituye un riesgo para el bienestar general de otros Estados a causa de la propagación internacional de una enfermedad.’’  Entonces porqué la OMS no se une a estas medidas que son sanas y solo buscan protección para la población sin lesionar intereses económicos.

Y sin pretender parecernos a un ‘leguleyo’ y para el caso de nuestro país, si miramos la Carta que nos rige, en su 1° artículo dice que, Colombia  está fundamentada  en el respeto de la dignidad humana, en el trabajo y la solidaridad de las personas que integran la nación y en la prevalencia del interés general, y antes por el contrario.

Entonces lo afirmado involucra, poner la dignidad humana en el centro, como lo más importante, y sería entonces con las medidas que sean necesaria proteger a la población, antes que los intereses particulares.

Por fortuna y a buena hora cursa en  el Congreso de la república de Colombia, un proyecto de ley para tomar medidas al respecto y ojalá que los congresistas politiqueros (leguleyos) no se atraviesen  como siempre  para impedir el bien común, como es colaborar para que la vacunación covid sea una herramienta para sobrellevar la presencia del coronavirus que tanto daño le ha causado al mundo y mucho a Colombia.

bersoa@hotmail.com 

Plegaria por la democracia

Mario González Vargas
La política es un escenario de confrontación de ideologías, visiones y soluciones que son propias de las sociedades democráticas. En ellas, resulta posible y fructífera la diversidad de opiniones cuando apuntan más a la búsqueda de convergencias que a la simplificación del debate en dos extremos contrapuestos e irreconciliables. Esa ha sido siempre la fortaleza de la democracia y la razón de los avances, sociales, económicos, científicos y tecnológicos que se prodigan en su seno. Hoy, todo parece apuntar a su sustitución por una polarización que degrada el debate público. La radicalización resultante persigue convertir al oponente en enemigo y facilita hacer de la violencia herramienta legitima de controversia. Acude a exacerbar las emociones para entronizar el odio hacia el otro y servir mejor a su expansión contagiosa en todos los ámbitos de la sociedad así manipulada.

Esa parece ser la situación que confrontamos para los debates electorales del 2022. Los promotores de la violencia durante el denominado paro nacional y prohijada por sectores de oposición, que hoy se congregan en el pacto histórico, avanzan disimulando cada vez menos su naturaleza totalitaria, sus odios renovados y sus propósitos de eternizarse en el poder. Esa nueva prédica goza de solidaridades en medios de comunicación que le dispensan generosa difusión, y se hizo mayoritaria en la Justicia bajo el cobijo de su politización, que le ha restado independencia, imparcialidad y, por consiguiente, legitimidad. Ha sabido combinar la movilización preelectoral y las demagógicas promesas, desatinadas e incumplibles, pero sugestivas para una población en crisis, con la captura, simpatía o inmovilización de otros sectores políticos que, a falta de ideas en algunos, hace que compartan su odio hacia quienes luchan por mantener la democracia y sus libertades. Coaliciones, así se llamen de la esperanza o de la experiencia, no se han percatado que su instrumentación implicaría desesperanza para todos e inexperiencia costosa en materia política. Resulta difícil comprender y aceptar que hagan gala de tanta ingenuidad o de tan inmensa egolatría, para servir de acólitos de los nuevos ritos practicados en Cuba, Venezuela, Bolivia y Nicaragua. De esa manera, se suman a un coro, sin apariencia de semejanza y complicidad, para estigmatizar como extremistas a quienes procuran defender las libertades que dispensa el régimen democrático. Deben aprender a mirar a su izquierda para hallar el extremismo cultural, ideológico y político que sacude al continente que se infiltró entre nosotros con Enrique Santiago, hoy presidente del partido comunista español, y que tuvo eco en quienes son afectos al régimen cubano y son solidarios con Chávez y su legado. Causa tristeza que no perciban que las banderas de la democracia y sus libertades puedan terminar arriadas ante los pies de sátrapas contemporáneos. Es la hora de la unidad y del acuerdo sobre lo fundamental. El País clama por el perfeccionamiento de su democracia, no por su sustitución. El futuro de Colombia depende de la capacidad de articular una propuesta que convoque hacia el nuevo país. Los que pretenden dirigirla deben comprenderlo y ayudar a construirlo. Lo otro sería décadas de oscuridad.

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